Crónica Ad
«Anita in the Park, razón para odiar, perdida en Medellín no puedes reír, no puedes llorar, ya el cielo lloró por ti»
Anita in the park
(Medellín, Antioquia, Colombia)
Por, Olugna
Fue en una calle solitaria y oscura, algunos preguntaron por qué razón andaba sola; fue en el trabajo, su jefe prometió beneficios laborales, sus compañeros dijeron que ella lo incitaba; fue en la universidad, un profesor le dijo que en el apartamento de él podrían estudiar con más calma, la institución no hizo caso a su denuncia; fue en su casa, su pareja la sometía a maltratos, en redes sociales alguien escribió que a esa historia le hacía falta una parte; fue en Risaralda, ella tenía 12 años y el abogado de los 11 soldados que la violaron, sostuvo que ella los había provocado.
Quizás, responsabilizar a la víctima de su desgracia permite hallar algo de alivio al otorgar al agresor una razón que justifique su proceder; quizás, sea más sencillo descargar en la víctima la culpa de su agresión, que admitir que esa sociedad moderna que pretendemos ser, aún se encuentra enferma, que la mujer –aún después de tantas luchas– permanece en un estado de inferioridad ante el sexo opuesto.
Los titulares de prensa abarcan una gran parte de la agenda de los medios de comunicación, se han vuelto compañeros habituales del desayuno y la indignación que provocan no trasciende a un escenario de reflexión. La tragedia habita entre nosotros, se ha convertido en un habitante más y la violencia en contra de la mujer se ha hecho tan cotidiana que incluso se podría pensar, que la misma ya pasa desapercibida.

Anita in the Park, segundo sencillo de Cuatro Rosas, trabajo conceptual de Walter y los Anfibios que busca una reinterpretación de la imagen y del significado de la feminidad, basa su inspiración a esa realidad que aun parecemos desconocer: la violencia en contra de niñas y mujeres mujer en todos las esferas.
Un riff de guitarra, pausado y suave, se extiende por unos cuantos segundos, es la esencia del blues que recrea un paisaje –quizás de tristeza, quizás de frustración–; la voz de Walter Jaramillo entona las primeras de líneas de una historia construida a partir de la metáfora, es la melancolía propia de la poesía que transmite una sensación –quizás de calma, quizás de desasosiego–; es una composición que se desplaza bajo una atmósfera que esconde un mensaje.
Retratos de niñas se extienden sobre una tela, un hombre, detrás de su guitarra, interpreta una melodía y narra una historia; retratos de jóvenes mujeres, también extendidos sobre la tela, un voz que se desgarra en los coros, un riff que cobra fuerza y se distorsiona; fotografías –de niñas y mujeres adultas– son consumidas por las llamas, una canción que poco a poco se desvanece. No es casualidad, cada elemento incluido en el video de Anita in the Park tiene un propósito, una interpretación se esconde tras de ellos, un mensaje busca llegar al interior.
Cuatro Rosas es un trabajo conceptual que es atravesado por tres expresiones artísticas: música, literatura y pintura. Cada canción que lo integra busca, a través del simbolismo y la metáfora, entregar una mirada sobre la interpretación de la mujer y del significado que encierra lo femenino.

Cuatro mujeres son representadas en la portada del disco –un acrílico sobre tela–, en la que cada una de ellas es una es una canción, un símbolo de lo femenino, una rosa.
María Juana, sencillo estrenado el pasado 12 de noviembre, es la reivindicación de la sexualidad de la mujer: «María Juana es una mujer que deleita con su belleza y por ello no debe ser satanizada, irrespetada, vilipendiada, ni mucho menos violentada», expresó Walter Jaramillo sobre la canción.
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Anita in the Park, por su parte, es un mensaje contundente que abarca la complejidad de un fenómeno que hace mucho tiempo desbordó a la sociedad y que se manifiesta –de formas directas y pasivas– en diversos escenarios.
—Es la historia de una mujer violentada en Medellín, pero Anita podría ser el retrato de cualquier mujer de cualquier edad en cualquier ciudad—. Explica Walter.
Entre enero a agosto del año anterior, Medicina Legal entregó un balance que da cuenta de una realidad hace mucho tiempo nos desbordó como sociedad: 314 mujeres se suicidaron, 630 fueron víctimas de homicidio y más de 13 mil de delitos sexuales, más de 12 mil sufrieron de violencia interpersonal y más de 24 mil en sus hogares.
—Otro escenario es el de las niñas abusadas. Es más despreciable aún, mucho más deleznable esa violencia. Esos feminicidios… infanticidios cuando son menores las víctimas—. Agrega.
«Estas son cifras que siguen alarmando en una sociedad como la nuestra, la colombiana, en pleno siglo XXI, donde ya era hora de que la igualdad de derechos y la protección frente a las mujeres sea una prioridad fundamental en nuestro país», expresó la Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco.
—El llamado es a reaccionar frente a ello y no volverlo paisaje, ni naturalizarlo, Finaliza—.
Walter y los Anfibios | Integrantes
- Voz: Walter y Los Anfibios
- Bajo: Juan Pablo Gómez
- Batería: Mauricio Robledo