Nuadibú trazó una línea definitiva en la vida de José Daniel; significó, también, el nacimiento de Neema, proyecto panameño de rock indie.
(Panamá)
Por, Andrés Angulo Linares
Sus aguas, ubicadas en el imponente océano Atlántico, son el panteón de centenares historias que quedaron allí sumergidas, junto a los barcos que encontraron en Nouadhibou (Nuadibú), principal puerto marítimo de Mauritania, su último destino. Cada navío abandonado narra un fragmento de una época en la que la industria pesquera, poco a poco, desplazó con sus grandes buques a las viejas embarcaciones, hoy convertidas en fantasmas.
La huella de la esclavitud ha dejado una cicatriz en Mauritania, joven nación cuyos pobladores aún sufren las consecuencias de la segregación racial; sin embargo, también es heredera del coraje propio de las naciones africanas que han dado largas batallas para preservar su identidad cultural y alcanzar, con el paso del tiempo, su merecida independencia.
El arte ha sido el arma de los pobladores africanos, ha sido su refugio. A partir de él, ha narrado su propia versión de la historia, una alejada de la visión del vencedor y mucho más cercana a la realidad que ha teñido de sangre sus territorios.
En Mauritania, por ejemplo, la música, aunque no tan difundida internacionalmente como la de otras naciones africanas, ha visto el surgimiento de artistas como Ahmed Ould Zoubeïr, Youba Moktar, Dimi Mint Abba, entre otros hombres y mujeres, que han logrado cruzar fronteras con sus propuestas.
La música, para los mauritanos, no es una cuestión delimitada a unos ritmos o instrumentos específicos. Encierra el concepto de la vida misma, es la huella de su paso por el mundo, es el himno de un legado cultural que la violencia no ha podido borrar.
Visitar Nuadibú, es una experiencia que definitivamente se instalará por siempre en la memoria; desde el rastro fantasma de sus navíos, hasta la convivencia con su gente, trazará en el forastero un legado que difícilmente será capturado en un álbum fotográfico.
Es allí, sobre el puerto de Nuadibú, donde José Daniel, músico panameño que visitó Mauritania en 2014 con fines humanitarios, encontraría una conexión con sus sentidos. Fue allí donde nació escribió Yei, el primer arribo de una historia conformada por ocho partes que se convirtieron en el álbum debut de Neema, agrupación musical que conformó en compañía de su hermana y dos amigos más.
—Yei es el relato de un navegante que navega por historias de amores, desamores, momentos de suma tristeza y melancolía, hasta llegar a reflexionar en lo más profundo de su ser y que encuentra refugio las amistades que lo rodean —explica José Daniel en entrevista con Rugidos Disidentes.
José Daniel recibió en Nuadibú el apodo de ‘Neema’, término de origen árabe, uno de los idiomas oficiales de Mauritania, que significa “bendición y gracia”. Anécdota que se sumaría al cúmulo de aprendizajes que trajo para él su experiencia en el puerto.
Las influencias musicales de Neema, son diversas: del Bolero al jazz; del rap al rock; del progresivo al psicodélico, la identidad de la agrupación está permeada, también, por la visión del mundo que tiene cada uno de los músicos que la integran.
—Por lo menos, a mí me gusta mucho Spinetta; los boleros y Zoé; a Lito Lisbey, el guitarrista, le gusta mucho Radiohead, el Jazz y Kendrick Lamar; por el contrario, a Sary Cornejo, mi hermana, le gusta mucho Rush, Billie Eilish y Tame impala, música donde las líneas del bajo sobresalen; Josias Ocampo es más de Coldplay, y Queen.
Una narración requiere de, por lo menos, tres momentos para que la misma adquiera forma: un inicio, un nudo y un desenlace. En el caso del álbum debut de Neema, estos tres instantes están definidos en tres canciones: Yei –que además da el nombre del trabajo musical–, Candy y Predilecto.
—En Yei, contribuyó la playa y lo enamorado que estaba para escribirla, es ese grito de alegría que da el corazón al ver a la persona que amas. ¡Quieres todo con ella!; Candy refleja la pérdida y el sentimiento de querer recuperar lo que ya se acabó; Predilecto es eso que siempre se quiere decir en el momento de encarar a alguien y por lo general en ese momento pasan dos cosas: o no dices nada o lo dices todo —explica el músico.
La historia que desea narrar Neema en Yei, se complementa con los temas Tus Ojos, La Nave, Andrea, Algo Más y Para Dos.
África, continente exuberante, mágico y –tristemente– olvidado, trazó una línea definitiva en la vida de José Daniel; significó, también, el nacimiento de Neema, proyecto que lleva como legado la herencia de una experiencia de vida.
—Sentimental, irónica y reflexiva —responde José Daniel a la pregunta de cómo puede interpretarse la música de Neema.
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