«Estoy muriendo por vos. Mi vacío desgarra en silencio, reclamas volver a ocupar tu lugar»
‘MURIENDO POR VOS’ (INSÓMNICA)
Por: Olugna
Cada aleteo lo regresaba al mismo rincón. Su vida, comprimida en menos de dos horas por la pluma desquiciada de Eric Bress y J. Mackye Gruber, nunca dejó de ser esa prisión donde el destino se regodeaba en la herida supurante de su protagonista. Evan Treborn siempre estuvo encerrado. El sótano de los Miller, los pasillos del colegio, el dormitorio de la fraternidad, la celda de la prisión y el cuarto acolchado del hospital psiquiátrico fueron un mismo lugar que habitó como niño, adolescente o adulto.
«Vuelvo al mismo lugar, no puedo olvidar» es el aleteo sonoro que se repite cuatro veces en ‘Muriendo por vos’, la canción que nos entrega una agrupación nacida en Tunja bajo un nombre que, sin necesidad de explicarse, es el retrato de una prisión: Insómnica. Trastorno, sentencia o metáfora, es un estado donde no hay reposo, donde la mente insiste en permanecer despierta y el recuerdo es una vigilia interminable.
―Nuestra música busca reflejar dualidades humanas: amor vs dolor, depresión vs ganas de vivir, rendirse vs luchar por los sueños, nostalgia vs esperanza―, nos explican sus integrantes.

Evan Treborn siempre estuvo en soledad. Sus recuerdos ―heridas y anhelos― se las ingeniaron para recordarle que Kayleigh Miller nunca fue y nunca sería su historia. El efecto mariposa nos mostró que siempre estaremos condenados a esos aleteos que nos devuelven al instante en el que intentamos cambiar las cosas. Ashton Kutcher y Amy Smart supieron encarnar la angustia que llega con el dolor, la ausencia y la imposibilidad del amor.
‘Muriendo por vos’, a su manera ―entre sintetizadores y sonoridades pop/rock―, nos devuelve a esa sensación que todos conocemos cuando el amor se transforma en herida: la impotencia de olvidar aquello que nos marcó. Aunque los integrantes de Insómnica no mencionen a El efecto mariposa como inspiración, la lírica de la canción, la atmósfera de angustia que se eleva con los teclados y la voz de Lamena, su frontwoman, acompañada por coros que acentúan la crudeza con la que fue escrita, me llevaron a las mismas sensaciones que dejó la película. La portada, precisamente, fue ese aleteo de conexión.

El número siete ―resultado de los puntos en la ficha de dominó que la mujer sostiene en su mano derecha― se enfrenta a la mariposa azul que descansa en la otra. Entre ambos símbolos se traza la paradoja de lo frágil que puede alterarlo todo. El destino, reducido a un juego de azar, nos devuelve la imagen de un Evan atormentado, apostándolo todo por amor, una y otra vez.
―Es un tema… ideal para escuchar cuando el silencio y la calma hacen más evidentes los recuerdos y las emociones―, afirma Insómnica.

La impotencia del protagonista ―uno de los personajes más exigentes en la carrera de Ashton Kutcher― se refleja en la lírica de ‘Muriendo por vos’: «Mi estrategia fue callar la herida / no fue un remedio eficaz». La desesperación, en la banda conformada por Lamena, Betty, Favarez, Juancho y Walter, se convierte en una súplica insistente: «¡Déjame con mi soledad! ¡Déjame con mi soledad!». En la pantalla, como en la canción, la herida nunca se cierra y el pasado se niega a ser borrado. La memoria, para Evan y para cualquiera de nosotros, es una prisión de muros asfixiantes.
―También en esos instantes de desvelo, cuando regresan los pensamientos sobre alguien imposible de olvidar―, agrega.
Musicalmente, ‘Muriendo por vos’ acompaña la sensación que nos plantea Insómnica. Es una canción que se desplaza entre el pop y el rock alternativo con tintes electrónicos, un sonido que combina la calidez de guitarras melódicas y teclados atmosféricos con la fuerza de una batería que incorpora acentos sutiles del bambuco.
En El efecto mariposa, la única salida para Evan es el sacrificio: renunciar a Kayleigh, incluso borrar su propia presencia en su vida, con tal de romper el ciclo de tragedias. La crudeza de ese desenlace nos recuerda que amar también significa soltar. En ‘Muriendo por vos’, la condena no es resuelta. Sin embargo, Insómnica quiere que permanezcamos expectantes, porque apenas es el primero de ocho capítulos que forman una misma historia que nos será contada paulatinamente en su segunda placa.
«El álbum tendrá un relato propio, una historia real que contar, y que, conectados entre sí, formarán una historia de amor, dolor y resiliencia emocional», señala su equipo de prensa.
Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador