«Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo»
Friedrich Hebbell
(Medellín, Antioquia, Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
Millones de cuerpos vivientes transitan por las calles –muchas veces– sin inmutarse por la realidad que se construye a su paso; millones de cuerpos impávidos –muchas veces– ante el dolor que se riega a su alrededor. Cada uno de estos, visto desde la filosofía o la religión, está compuesto por una sustancia etérea que permite pensar que más allá del mundo material hay un extenso universo que logra escapar a la definición científica y que desde la mitología ha adquirido diversos significados: el alma, misma que se refleja, según la sabiduría popular, a través de los ojos.
Más allá de las definiciones tácitas y por más que la ciencia pretenda definirlos desde la razón, cuerpo, alma y ojos, son atravesados por un concepto mucho más grande: la existencia, y permanecen conectados por una definición superior: la vida. Los tres, por su parte, han dado origen a las expresiones más bellas del arte.
Alma y cuerpo, para el dramaturgo alemán Friedrich Hebbell, por ejemplo, se unen a través de los ojos, esos órganos sensibles a la luz que permiten que la mente recree ese mundo exterior.
En Medellín, en 2011, la dilatación provocada por la contracción del iris ante la oscuridad, el alcohol, el sexo o las drogas, sirvió de fuente de inspiración para la formación de un concepto musical concebido como un cuerpo viviente, cuya alma, precisamente, termina siendo el encuentro de diferentes ritmos: Midriasis.
La agrupación fue concebida como un ser viviente en toda la extensión de su definición. La batería, por ejemplo, con sus pulsaciones, es la encargada de transmitir el ritmo a cada uno de los instrumentos, es el corazón que hace posible que todas las otras partes adquieran movimiento propio; la guitarra eléctrica, a su vez, es ese pulmón que permite que la melodía sea proyectada; mientras que la voz, dirige el funcionamiento de ese organismo llamado Midriasis, es el cerebro, el órgano central sobre el que recae toda actividad.
«Ver pero no tocar, tocar pero no sentir dolor de una psicología que deja mi vida fría y con sed de ti»
Midriasis
Como todo cuerpo viviente, Midriasis, ha estado expuesta a factores externos que han afectado alguna de sus partes; como muchas agrupaciones, ha estado sujeta a cambios en su nómina de músicos, razón por la cual, el violín eléctrico, instrumento que representaba el hígado, ha dado paso a un saxofón itinerante que se ha convertido en otro órgano esencial –aún sin definir– para el sonido de la agrupación.
Desde su identidad musical hasta la visión empresarial, corresponden a un concepto que, a través de una década de existencia, la banda ha dado cuenta de su madurez y ha dejado, también, una extensa huella en la que ha logrado posicionarse como un proyecto.
Con un concepto trascendental, Midriasis, encuentra en la fusión de sonidos un camino por el cual construye su identidad sonora, y en sus composiciones, a partir de sus historias, una forma de relatar su propia versión de las circunstancias propias de la existencia.
Entre El Ratón Pérez, canción con la que debutó Midriasis y que fue publicada hace siete años, hasta Clímax, lanzamiento que se será dado a conocer el próximo 8 de octubre, la agrupación ha transitado por un extenso camino que le ha permitido madurar en su sonido, al tiempo que consolida un proyecto empresarial con el cual también ha tenido la oportunidad de construir alianzas con diferentes emprendimientos de la ciudad de eterna primavera.
—En la pandemia no paramos. Nos unimos con esos artesanos locales para sacar una marca de tenis, que se hacen desde ceros—. Explica Juan David.
«El ratón Pérez se está riendo de mí porque los dientes que pongo bajo mi almohada llenan sus bolsillos»
El Ratón Pérez.
De esta manera, en vista del cese obligado de actividades en virtud de la pandemia, Midriasis, trabajando de la mano con zapateros, cortadores y otros actores, desarrolló su propia marca de tenis, gestión con la que dio un impulso a uno de los sectores más afectados por la crisis económica el año anterior.
Para Juan David, la identidad de Midriasis se extiende más allá del ámbito musical y se proyecta a través de sus letras, de sus presentaciones en vivo y en la preocupación constante por hacer de la agrupación una empresa sustentable sin perder la esencia que con la cual fue concebida.
Como todo cuerpo, Midriasis no es ajena a la complejidad de esa realidad que se desarrolla entre vivencias personales y circunstancias sociales que ha posicionado el discurso de los más fuertes sobre los intereses de los más desfavorecidos. Es por ello que sus composiciones, construidas a partir de metáforas, relatan historias que de manera simbólica, dan cuenta del compromiso de la agrupación con su entorno.
El amor, al igual que para cualquier ser viviente, también ocupa un lugar importante para Midriasis, que fiel a su esencia, relata a través de sus letras, historias cuyo mensaje es construido más allá de la literalidad de la expresión.
«Explotó una fiesta en el bar donde estábamos, y una leona quería invitarme a bailar, cuando miré a mi lado el parcero no estaba, estaba con una nena bailando en la oscuridad»
Historia de una noche
La vivencia acumulada en una década de trayectoria, ha significado para Midriasis un cúmulo de retos que han puesto a prueba la capacidad de sus integrantes para acompañar su talento con disciplina, compromiso, capacidad de adaptación, entre otras cualidades, a ese ser viviente que respira, sueña y se entrega a un público que bien podría definir otra parte esencial en un cuerpo humano: el oído.
Midriasis, en el marco de su décimo aniversario, presentará el próximo 8 de octubre en plataformas digitales su más reciente sencillo Clímax, composición en la que música y videoclip, narran una historia que rinde culto a ese deseo inherente al ser humano, que lo lleva a expresarse a través del erotismo.
Midriasis| Integrantes
- Voz, guitarra acústica, composición y arreglos: Juan David Uribe Silva
- Guitarra eléctrica, composición y arreglos: Edwar Salazar
- Batería: Cristian Carmona Duque
- Bajo, composición y arreglos: Juan Pablo Murillo
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