Altars of Rebellion y ‘Complex Condition (Depression)’: la sombra que responde «Todo está bien»

Por: Olugna

«Todo está bien». Es la respuesta común, la más digerible y la más aceptada cuando nos preguntan cómo estamos. Es la máscara que nos mantiene a salvo de los juicios ajenos y es la llave hacia ese lugar oscuro que solemos habitar. Al final, no es problema de nadie más resolver nuestras inquietudes internas ni sentarse a conversar con demonios que no les pertenecen, pero que igualmente conocen porque, al igual que nosotros, también los han acechado, también los han encerrado.

Es la respuesta frecuente. No una, ni dos veces: es la más simple, la más efectiva para mantener a los demás a raya. También ha sido la que hemos usado muchos de nosotros para esconder la podredumbre que nos rodea en ese lugar oscuro que habitamos y del que deseamos escapar, pero cuya puerta se difumina entre aquello que llamamos «vida».

Nadie sabrá si esa respuesta es mentira o costumbre. Pero con el tiempo entendemos que «todo está bien» es la trinchera favorita de muchos. Una fórmula aprendida para no incomodar, para no tener que explicar el derrumbe en que se ha convertido una existencia, ni ese ahogo incesante en noches incómodas.

Solo el individuo que la dice ―y solo él― ve las sombras que lo rodean; son tan suyas como los gritos que escucha cada vez que toca la almohada. Su alma está rota y, perdido entre sus delirios, solo espera el momento preciso para escapar de su condición y soltar las cadenas de esa criatura que todos conocemos y que nadie desea: la depresión.

Y es que la depresión no ha estado ajena a las convulsiones internas de cada quien y ha sabido acecharnos de la mejor manera. A cada uno de nosotros nos conoce a profundidad y de eso se aprovecha para tomar la forma más adecuada y llevarnos hacia ese socavón de oscuridad, silencio y soledad.

Fernando, frontman de Altars of Rebellion, el artífice de esta pieza que combina el death metal técnico y el deathcore, ha recogido su propia historia para convertirla en una placa discográfica bautizada ‘Vértigo’, en la que diferentes patologías mentales son retratadas en las ocho canciones que formarán parte de ella. ‘Complex Condition (Depression)’ es la primera que conocemos.

Lejos de romantizar el sufrimiento, ‘Complex Condition (Depression)’ lo confronta sin adornos. Es una canción que no busca metáforas para embellecer el dolor, sino que lo enuncia con la frialdad de quien ha tocado fondo. La oscuridad aquí no es estética, es experiencia. Y aunque el sonido agresivo del death metal técnico pueda parecer, para algunos, un vehículo violento, en realidad funciona como un canal legítimo para desahogar lo que no se puede decir en voz baja.

Cada golpe de batería, cada gutural de Fernando, es una grieta más en esa coraza emocional que construimos para sobrevivir sin que nadie lo note. La atmósfera que fluye entre los teclados, refuerza la sensación de hastío que acompaña al protagonista anónimo que es retratado en la canción. ‘Complex Condition (Depression)’ es densa, como lo es cualquier trastorno mental; es violenta, como lo es también la crisis de caminar una ciudad habitada por demonios que no queremos ver, pero que encontraron la manera de hacerse sentir.

La letra no da lugar a interpretaciones suaves. Lo que Fernando escribe es un retrato frontal de la desolación, del desarraigo con uno mismo, de ese laberinto interno que no siempre tiene salida. «Among the ruins of my broken dreams… In the prison of my own creation» resume una de las trampas más crueles de la mente humana: ser carcelero y prisionero al mismo tiempo. Ese dolor, tan difícil de verbalizar, encuentra en la brutalidad sonora una forma de manifestarse sin filtros; de desahogarse sin poemas cargados de esperanza.

No es una canción que ve el vaso medio vacío, sino que busca romperlo porque la depresión no cree en metáforas: es directa, cruda, insensible. Es por ello que ‘Complex Condition (Depression)’ se nos presenta como el espejo que no queremos mirar, pero cuyo reflejo está a nuestras espaldas, siendo esa sombra que nos persigue, que nos habla.

El lenguaje de Altars of Rebellion, desde su formación en 1999, ha sido el metal extremo representado, inicialmente, desde la visceralidad de black para evolucionar posteriormente hacia el tecnicismo del death. Ese ha sido su medio para nombrar lo innombrable, para sacar al monstruo de la habitación y ponerlo en medio del escenario. Porque, a veces, la única forma de sanar es gritarlo. Aunque duela. Aunque incomode. Aunque no haya nadie escuchando. Aunque sigamos respondiendo que «todo está bien».

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Sobre Olugna

Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.