(Mayagüez, Puerto Rico)
Por, Olugna
Me detengo en el nombre de la canción, en todo que se encierra en él; en sus múltiples significados y en su manera de conectar con las emociones internas. ‘Al Mar’, un funk sencillo que camina la playa en compañía del Rock ‘n’ Roll, a través de los colores de su sonido y de la sensibilidad de su letra, ofrece la posibilidad de acercarse a la mirada espontánea de aquellos que desarrollan su cotidianidad en territorios costeros; en esta ocasión, sobre el suelo de Mayagüez, uno de los pueblos más grandes de Puerto Rico.
‘Al Mar’, sencillo más reciente de Proyecto Mercurio, es un diálogo entre dos transeúntes furtivos que tropiezan en medio de la noche. Es una canción, cuya acción se desarrolla en el municipio, también, conocido como La Sultana del Oeste.
«Llega la noche y voy a andar, no sé qué me espere / Un par de tragos, para ahogar la pena que me duele».
―Es una invitación a superar el miedo al amor, a no tenerle miedo a lo que traerá una relación. Al final del día siempre se ganará algo, una bendición o una lección―, señala Proyecto Mercurio.
La historia plasmada por la agrupación, no me es ajena. La noche ―ya sea en Bogotá o Mayagüez― en un escape, más que tentador, a la rutina agitada que atraviesa el día; como tampoco me resulta esquiva la sensación de encontrar en la dispersión nocturna, un refugio a los golpes del amor; ni mucho menos, me es extraño su sonido, el rock ha sido ese caminante que hace de cualquier ciudad que visita, un hogar permanente; adaptándose a la forma de vivir de sus habitantes, combinándose con su idiosincrasia, vistiéndose ―por qué no― de sus colores.
Es por ello, que en la canción que presenta la agrupación conformada Eri Quiñónes, Waldemar Cruz, David Nieves, Christian Santiago y Noel Carreras; se percibe un aire boricua que desconozco, pero del que logro extraer su significado.
«Pa’ mi sorpresa, la chica con el beret, me sonríe mientras se mueve / Le dije: “tengo una idea, qué tal si nos vamos a janguear pa’ Maya un jueves”».
En el segundo tramo de la caminata guiada por Proyecto Mercurio en la canción que será incluida en su próxima placa discográfica, me encuentro con una voz que no pasa desapercibida, la de una joven artista boricua, Amanda Prieto. Es llamativa, seductora y se adapta al propósito que persigue la historia narrada en ‘Al Mar’.
―Amanda tiene una voz dulce, pero a la vez misteriosa. Nos recuerda mucho a Dolores O’Riordan de The Cranberries y a Fiona Apple―, agrega la agrupación.
Musicalmente, es una canción teñida por los colores cálidos de funk, que se combinan de manera natural con el rock y coquetea de manera sutil con el reggae. No hay duda, ‘Al Mar’, fue concebida bajo la atmósfera despejada del Caribe y su objetivo, no es otro, más allá de acercar al público ―propio y foráneo― a la magia que cubre los territorios que conviven alrededor de las costas.
Nacer a 2.600 metros me ha obsequiado la nostalgia que transmite la montaña, cuando sabemos percibirla y apreciarla desde la sensibilidad; pero, también, me ha privado de disfrutar del esplendor ―fascinante e inquietante― del océano. Quizás, no importe, mientras siempre encuentre una canción que me permita caminar la playa.
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