«¿Qué decir… cuando la culpa recae sobre el oprimido y no sobre el que oprime?»
(Tauramena, Casanare, Colombia)
Por, Edward Alejandro Vargas Perilla
¿Qué decir cuando ya se ha dicho tanto? ¿Qué esperar cuando el futuro que sonríe con asco y cinismo a la vuelta de la esquina es tan incierto? Es imposible saber qué decir. Es imposible y desgastante permanecer en la lucha interna e incesante de mantener la llama de la esperanza viva, es terriblemente desgastante y tortuoso vernos a todos y cada uno de los que hemos levantado la voz y el puño al aire, para luchar contra un gobierno corrupto e indolente, lleno de ratas y demás alimañas deleznables para las que las vidas de los ciudadanos de a pie, como tú que estás leyendo estas palabras y yo que trato de plasmarlas, haciendo de lado el asco y la frustración que me nubla la mente con oleadas indecibles de furia e impotencia. Valemos menos que las armas que día a día siguen comprando para los cerdos que se han hecho instrumentos de la opresión y la injusticia.
¿Qué decir cuando la desigualdad nos inunda y ahoga allá a donde quiera que miremos? Es imposible saber qué decir, cuando el hambre socava todas las fuerzas de un pueblo miserable que no tiene siquiera el “lujo” de comer tres veces al día ¿Qué decir… cuando la culpa recae sobre el oprimido y no sobre el que oprime? Es imposible encontrar palabras para contestar, cuando desde los medios de comunicación, hegemónicos y sin alma se muestra con completo descaro el apoyo a quienes con sus decisiones no hacen más que pisotear y matar, es imposible encontrar palabras para contestar, cuando con el descaro más miserable se culpa a quienes luchan por sus derechos masacrados, por todo lo malo que pasa en el país.
Es triste y desgastante, ver cómo unos cuantos oportunistas quieren tomar la vocería de una lucha que no han vivido y tratan las peticiones y bravura de nuestros jóvenes como un asunto baladí, como una carta más en la mano, para jugar con aquellos que rimbombantemente se hacen llamar negociadores y llegan esgrimiendo tecnicismos vacíos y promesas sin fondo o ánimo de ser cumplidas.
No sabemos qué decir cuando nos preguntan por Colombia y vemos a un país que en su momento fuera cafetero, gentil, próspero y echado pa´lante, convertido en una mierda para comidilla de nuestros hermanos latinos y demás pueblos alrededor del mundo, una ruina delirante que en cierta medida todos hemos ayudado a construir con nuestra indiferencia e ignorancia, y permitido que estalle ya en las manos del desgobierno de leguleyos y cretinos que jugando a ser gente que trabaja para la gente, simplemente se limitan a reír con sorna y mirar con desagrado por encima del hombro a ese mar de “revoltosos” y “desadaptados” que les impiden seguir jugando en su sainete escuelero mal montado. Es duro buscar palabras para hablar de la patria que recordamos y con la que soñamos, cuando son nuestros gobernantes los narcotraficantes más grandes, cuando son nuestros gobernantes los atorrantes más atorrantes, es duro, lo es.
Pero de todas estas desgracias que hicieron al fin arder al país con la fuerza del pueblo que se cansa de la humillación y el hambre, debemos aprender y sacar la fuerza y los argumentos para pelear hoy, pelear mañana… y seguir peleando el tiempo que haga falta; porque nada que valga la pena se ha logrado de un día para otro y sin sacrificar algo muy preciado a cambio.
Es triste ver que ese sacrificio, lo han hecho nuestros jóvenes, acribillados y desaparecidos; pero en la medida que es triste. Debemos honrarlo y reivindicar sus nombres y su sangre derramada por todas las vías del país, debemos llevarlo en nuestros corazones y dar a su alma el descanso de saber, que la lucha y la muerte no fueron en vano.
Es duro vivir en un país en el que ya no sabemos qué decir o qué pensar, pero no es imposible y debemos entender y recordar que: solo estando juntos, podremos vencer y ver un nuevo día en paz. Siempre hacia adelante, aunque tengamos miedo y la incertidumbre nos robe las palabras y el aliento…
Siempre hacia adelante, siempre hacia el lugar donde está la libertad, donde se respira paz y la dignidad mora.