«Ustedes no están preparados para esto, pero a sus hijos les encantará»
MARTY MCFLY (MICHAEL J. FOX) ‘VOLVER AL FUTURO I’
(Pereira, Risaralda, Colombia)
Por, Olugna
Era solo un adolescente de 13 años. En el televisor, una de las escenas emblemáticas del cine, la cultura geek y ―si es preciso―, también, del Rock ‘n’ Roll, pasaba ante sus ojos como una revelación que reafirmaba que iba por el camino correcto. La corta escena, recreada en el baile ‘El encantamiento bajo el mar’, realizado en el gimnasio de Hill Valley High School ―al igual que la generación que creció llevada de la mano por ‘Volver al Futuro’― se quedaría grabada en la memoria de Alejandro Vázquez Arango, quien llevaba un año tratando de aprender a tocar guitarra.
Alejandro quería ser como él protagonista, quería evocar el talento que exhibía Marty McFly. Deseaba ―fiel a la historia narrada en la canción interpretada por el icónico personaje― «tocar la guitarra como una campana». Si bien el amor por el Rock ‘n’ Roll, se despertó en Alejandro años atrás con ‘Come as You Are’, sería esa versión de ‘Jhonny B. Goode’, la encargada de empujarlo hacia las aguas poco tranquilas del rock.

―Fue en 1995, 10 años después de su estreno, cuando vi ‘Volver al Futuro’ por televisión nacional―, recuerda Alejandro.
Sin saberlo, 24 años después, el músico nacido en Pereira, inspirado por la paradoja ―concepto esencial de la saga― retratada bajo la dirección de Robert Zemeckis, motivado por el virtuosismo de McFly y tomando la contradicción ―componente intrínseco de la existencia― como premisa, decide dar comienzo a OXÍ, agrupación de rock alternativo influenciada por los sonidos de Soda Stereo, Caifanes, Héroes del Silencio, Nirvana, entre otras bandas representativas del género.
―Alejandro, luego de ver su película favorita, se percató de la contradicción en el nombre de la ciudad donde se desarrolla la cinta: Hill Valley―. Explica OXÍ y agrega―. ¿Cómo contemplar un valle en una colina?

Es, precisamente, el oxímoron que se desprende del nombre de la ciudad ficticia, el que daría nombre a la agrupación conformada por Alejandro en compañía de Carlos, Wilmar, Marco y Mateo. También, la que daría forma a su filosofía e identificaría a cada uno de sus integrantes; hombres que desarrollan su cotidianidad alejados de la música, pero que encuentra en OXÍ, un punto de encuentro en el que pueden entregarse al rock desde sus respectivos instrumentos y roles.
Un año después de su formación, OXÍ, mostraría el bocado inicial de su trabajo musical: ‘Calma!’, canción que aborda ―quizás― el opuesto más inquietante del ser humano: la inevitable conexión entre la vida y la muerte, retratada desde las posibilidades del rock en español, narrada a través de una letra metafórica y recreada en un video que se desenvuelve entre la subjetividad del simbolismo.
Analizada desde sus diversos lenguajes: musical, lírico y audiovisual, la composición, recoge la filosofía de OXÍ. Es una canción dedicada a la muerte, pero también a la vida cuando esta es entendida como el preludio de la primera. Al final, ya sea por destino, naturaleza alguna intervención divina, ambas son elementos inseparables de toda existencia.
‘Calma!’, el primer paso de la agrupación pereirana, abriría un camino que ha sido corto, pero que le ha permitido dejar a su paso, otras composiciones: ‘Edén’, ‘Presente’, ‘Soma’, ‘Instinto’, ‘Ilusión’ e ‘Inocencia’, canciones inspiradas en diferentes paradojas de la vida; pequeños retratos de una “Hill Valley” simbólica donde todo individuo es retado por sus propias ―y más íntimas― contradicciones.
Estas siete canciones han sido reunidas en ‘Inocencia’, primer larga duración de OXÍ, con el que busca exhibir su trabajo más allá de las fronteras de Risaralda y Colombia. Es un trabajo musical que reivindica las acciones desinteresadas; que escarba en la discordancia, aquellas manifestaciones que un ser humano deja enterradas, a medida que se enfrenta a su etapa adulta y recupera ―poco a poco― en su senectud.
Es una premisa viable. Quizás, toda manifestación humana, necesita de una fuerza contraria que la mantenga en equilibrio; quizás, el amor necesite del odio como la vida de la muerte; quizás, sea posible un valle, perdido en la cima de una colina.