‘Vité’ de Gaias Pendulum ingresó, «como Pedro por su casa», a una selecta camada de álbumes llamados a renovar el catálogo de metal creado en Colombia
Por: Joel Cruz
«A través de tus ojos pude ver tu alma
‘PARAÍSO’ (GAIAS PENDULUM)
y por tu sangre entré a tu corazón…
Sólo necesito la llave de tu alma y así poder entrar en ella,
mira mis ojos y ahora sígueme, no tengas miedo, cruza el umbral:
¿No te parece hermoso todo esto?
y todavía tu no has visto
todo aquello que para ti está prohibido…»

El tritono subraya la voluptuosidad del pecado en su halo irracional. Entre las cordilleras, la feromona agudiza la nariz y los tornasoles en la fragancia de los jazmines se contagian de hemoglobina color gótico violeta. En consecuencia, el apetito hace al sabio ponerse de rodillas, como sus parientes lo hicieron antes de que las oraciones de arrepentimiento fueran sus látigos de evangelio.
Según lo previsto, esta «domesticación» falló; hoy está tan cerca de la diafanidad mesiánica, como el sol de Plutón. En contraste, su faena de premio y castigo es amiga con derechos de ‘La Venus de las pieles’, donde captor y cautivo entienden la nobleza de sus vocaciones.
Volviendo a su categoría indomable, el recién converso a Fenrir desatiende la pulcritud celeste para hacer lo que le plazca. La fe de la fiera es su codicia de dopamina y la lobreguez del firmamento sobre su cráneo se tropieza con la eufonía de lo pérfido, pero apasionado. Aunque reside en las comarcas donde León de Greiff y Rafael Pombo se han aprendido con disciplina tipo catecismo de domingo, son los influjos de la nieve septentrional los requeridos para demandar que este declive humano posea una musicalización honrosa.
Es agradable pensar que en julio del año 2000 y poco después de que ‘Memento’ de Christopher Nolan empezara a causar estragos sobre el juicio de los desdichados que alabaron sus casi 120 minutos de proyección, ‘Vité’ de Gaias Pendulum ingresó, «como Pedro por su casa», a una selecta camada de álbumes llamados a renovar el catálogo de metal creado en Colombia, tanto en su arquitectura sonora como en su cuidadoso lenguaje lírico.

«Su sudor era tan fresco como la brisa marina, el sebo de sus cabellos, tan dulce como el aceite de nuez, su sexo olía como un ramo de nenúfares, su piel, como la flor de albaricoque… Y la combinación de estos elementos producía un perfume tan rico, tan equilibrado, tan fascinante, que todo cuanto Grenouille había olido hasta entonces en perfumes, todos los edificios odoríferos que había creado en su imaginación, se le antojaron de repente una mera insensatez».
PATRICK SÜSKIND/ ‘EL PERFUME’
Desde que el equilibrio de la Tierra se ha sembrado en la inconsciencia silvestre de la ralea humana, su superficie también padece de aflicciones adyacentes a cambios drásticos. Nebulosas que nacen como destellos tenues; aunque al aumentar su densidad, se enquistan en su savia y detonan cataclismos imparables. Corteza o tejido animal, cuando su nervio más ingenuo se ha hundido en lo vulnerable, la luz de la madrugada guía sus convulsiones y enceguece sus titubeos, llevándose por delante toda semilla generosa.
Prole bastarda de la Tierra: prole engendrada por su clemencia y seres vueltos a su seno tras ser reos de la pudrición. Cedemos a la cólera y la sevicia para que un regocijo de corto plazo nos lleve por los vericuetos de la furia. Tanto nos parecemos, que su útero expía sus males cuando nosotros seguimos adeudando más lunares a nuestra lumbre ya extinta.
Hace un cuarto de siglo, un Año del Dragón chino emergía del magma para mostrarnos otro Johannes Gutenberg con otra prensa de imprenta revolucionaria. Las buenas voluntades nos prometieron una secuela del Siglo de las Luces; En el distrito del Fruto Prohibido, unas modernas Torres de Babel respiraban el orgullo de un cielo terso. Hincado ante la culpa, juez y recluso de sus actos contradictorios, la mentira humana se volvió la única verdad. Aun así, el debut profesional de Gaias Pendulum es fuente histórica de la época; relator de confusiones desde versos y prosas profanas.
«Las flores se oxidan,
‘LÁGRIMAS DE ARENA’ (GAIAS PENDULUM)
mi piel se mimetiza,
eres fabricante
de toda la vida;
me hundes entre el polen,
me fundes entre el aire que tu emanas ahora…
Veo el cielo y la tierra desde un grano de arena,
soy el fuego,
soy el mar,
soy el trueno en tu llorar,
soy la larga secuencia del fin…»
Veinticinco años de ‘Vité’ y la agrupación de Medellín ha sustentado en esta y tres entregas más, una transformación completa de su noción hacia lo gótico, enunciado penoso de sostener y a la fecha, prostituido por el comercio discográfico, en tono boccaccesco. Tanto la ambivalencia como la dualidad son enigmas que el grupo se pone en la tarea de esclarecer en este álbum; pero que logran desde una reconstrucción integral (desde prácticamente cero) en ‘Scarlet Visions’ (2004), ‘Nebula’ (2010) y ‘Arhat’ (2020), obra que destaca por su apertura a los cambios y así mismo, por enaltecer los vínculos que lo enlazan con sus predecesores. El rechazo a la nostalgia, a quedarse atrapado en un almanaque de recuerdos, es una actitud de valientes.

La saga Violet Gothic de Gaias Pendulum comenzó antes de finalizar el siglo XX; ayudando eso sí, a abrir las puertas de la vanguardia metalera y liderar las tendencias alternativas en su momento cumbre.
Antes y ahora, el grupo nunca ha bajado la guardia al potenciar las posibilidades creativas que poseen las voces masculinas, guitarras y teclados de sus grabaciones. Con todo, y sin poder escoger un sólo track de ‘Vité’ en su clásico CD azul (tan azul que recuerda al ‘Azul’ de Rubén Darío), es poético evocar la calidez sensual en la voz de Susana Correa, invitada en el disco y que explaya su talento en sus aportes para ‘The Astral Eye of Desdemona’, ‘Butterfly’ o ‘Lágrimas de arena’.
«Sonidos epidérmicos, todos ellos escupen
‘THE ASTRAL EYE OF DESDEMONA’ (GAIAS PENDULUM)
a mi torrente desesperado,
a mi cáliz viviente,
sin permitir que el silencio
escape de mi voz
ni del dolor interior.
Y cierro los ojos y escucho tus susurros
Y cierro los ojos y escucho tus susurros
Diciendo… no creas lo que siente.
Cuando el dolor habla
no creas lo que ves,
cuando tus ojos son sangre
solo dame tu vida, dame tu mente,
dame tu corazón, y vuela para siempre…»

Sobre Joel Cruz
Su relación con el rock y la prensa independiente le ha permitido mirar la vida desde una atmósfera poética. Gracias a ella, los azares de la noche, el ladrido de un perro callejero, una copa de vino tinto y hasta un paquete de papas fritas tienen un lado B más interesante. Ha colaborado con sus reseñas y opiniones para medios alternativos de alta importancia en Colombia.