«No vivas para ser, por temor, la presa de otros sueños. Se vive una vez para ser Eternamente libre»
‘MUERE LIBRE’ (KRAKEN)
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
Ha pasado un buen tiempo desde nuestra última conversación a finales de 2022. Está al otro lado del monitor. ‘ABC de la carrera musical’, libro que escribió con el fin de recoger su larga trayectoria en la industria del rock independiente, para traducirla en un derrotero que guie a las agrupaciones durante su proceso artístico, fue la excusa que propició este encuentro; sin embargo, el propósito de la entrevista ha cambiado. En los dos últimos años, ha atravesado por circunstancias extremas, que ―como un avión que ha perdido el control― la condujeron en picada ―a una velocidad vertiginosa―, hacia al vacío.
Es un diálogo amable que se desenvuelve con la naturalidad de las conversaciones casuales en una cafetería. Mis preguntas, parecen no incomodarla; todo lo contrario, cada una, abre una anécdota que da forma a ese retrato oscuro que la llevó a tomar una pausa y a permanecer en silencio, en medio de la tormenta que se desató a su alrededor. Aida Hodson, protagonista en la escena del rock colombiano, está preparada para escribir un nuevo capítulo en una historia que supera los 20 años dedicados a la gestión cultural.

―Fue una sumatoria de sucesos. La crisis comienza cuando no elaboramos los duelos, cuando queremos complacer a todo el mundo siempre diciendo que sí, así tú sepas que no―. Recuerda Aida Hodson.
Aida narra con detalle las circunstancias que, poco a poco, elaboraron el retrato de una crisis que hoy observa desde la reflexión. En sus palabras, hay espacio para la aceptación de sus errores; pero, también, para la reivindicación del trabajo que ha realizado a lo largo de dos décadas. En su historia, precisamente, encontraría una de las razones más fuertes ―sumadas al apoyo de su círculo cercano―, para retomar el rumbo del que se alejó temporalmente.

Dos años no serían suficientes para borrar de tajo dos décadas. Sin embargo, describe Aida, serían necesarios para suspender un ritmo acelerado, que trajo consigo reconocimiento y figuración, pero que ocultaba conflictos internos y emocionales que, al acumularse, buscaron la forma de detonar. Así sucedió el 24 de noviembre de 2022, cuando se debatió entre la vida y la muerte, frenando, de esta manera, su carrera desbocada.
―Mi cuerpo explotó y comenzó la depresión clínica. Veía más viable viajar a la luna, que estar en una clínica para salud mental. ―Explica Aida y agrega―. Uno se cree el cuento de la súper chica.
Fue un instante definitivo que no pasaría desapercibido, tampoco, para la escena que la había visto crecer; una tormenta que derrumbaría la imagen que había construido.
―Uno comete un error y las personas se creen con el derecho de criticarlo y señalarlo. Se olvidan de todo lo bueno y se enfocan en el error―, continúa.
No se equivoca en su afirmación. La crisis fue evidente y su ausencia, en una escena musical, compleja de interpretar y ávida de apoyo, suscitó una cadena de reacciones que no tardaron en extenderse a través de las redes sociales. No obstante, a lo largo de su trayectoria, Aida, también ha formado un círculo de amigos y colegas, que le manifestaron su empatía y apoyo.
―Lo valoré y me sorprendió ver mucha gente, que no sabía que me tenían en estima.

Alejada de los suyos, Aida, comenzaría el proceso para enfrentar las secuelas físicas de su quebranto de salud, e iniciaría, de forma paralela, las terapias para encarar la depresión clínica. En el silencio, también, tomó distancia de la pasión que ha sido una premisa fundamental en su vida y un bastión de su trayectoria profesional: el Rock ‘n’ Roll.
El silencio, sería ese espacio necesario de quietud y reflexión que traería calma a su vida; un compañero ―si se quiere incondicional―, que le permitiría aceptar que era momento de vaciar esa valija de diálogos sin resolver, aceptar sus errores, reivindicar sus logros y prepararse para un nuevo viaje. El arte, por su parte, le recordaría que seguía formando parte esencial de su vida.
―Fue bellísimo encontrar la creatividad y ese poder de unir los puntos. Ver cómo toda esa basura la reciclas y la conviertes en energía útil.
Casi un año después, el 15 de octubre, completaría sus procesos físicos y mentales. El silencio había terminado, la tormenta ya no estaba. Era el momento de regresar al ruedo de la escena del Rock ‘n’ Roll, esta vez, con otra perspectiva y bajo otras dinámicas, un tanto opuestas, a las que contribuyeron a la crisis.

―Aparecí de nuevo, contacté las bandas con las que tenía compromisos pendientes. Me llevé una grata sorpresa: de 20, 18 fueron súper respectivas.
Un mes más tarde, Subterránica, en su edición especial, Homenaje a Nación Rebelde, le entregaría un reconocimiento que reivindicaba su contribución al rock nacional. Aida, de esta manera, daba los primeros pasos de su regreso; sin embargo, el camino había comenzado meses atrás. Durante su proceso de recuperación, había empezado a escribir ‘ABC de la carrera musical’.

En los primeros meses del 2024, Aida, ha estado contactando, además, a otros gestores culturales con los que tiene compromisos pendientes; entre otros, a Rugidos Disidentes; también, ha retomado las asesorías con las agrupaciones. Su nombre, de nuevo, está en la escena musical, empezando a escribir los renglones de la segunda parte de una historia que comenzó a los 19 años, cuando organizó su primer evento de rock.
«¡Hijueputa!, hace ya casi 30 años. ¡Dios mío, qué bien!» Recuerda con emoción en una entrevista para Rugidos Disidentes, el 4 de abril de 2021.