E Multicolor 2025 (10)

E Multicolor y ‘Nada que nos sea difícil’: trazos existenciales que retratan y cuestionan la realidad


Por: Olugna


No sabemos por qué quiso robarse un pollo. Hambre, hastío, simple rebeldía o repudio a trabajar, el perro antropomorfizado que fue exhibido en blanco y negro en los cines de la década de los 30 fue uno de los tantos retratos de la ciudad que entregó el séptimo arte antes de que lo hiciera la televisión. Del doglike character, protagonista del corto animado, no se supo el nombre. Era un canino anónimo y torpe, tan poco diestro como ladrón que terminó escondiéndose en un cementerio. Pésima idea para él, un festín de aventuras para los espectadores.

A falta de las palabras, fue el jazz el que recreó, a través de coros macabros, la travesía del perro ladrón en el panteón y dio ritmo a la caricatura producida por Fleischer Studios en 1930. No fue pensado para niños. Su público eran los adultos, aquellos individuos que entregaron su tiempo, mano de obra y conocimiento a las grandes industrias.

Despupes de año del inicio de la Depresión de los 30, Swing You Sinners forma parte de esa colección de piezas animadas que se atrevieron a criticar el establecimiento y las dinámicas sociales desde los trazos y los acordes; obras musicales que, entre la comedia y la ópera moderna, sacudieron —o por lo menos lo intentaron— las férreas estructuras del conservadurismo y de las buenas formas. No lo hicieron con enfado ni con arengas proletarias. Lo hicieron vestidas de etiqueta. El corto de Fleischer Studio —y todos aquellos que otrora se produjeron— pasó de generación en generación y se instaló en la cultura pop de las grandes ciudades.


Al escuchar, una y otra vez, ‘Realmente no quiero trabajar para humanos’, la primera canción que destapamos de ‘Nada que nos sea difícil’, el nuevo disco de E Multicolor, evoca los trazos de los clásicos animados que supieron entretenernos después del colegio y los fines de semana. No es una evocación fruto de la casualidad: su ritmo armonioso, su tesitura musical, sus distintas voces y su teatralidad nos ponen de frente a una pantalla para que personajes antropomorfizados nos hablen de aquellas cosas que aprendimos a callar. Un buen comienzo para recorrer el disco que nos presenta el proyecto colombiano formado en 2010 por Nicolás Botero.


En cinco minutos, este primer bocado recorre atmósferas musicales que atraviesan el rock, pop, la ópera, el jazz, el swing y otras sonoridades. Es divertida, pero ante todo irónica. Esto hace de esta, una pieza interesante, irreverente y rebelde.

―Hay varias formas de pensar y varias ideas que pueden existir conceptualmente―, nos cuenta Nicolás.

De las 15 canciones que componen la placa que nos presenta E Multicolor, ‘Realmente no quiero trabajar para humanos’ es una de las más llamativas y diversas. La crítica, en apariencia sutil, puede provocar ceños fruncidos en algunos jefes: «Si les digo la verdad, en algún lugar en ese seso de primate, se ciega con su propia vanidad», abre uno de sus versos, para luego cerrar con un pensamiento que muchos hemos callado: «Ignorantes y arrogantes de raíz, mi deber es acatar su voluntad. ¿Pero es posible comprender su voluntad? ¡No es posible comprender su voluntad!».


Los trazos —los directos y los simbólicos—, podríamos arriesgarnos en afirmar, forman parte de la esencia de E Multicolor. En 2010, por ejemplo, a tres de sus canciones les creó piezas audiovisuales animadas. Ahora, en la portada de su tercer disco, recrea un collage urbano y cotidiano donde la ciudad se ve retratada desde sus personajes más comunes. En la mitad, por supuesto, encontramos a Nicolás de cabeza: un guiño a su rebeldía, a su intención de darle otro sentido a la vida.


Su creación musical también son trazos diversos que dibujan aspectos de realidad y retratan inquietudes existenciales. De ‘Realmente no quiero trabajar para humanos’ pasamos a ‘Acuérdame’, canción de lírica cruda que abraza las atmósferas profundas y electrónicas del postpunk. Este segundo trazo aborda lo político, lo espiritual y lo introspectivo.

«Acuérdame de cuánto debe durar la vida, de cuánta tierra ya está vendida y qué ley nunca se olvida».

No todo en ‘Acuérdame’ es reverberación y sonidos electrónicos. A lo largo de la canción, E Multicolor nos ubica en diferentes sonoridades. El postpunk, si bien es la columna vertebral, la guitarra acústica roba protagonismo en el intermedio, alcanzando a arañar de manera sutil las influencias del western rock.


Nuestro recorrido finaliza en las atmósferas melancólicas del blues con ‘No conocí al diablo (pero sí a un hombre malvado)’, canción introspectiva que también le apuesta a la teatralidad. La voz de Nicolás, en esta última pieza que destapamos, es histriónica e intensa. La lírica cruda —sello fundamental en el disco— se percibe con mayor fuerza: «No conocí al diablo, pero sí a un hombre malvado que me arruinó y me despojó de todo lo que he atesorado».

En este trazo, E Multicolor nos propone el monólogo de un hombre decepcionado de sí mismo que, frente al espejo, contempla el rostro del diablo: su propio demonio.


En el tercer disco del artista colombiano, entre lo introspectivo y lo colectivo, 15 canciones nos entregaron un trozo de existencia y un fragmento de ciudad. Entre la teatralidad y la ironía, ‘Nada que nos sea difícil’, al igual que los clásicos animados, nos entretuvo y nos cuestionó.


Sobre Olugna

Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador

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