(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
Lejos de su tierra, observaría desde el exilio, el poder de un régimen dictatorial que habría de trazar un capítulo sangriento ―uno de tantos― en la historia del continente. No obstante, la distancia no significaría su desconexión con la realidad que por aquel entonces escribía a través de la tragedia oscuros relatos de desapariciones, torturas y asesinatos; noches de lápices y plazas cubiertas por los cuerpos de madres a las que les fueron arrebatados sus hijos.
Sus obras ―piezas artísticas construidas desde la escultura, la pintura o la escritura― hicieron de León Ferrari, el pionero del arte conceptual; ese que se enfrenta de manera simbólica, a través de sus diversas expresiones, a la tragedia social que corrompe gobiernos y somete sociedades; ese que hace de cualquier objeto un monumento a la memoria; ese que no pasa desapercibido para la historia.
Nacido en Buenos Aires el 3 de septiembre de 1920, León Ferrari hizo de su trabajo artístico un testimonio vivo que, aún después de su muerte, continúa exhibiéndose en galerías a nivel mundial, como la expuesta en Centro Georges Pompiduo en mayo pasado, como la huella de un artista que desarrolló su obra lejos de la academia, pero que se alimentó de esa realidad que emulaba a través de sus obras.
Inspirada en el legado del artista argentino, en la incoherencia de la guerra y en el mediocre sistema judicial de Colombia, Aire Como Plomo, presentó en el pasado 7 de septiembre, ‘Erase The One’, una canción vertiginosa que transmite, a partir de las posibilidades de hardcore y metal, la furia que provoca habitar en una sociedad en constante decadencia.
Dirigido y escrito por Rodrigo Torrijos en compañía de hermanos Ximénez, el video oficial de ‘Erase The One’, recorre momentos definitivos en la historia de Colombia y los recrea ―al igual que León Ferrari lo hizo en sus obras― gracias a la fuerza simbólica del arte conceptual y con la libertad que debería habitar en cualquier artista.
En un poco más de dos minutos, la canción presentada por la agrupación formada en Bogotá en 2007, es sacudida por el ritmo de una batería acelerada, distorsiones de guitarras y bajos, y por una voz gutural que se expresa a voluntad con la contundencia que debería expresarse esa parte de la sociedad que no contempla la realidad protegida por una burbuja, sino que ha sentido en carne propia la mezquindad del establecimiento.