El Cartel - Soy yo 7

‘Soy yo’ de El Cartel: cuando el reggaetón comenzó a hablar en colombiano

Hace 20 años, el reggaetón no era para todos los oídos. No lo fue entonces y no lo es ahora. Menos para quienes caminábamos un mundo enmarcado entre riffs distorsionados de guitarra y baterías que golpeaban con furia. Pero no se trata de gustos personales, sino de hechos, y la historia tiene caminos que, aunque no todos recorramos, no pueden ignorarse. Hace dos décadas, el reggaetón comenzaba a escribir sus primeras líneas en Colombia, y contrario a lo que muchos pensaban, no fue una moda pasajera.


Corría el año 2003 y en las calles de Puerto Rico el reggaetón ya se había convertido en un himno de barrio. Daddy Yankee, Don Omar y Tego Calderón estaban exportando el sonido de la isla al mundo. Sus letras, cargadas de historias de calle, fiestas y resistencia, empezaban a invadir emisoras y clubes nocturnos fuera del Caribe. Para 2004, la ola era incontenible: ‘Barrio Fino’ de Yankee explotaba con ‘Gasolina’, abriendo las puertas a una revolución musical.

En Colombia, la historia era otra. Las calles bogotanas tenían su propio ritmo, una mezcla entre el hip hop que llegaba desde Estados Unidos y los primeros intentos de música urbana local. Pero algo en el reggaetón resonó en la juventud de la capital. No era solo el perreo o las fiestas clandestinas. Era una generación de jóvenes que, como los punks de los setenta o los raperos neoyorquinos de los ochenta, buscaban su propia voz.


Fue en medio de ese despertar donde nacieron grupos como El Cartel, una de las primeras agrupaciones de reggaetón en Colombia. Eran tiempos en los que no existía una industria urbana consolidada en el país, donde grabar una canción era un reto que implicaba ingenio, autogestión y, sobre todo, convicción. En minitecas y eventos como las Reggaetón Party, los primeros adeptos del género se reunían para improvisar, bailar y demostrar que esta expresión musical tenía un lugar en la escena y estaba peleando por ello.

Mientras las grandes emisoras dudaban en abrirle espacio, la calle ya había decidido: el reggaetón no iba a pasar desapercibido. Y aunque para muchos era odioso y vacío, encontró una forma de llegarle a una juventud que, fiel a la esencia rebelde de su edad, necesitaba nuevos códigos y sonidos con los que identificarse. Lo que empezó como un movimiento marginal, hoy es una de las fuerzas más dominantes de la música global. Y esas primeras canciones, como ‘Soy yo’ de El Cartel, fueron el chispazo que encendió la mecha.


La canción no tenía la sofisticación de las grandes producciones de Puerto Rico, pero había algo en su crudeza que la hacía auténtica. ‘Soy yo’ conservaba la esencia DIY de una escena que aún estaba en construcción, con un beat marcado, sintetizadores simples y un ritmo que no se alejaba del dancehall que influenció el género. La producción, a cargo de Dj Jar, mantenía la energía de la calle, esa que se sentía en los primeros freestyle de los barrios del sur de Bogotá.


Pero lo que realmente destacaba era la historia que contaba. ‘Soy yo’ se alejaba del discurso agresivo que muchos asociaban al reggaetón en sus inicios. En lugar de exaltar la fiesta y el desenfreno, traía una narración de desamor y orgullo, una letra que, sin pretenderlo, calaba en quienes encontraban en el género un refugio emocional. El flow de los vocalistas era menos acelerado que el de los boricuas de la época, más pausado, con una cadencia que permitía sentir cada palabra. Era un reggaetón que, en su simpleza, se volvió testimonio de una época y de una generación que buscaba su propio lenguaje musical.


Escuchar ‘Soy yo’ veinte años después es recorrer los primeros pasos que dio el reggaetón en Colombia. Es revivir los beats saturados y la fusión con el rap que aún predominaba en el sonido urbano local. Dos décadas han pasado y el género ha evolucionado, algunos dirían que para bien, otros que afirmarán que ha perdido su esencia. Lo cierto es que, incluso para quienes no somos cercanos al reggaetón, es innegable que aquel espíritu de barrio, que se sentía en muchas de sus canciones, es difícil de encontrar en la industria actual.

Quizás, para el reggaetón, todo tiempo pasado fue mejor; quizás, en algunos años, podrá presumir que, como nosotros, también tuvo 20 años.

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *