Los Inconformes - Pura Adrenalina 2

Los Inconformes ‘Pura Adrenalina’: un día más viviendo el sueño


Por: Olugna


Todos, de alguna manera, hemos soñado que subimos corriendo las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia mientras, empapados por el sudor, alzamos los brazos; todos hemos sido Rocky Balboa. Todos hemos sido el jugador que levanta en sus brazos el Trofeo de la Copa Mundial de la FIFA; todos hemos sido Zinedine Zidane. Todos hemos caminado de un lado en camerinos, esperando nuestro turno de pisar la tarima del gran estadio escuchando cómo el público grita nuestro nombre en una sola voz; todos hemos sido Toots Hibbert.

Quisiera pensar que todos, en algún momento, hemos sido los protagonistas de ese documental que recreamos en nuestros silencios en blanco y negro; ese montaje hecho de vestigios, de las huellas que dejamos desde el día en que decidimos perseguir con hambre un sueño que parecía imposible, pero que —al menos en nuestra mente— ya se revela como una imagen que confirma que valió la pena. Sin embargo, más allá de esos imaginarios que nos conmueven, la realidad es que son pocos los que se atreven a arriesgarlo todo por un sueño y menos aun los que llegan a tocarlo.

Aun así, cada persona que se ha aferrado a un sueño podría contarnos su propio recorrido. Si escucháramos de cerca esos pasos, veríamos que no los sostiene la certeza de un triunfo, sino la incertidumbre del hambre, el amor, la pasión y el sudor que cargaron en cada intento. La victoria, al final, es lo que menos importa. En Latinoamérica lo sabemos bien: la inconformidad ha sido el impulso y la rebeldía, la adrenalina que nos empuja a enfrentarnos al miedo.

Los inconformes en el continente somos multitud y no debemos esforzarnos para encontrar alicientes para nuestra terquedad. Es y ha sido una larga historia. En Puerto Rico, a mediados de los 90, un grupo de pelados viene haciendo ruido ska bajo ese nombre. Con más de tres décadas encima, sus pasos han dejado huella en la isla y se han regado por Latinoamérica, igual que lo hicieron el ska, el hard rock, el reggae, el rap, el punk y el hardcore; las influencias que han marcado su camino y que no les han permitido quedarse en un solo género.


«En la música, así como en la vida, no hay que limitarse. Hay que atreverse a explorar. Es parte de la evolución», dijeron sus integrantes a Rolling Stone cuando presentaron ‘Pura Adrenalina’.

El video del nuevo sencillo de Los Inconformes registra ese instante que todos hemos imaginado: el momento previo. Acercamientos lentos a los instrumentos, cables y equipos, junto a primeros planos en cámara lenta de manos y rostros, construyen una atmósfera que les pertenece. Es backstage, pero podría ser la antesala de cualquier oficio en el que nos jugamos la vida en un solo intento: escribir, correr una final, subir al escenario. Es un paneo a un día más, pero no uno cualquiera.


Si bien toda película de espíritu combativo termina en un plano que promete victoria, casi nunca nos cuenta lo que viene después. Pero todos lo sabemos: alcanzar el sueño es apenas la mitad; lo realmente difícil es sostenerse. No es fácil, ni lo será. La letra de ‘Pura Adrenalina’ se sostiene sobre esa premisa. Habla de volver al mismo lugar, de cargar el mismo peso, de vivir ese gran día que se repite sin volverse rutina.


Los artistas en el continente saben bien de esto. Mostrarse inconformes no es un lema, es el pulso que sostiene a quienes insisten, resisten y vuelven a empezar, incluso cuando no hay recompensa a la vista. El ska lo ha entendido desde siempre: entre la alegría del ritmo y los pasos de skanking late una rebeldía que recuerda que vale la pena apostar para que ese gran día no sea un día cualquiera, sino uno de tantos viviendo el sueño.


Sobre Olugna

Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.

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