‘Onírico’ plantea un recorrido emocional donde Bicicletas3000 explora la confusión contemporánea a través de pulsos psicodélicos y texturas electrónicas.
Bicicletas3000 presenta ‘Onírico’, un trabajo que profundiza en la pregunta por el futuro que no terminó de llegar y en la fragmentación emocional que atraviesa la vida contemporánea. La banda argentina explora aquí la aceleración que impacta los vínculos, las percepciones y la forma en que se habitan las experiencias cotidianas, proponiendo un lugar donde el movimiento y la introspección conviven. «Queremos convocar lo intangible. Traer eso que deseamos: calma y visión ante tanta confusión», afirma la agrupación.
El álbum acentúa el perfil psicodélico y raver que Bicicletas3000 ha venido construyendo. El grupo se mueve entre mantras de tono optimista, ritmos que sugieren tránsito constante y melodías sintetizadas que cruzan lo orgánico con lo artificial. Producido por DJ Richie Hell y Balam, el disco se despliega con una estética que dialoga con influencias como Hot Chip, Future Islands, LCD Soundsystem y Gorillaz, referencias presentes en los enfoques armónicos, las capas electrónicas y la estructura atmosférica de varias composiciones.
A diferencia de sus primeros trabajos, más vinculados al rock, la banda avanza aquí hacia una sensibilidad que entrelaza indietrónica y dub esotérico, línea que ya había explorado en 2024 con el mixtape ‘Está saliendo el sol’. En ese marco, ‘Onírico’ articula un recorrido emocional que se sostiene tanto en texturas electrónicas como en una escritura que observa la transformación interior.
Dentro del álbum, ‘Calma’ funciona como un punto de entrada donde el grupo aborda la necesidad de recuperar serenidad en medio del ruido cotidiano. El tema se sostiene en un pulso contenido y en arreglos que acompañan la idea de soltar ciertas cargas para encontrar claridad. Esa aproximación contrasta con ‘Kilo de Flash’, una pieza que examina el vaivén mental y el alivio que emerge del movimiento, articulada desde pulsos electrónicos marcados y una construcción rítmica que traduce tensiones internas.
‘Pasti’ incorpora escenas donde memoria y deseo se superponen como fragmentos desordenados. Sus grooves electrónicos y los sintetizadores de carácter cinematográfico generan un paisaje que fluctúa entre densidad y espacios abiertos, mientras el tema se pregunta por lo que permanece vibrando incluso cuando parece agotarse. Esa tensión aparece también en ‘Fugaz’, que aborda una despedida atravesada por la posibilidad de apertura emocional, un tránsito entre la extinción de un vínculo y la aparición de nuevas coordenadas afectivas.
En otro eje, ‘Corazón Roto’ revisa los desvíos de la intuición y la persistencia que se mantiene incluso cuando las expectativas fallan. La canción adopta una estética más sobria para observar el dolor como parte del proceso y no como un punto de quiebre definitivo. ‘Tensión’, por su parte, captura el instante en que una verdad personal se vuelve inaplazable; entre segmentaciones rítmicas y momentos más minimalistas, el tema acompaña la necesidad de recomponer el propio eje. ‘Trono’ cierra el álbum desde una perspectiva de liberación emocional, reconociendo la carga que pueden tener ciertas relaciones y la posibilidad de reconstruir un espacio propio después de la ruptura.