«When mamma killed my brothers, I was forever lost in a hole»
‘MEDELLÍN’ (ANTONIO TRINCAO)
Por: Olugna
A los 13 años de edad descubrió que su virginidad tenía precio, y que su mamá sería la encargada de cuidar su himen hasta encontrar un comprador dispuesto a pagar por él. «De repente me vi en una habitación con un viejo gordo y agresivo que me hablaba en inglés. No le entendía nada. Me desnudó y me violó», así describió la joven nacida en Medellín sus primeros pasos hacia la desgracia. La periodista que escribió su historia para El Tiempo prefirió presentarla, simplemente, como Karen.
Delia nació y creció en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Para el 2020 tenía 55 años, ocho de los cuales los dedicó a la prostitución después de que en 2001 perdiera su empleo. En su relato, publicado por Infobae, afirma que «la vida después de la esquina es una vida de posguerra… Siento que soy una sobreviviente».
«No fue un mal día para Amanda. Tuvo dos clientes», escribió Luis Fernando Afanador en Una prostituta regresa a su casa después de trabajar. En el mismo párrafo, el autor explica que la protagonista de su crónica había recibido 100 mil pesos, de los cuales le habían quedado libres 60 mil. Habitante de un barrio de Soacha y madre de dos niños de tres y siete años para ese momento, le cuenta al periodista cómo empezó en este oficio desde los 14 cuando un guerrillero se fijó en ella con una turbia pretensión: «Se viene por las buenas, bien, normal, como la mujer de mi hijo». Publicada por Soho en 2014, esta historia es una cruenta radiografía de la cruda cotidianidad en las zonas de tolerancia de Bogotá y de las tragedias que esconden cada uno de sus rostros.

Tenía 19 años cuando Antonio Trincao conoció su historia. El artista, nacido en Portugal, conocería de la voz de la protagonista ―una chica anónima―, un relato atravesado por la tragedia que la condujo hacia los caminos turbios de la prostitución en Medellín. En palabras del músico, la adolescente «vio cómo su madre mataba a sus dos hermanos cuando era más joven y tuvo que escapar de casa para encontrar una nueva vida».
Karen, Delia, Amanda y la adolescente anónima que conversó con el cantante no se conocen entre sí. Sus edades y lugares de origen son distantes, pero comparten la tragedia de haberse visto rodeadas de precariedad, maltrato o violencia. Ellas cuatro son el retrato de millones de mujeres abrigadas ―o secuestradas― por la prostitución. Sus ciudades bien podrían ser cualquier urbe en cualquier rincón del planeta.

El mal llamado trabajo más antiguo de la humanidad, al final, es el rostro perdido de la dignidad subastada en algún callejón. No importa el lugar, la edad o las razones: la prostitución es una conversación compleja e incómoda que aún esquivamos ―o justificamos― como sociedad.
Presentada bajo el nombre de ‘Medellín’, la canción escrita por Antonio Trincao, se une a las denuncias que, desde el cine, la literatura, la música, entre otras artes, han buscado recoger las historias de millones de mujeres ―y hombres― que han hecho de la prostitución un rumbo ―muchas veces en contra de su voluntad― para escapar de tragedias aún mucho más oscuras.
«Mystery In the city of those who dared. Medellin, the fairy leaves you scared»
Las primeras líneas de ‘Medellín’ abren un telón que anticipa la crudeza que su lírica nos tiene preparada. Es una canción que surge como respuesta a una investigación que hizo Antonio en la Ciudad de la Eterna Primavera,en la que conversó con diferentes personas de la capital antioqueña, con el fin de encontrar en sus relatos el origen del porqué, la imagen de Pablo Escobar, después de tres décadas de su muerte, aún es venerada como un rock star afuera ―y adentro― de Colombia.
«Les mentiría si no me cautivara primero la idea de ir a Medellín por toda la controversia que esta ciudad ha generado en el mundo», señala el artista portugués en su sitio web, «¿qué está pasando allí, que crea ese ambiente para que alguien como Pablo se vuelva tan determinado, tenaz y despiadado para perseguir su visión a toda costa?», se preguntó.
La investigación que forma parte de un documental transmedia dirigido por Antonio Trincao, lo llevaría a encontrar respuestas que define como «variadas, ricas, conmovedoras y… controvertidas». No obstante, entre tantas historias que conoció, hubo un relato definitivo que serviría de inspiración a ‘Medellín’ y al que hace referencia directa en una de las líneas de la canción:
«When mamma killed my brothers, I was forever lost in a hole»
«Cuando mamá mató a mis hermanos, me perdí para siempre en un agujero»
«Una chica de 19 años atrapada en la prostitución, que vio cómo su madre mataba a sus dos hermanos cuando era más joven», agrega.
Bajo esta motivación nace una canción que recorre las atmósferas del indie rock y que es guiada por Antonio Trincao, que más que un narrador omnisciente, se proyecta como la voz de un documentalista que recogió la historia de la joven mujer, para construir un retrato trágico que no renuncia a encontrar un refugio, una salida, una esperanza.
«The prey tries to fly with misery in their bones. But I found hope in hidden souls»
En ‘Medellín’, los sintetizadores dibujan una atmósfera cinematográfica que nos prepara para un teaser de una película independiente, que busca rescatar a toda costa la fuerza de su protagonista para construir sobre la tragedia un nuevo relato. Así puede percibirse la canción inspirada en una ciudad colombiana que ha sido profanada ―como todo el territorio nacional― por la violencia, el narcotráfico y otros horrores, pero que ha sido golpeada con más fuerza por el estigma.
«Esta canción está dedicada a ella y a todas las almas atrapadas en esa vida». Finaliza.
Posdata: A finales del año pasado nos rasgábamos la ropa por ‘+57’, guiados más por el impacto mediático que por una preocupación genuina sobre la prostitución forzada y el turismo sexual. Hoy, un artista extranjero, nos pone de frente a una realidad de la que ninguna ciudad se encuentra a salvo y de la que no podemos hacernos los desentendidos.
Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.