Una Noche en Bogotá - Hacia Mí 5

Una Noche en Bogotá y ‘Hacía mí’: dos rostros de la soledad


Por: Olugna


La voz de Jorge Barón anuncia la presentación de una artista colombiana en el Show de las Estrellas. Es el comienzo de la historia. Al parecer, algo se activó en la mujer de aspecto desprolijo que observa la escena transmitida en pantalla. Se levanta, gira la perilla del televisor hacia el lado izquierdo y pone a sonar un vinilo en la tornamesa.

Es una mujer mayor. Su pelo desordenado, su vestido largo anaranjado y las facciones de su rostro dibujan el retrato de una mente golpeada por una crisis sin resolver. El sofá de color rojizo, la vieja lámpara que cuelga del techo y un elegante maniquí, construyen la escenografía precisa para el delirio que será recreado por la protagonista durante un poco más de tres minutos.

El universo, para ella, se transforma en el momento que la aguja hace contacto con el vinilo. Suena una canción que se convierte en el soundtrack que acompañará su trasegar entre dos estados. Por instantes es la mujer mayor invadida por un frenesí delirante en el que aparenta ser feliz; en otros, es la mujer sobria de pelo gris y rostro afligido que intenta vivir con su soledad.

El videoclip, inspirado en Sara Goldfarb —la viuda solitaria que anhelaba regresar a sus años felices en Réquiem por un sueño—, propone un viaje nostálgico entre dos mundos opuestos: el del éxtasis exagerado y el de la melancolía permanente.

―En el personaje interpretado por Ellen Burstyn, donde hace el papel de la mamá del protagonista y sufre un deterioro mental posterior a la muerte de su esposo―, explica Una Noche en Bogotá.

‘Hacia mí’ es el nombre de la canción. Su artífice, una agrupación rola que se presenta bajo un nombre bohemio, nostálgico y literario: Una noche en Bogotá. Su intención es la de retratar el arrepentimiento tardío de alguien que profanó el amor y desea regresar infructuosamente para intentarlo de nuevo.


Ambas piezas retratan historias diferentes. En el video, una mujer que no encuentra equilibrio entre dos estados opuestos; en la canción, el intento de remendar el pasado para escribir, sobre las heridas, la segunda parte de una relación. No obstante, hay algo que se desplaza entre las dos: la melancolía y el anhelo de regresar al tiempo donde hubo espacio para sonreír.

―Fue un reto encontrar una actriz adecuada para el video. Necesitábamos a una mujer que pudiera aparentar edad, pero también vitalidad y energía―, agrega la banda formada en 2022.


Esa melancolía, en ‘Hacía mí’, podría explicarse a través de la atmósfera recreada por el uso de sintetizadores que la aproxima al post-punk, y en la letra que nos cuenta la historia desde la versión de quien sufrió la afrenta y que debió realizar su proceso de sanación. Si bien, sus líneas no reflejan rencor, es una canción que reivindica la dignidad, que enaltece el orgullo que sobresale cuando somos capaces de levantar la cabeza.

Líneas como «escucharte hablar cada vez es más difícil, sin pensar que lo que dices es verdad» o «detente ya, no hay excusa que te puedas inventar. Ya todo me da igual» reafirma la intención que Una Noche en Bogotá quiere entregarnos en ‘Hacía mí’: sobre el tiempo ya escrito no hay nada más que anotar.


―Es una carta a esa persona que se fue diciéndole que su tiempo ya pasó y que no hay nada que pueda hacer para volver a empezar―, afirma la agrupación.

Al igual que los estados que atraviesan a la protagonista del videoclip, la canción no permanece atada a un solo sonido. En ‘Hacía mí’, el post-punk comparte protagonismo con el rock alternativo, el dreampop y el indie.

―Exploramos nuevos sonidos sobre todo en el bajo usando efectos como Chorus y Tremolo para darle un aspecto similar al de un sintetizador. ―Explican sus integrantes y continúan―. Incluimos guitarras atmosféricas y arreglos en cuerdas y sintetizadores.


Durante tres minutos Una Noche en Bogotá nos mostró dos formas de ver la soledad. Cada quien decidirá con cuál que se queda.


Sobre Olugna

Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador

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