«Creo que sí, estás demente. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están»
Alicia en el País de las Maravillas
(Cali, Valle del Cauca, Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
En un televisor se proyectaba la imagen de un hombre que para aquel entonces –18 de noviembre de 1993– tenía 26 años. Vestía jean, camiseta y un suéter verde oliva, quien detrás de una guitarra, acompañado de otros cuatro músicos, interpretaba un tema emblemático de David Bowie: The Man Who Sold The World, sin saber que cinco meses más tarde su nombre pasaría a formar parte del Club de los 27, haciendo de su imagen una leyenda y de su música un legado.
Al frente del televisor, sin la consciencia para comprender la dimensión de lo que estaba observando, una caleña de siete años de edad, sin saberlo, presenciaba la grabación de uno de los momentos más nostálgicos del rock: el MTV Unplugged in New York. Frente a sus ojos, Kurt Donald Cobain, dejaba en ella una semilla que años más tarde habría de convertirse en una pasión por la que vive, respira y sueña.
—… Especialmente la parte del solo. No sé qué me llegó; pero desde allí sentí esa obsesión y ese amor que siento por la música—. Explica.
Nacida en la capital mundial de la salsa en la década de las noventa, Alice recuerda que desde siempre la música ha sido esa compañera que la ha visto crecer y que desde el 2012, bajo el nombre Alice Quint, a través de ella, también dibujaría un sueño.

Indescifrable, poco convencional y con la rebeldía propia que identifica a los espíritus libres, no logró identificarse con la formación musical desde un aula de clases; tampoco encontró un lugar definido en un género específico. Curiosa como Alice, prefirió hacer de la música ese Wonderland que podría recorrer a su antojo y sin ataduras.
Inquieta y ajena a cualquier autoridad, como el personaje que inmortalizó Lewis Carroll, Alice Quint, emprendería el camino del rock bajo el esquema de una agrupación musical: Smoking Alice. Con el tiempo, al igual que esa pequeña niña, la artista colombiana, decidiría abrirse espacio como solista en un movimiento liderado por hombres y en el que el papel de la mujer, muchas veces, ha sido relegado.
—Yo trato de no pensar en eso y no dejarme afectar, pero a veces se nota. En algunas ocasiones, cuando viene un ingeniero de sonido, por ejemplo, prefiere hablarle al batero o al bajista. Me gustaría ver más presencia femenina—. Agrega.
Con esa necesidad de buscar la libertad y con esa rebeldía que siempre ha estado con ella, Alice decidió explorar otras posibilidades musicales para darle rienda suelta a una creación musical que escapara a esas categorías –muchas veces odiosas– que pretenden enmarcar una obra dentro de un esquema convencional.
—No quiero atarme a un género, por eso me salí del esquema del rock. Para mí es importante experimentar. Si quiero hacer un bolero, poder hacerlo; si quiero hacer una canción de rock alternativo con bossanova, como lo es Loca, poder hacerlo.
«Tengo Miedo, tengo miedo del día de hoy. Le temo a las respuestas. Please don’t go, baby love (please)».
(Loca)
Películas, libros o diarios viejos; vivencias, sentimientos o pensamientos; la vida, en sí misma, es fuente de inspiración determinante para Alice Quint, una joven cuyas composiciones, ajenas a las fronteras del idioma, son escritas en inglés y en español.
Del rock indie al pop; del bossanova a los ritmos latinos, la música que crea Alice Quint, no se ajusta a un canon establecido. Así lo han comprendido, también, los periodistas que se han acercado a su obra, quienes la han descrito como inclasificable.

La contradicción y la paradoja, son componentes propios de la existencia misma. La vida, entendida como un escenario constante de sentimientos –muchas veces– distantes entre sí, es retratada por Alice Quint en Make The Change, su primer EP, cuyo concepto encierra la esencia que la compositora, guitarrista, fotógrafa y productora colombiana ha transmitido durante su trayectoria musical.
—Yo escribo en inglés y en español; en el EP hay letras tristes, hay letras que hablan de felicidad. Me encanta el grunge, pero también tengo lo latino.
A Shame, perteneciente a Make The Change, publicado en 2018 y cuyo video fue lanzado el pasado 4 de septiembre, es un tema que, a partir de la metáfora, retrata el choque de dos sentimientos. Su letra, expresa cómo la rendición da cuenta de un amor –quizás– nocivo, pero intenso.
Conservando esa esencia que la ha acompañado Alice Quint, A Shame, permite percibir diferentes atmosferas musicales, en esta ocasión, sostenidas en una base rockera con algunos matices traídos del pop.
Coherente con esa rebeldía que al igual que la música la ha seguido desde siempre, Alice Quint completa una trayectoria cercana a una década, en la que la libertad ha sido consigna y la curiosidad las puertas de la experimentación.
Su determinación, no solamente se limita a la composición o la interpretación de la guitarra, Alice Quint, comprometida con su proyecto, además, está detrás de la grabación de bajos, teclados, secuencias de baterías, arreglos y producción musical de su propio trabajo. A través de la fotografía, otra pasión que descubrió durante su carrera, ha logrado expresarse; también, a partir de la imagen, el video y el diseño de artes, ha demostrado que es una artista integral y una mujer capaz de asumir ambiciosos retos.
Conversar con Alice es descubrir un mundo rodeado por emociones y vivencias convertidas en arte; acercarse a su creación, permite interpretar la realidad desde diferentes perspectivas; conocer su historia, es visualizar a mujer que encontró en ese hombre que vestía jean, camiseta y un suéter verde oliva, una inspiración y en la música un reflejo de su identidad.
—La música lo es todo. Es mi mejor amiga, la que siempre está allí escuchándome, siguiéndome a través de las letras de las canciones de los artistas—. Finaliza.