«I tell you to enjoy life, I wish I could. But it’s too late»
Por: Olugna
Su cuerpo, con los años, fue quedándose atrás. Aun así, el vertiginoso paso del rock ‘n’ roll permaneció con él, aunque sus piernas ya no respondieran igual. Así lo vimos en su despedida, sacudiendo sus extremidades como si el título de Príncipe de las Tinieblas fuese suficiente para vencer a la fuerza implacable de una naturaleza odiosa y mordaz que es capaz de vencer a la vida, pero que sucumbe ante la grandeza de un legado.
Su última canción fue, para muchos de nosotros, la apertura a una dimensión oscura que retrataba la vida desde su rostro más visceral y funesto; pero, por ello mismo, más humano. ‘Paranoid’ fue uno de los refugios que el metal nos ofreció para escapar de la realidad, huir de los ruidos de la adolescencia y escondernos de la muerte cuando sentíamos que la depresión tenía un lado romántico que nos seducía.
«Vuélvanse locos» fueron sus palabras antes de interpretarla en el cierre de Back to the Beginning: una epifanía que nos entregó como un último obsequio que millones de personas recibimos a través de una fría transferencia de datos. Ozzy Osbourne, con ‘Paranoid’, nos dijo adiós a su manera: sacudiéndonos. Diciéndonos que disfrutemos la vida, aunque para él ya fuera tarde.
«I tell you to enjoy life, I wish I could. But it’s too late»
La muerte tuvo la cortesía de dejar que se despidiera, que nos dijera adiós desde la ciudad que vio nacer al heavy metal bajo la insignia de Black Sabbath.
Birmingham puede sentirse orgullosa: sobre su suelo el rock aprendió a sonar más pesado y en su Estadio Villa Park, Ozzy Osbourne interpretó su última canción.
Somos la generación que verá morir a los ídolos con los que crecimos. Un honor que duele.