(Turín, Italia)
Por, Olugna
Cada vez que su puerta se cierra, el horror aparece para desatar convulsiones íntimas capaces de derribar convicciones, ideologías o cosmovisiones sagradas y ―aparentemente― intocables. Winston Smith no desea entrar en esa habitación. Sabe que, al hacerlo, sus temores más profundos lo arrodillarán para enseñarle que en este lugar no hay espacio para la herejía, no hay fuerza para perseguir un sueño, no hay opción, tampoco, para el amor.
La habitación 101, siniestra creación de George Orwell, es la metáfora del encierro que habitamos todos sin excepción, porque aquí ―cualquier rincón del planeta― el miedo ha sido más eficaz que el amor. Todos ―los de abajo, los desposeídos― hemos sido Winston Smith y, de alguna manera, no hemos salido de 1984; mientras que otros ―los de siempre― reescriben la historia a su antojo, al tiempo que alojan en nuestras mentes, convicciones que nos resultan ajenas, pero que preferimos obedecer para evitar el castigo que subyace bajo la rebeldía.
101, poderosa creación del universo orwelliano ―y el apartamento de Thomas Anderson (Neo) en Matrix―, es un número simétrico e inquietante; el pretexto para escarbar en la filosofía, las inquietudes que ha dejado consigo el desarrollo de las sociedades ―las antiguas y las modernas― alrededor del control ―al parecer necesario― para detener cualquier intento de quebrantar el orden. Es, también, la puerta para intentar descifrar el concepto que Isometry, agrupación italiana de metal progresivo, desarrolla en ‘Break the Loop’, su placa discográfica debut.
―’Break the Loop’ es un viaje a través de temas complejos y profundos que tocan la condición humana. ―Explica Isometry y continúa―. Nos inspiramos en la crítica social y la visión distópica de Orwell; especialmente, su exploración de la dinámica del poder y el control en la sociedad.
‘Break the Loop’ es una historia de sueños rotos, de muertes ―físicas y espirituales―, de emancipaciones y resurrecciones tardías, que se desarrolla en un futuro distópico; el relato de un hombre que, a lo largo de un viaje conceptual, se enfrenta a sus contradicciones, dolores y anhelos; una travesía interminable, guiada por sonidos progresivos y líricas punzantes, que enfrentan a su protagonista ―retrato genérico de todos nosotros― a reflexiones angustiantes que se niegan al silencio y necesitan escapar del bucle en el que hemos sido encerrados.
Desde ‘I’, la primera composición, hasta ‘X’, la última de las 10 estaciones, el disco presentado por la agrupación conformada en 2022, cumple con una promesa: «transmitir una sensación de urgencia y exploración interior».
Cada canción, es un episodio en la existencia de ese hombre anónimo, drenado y dormido: ‘I’: el despertar y la desconexión; ‘Shards of Mind’, el trauma que conduce a una nueva conciencia; ‘Break the Loop’, la ruptura de un patrón; ‘Mesmerized’, la alteración de la realidad por la ilusión; ‘Outcast’, escape y exclusión social; ‘One Entity’, la búsqueda del conocimiento; ‘Choice is Yours’, el libre albedrío; ‘Final Reconnection’, el último intento de reconectar con la humanidad; ‘Beyond This World’, la relación inquietante de un individuo con la tecnología; ‘X’, la mente transciende la individualidad, pero ha sido incapaz de abandonar el círculo.
Antecedida por ‘I’, preludio instrumental del disco ―en la que los arreglos orquestales son protagonistas y recrean una atmósfera de suspenso― y por ‘Shards of Mind’, composición en la que los sonidos del metal ofrecen una descarga enérgica, ‘Break the Loop’, sencillo que da nombre a la placa discográfica, explora la necesidad de abrir la prisión en la que hemos sido sometidos, para buscar el “eterno retorno”, concepto desarrollado por Friedrich Nietzsche.
―Desarrolla la idea de que podemos y debemos interrumpir ciclos dañinos para evolucionar y progresar―, señala la agrupación.
Es una canción que se extiende a lo largo de ocho minutos. Los teclados, marcan un preludio melódico que no tarda en ser interrumpido por los primeros acordes de los sonidos duros del rock, hasta complementarse con la voz arenosa y rasgada de Andrea Perdichizzi, frontman de la agrupación. La intensidad de su tesitura, acompaña la angustia del protagonista que es retratada en un monólogo cargado de metáforas, permeado de conflictos internos y atravesado por un deseo de libertad.
«Get your freedom back! Enjoy the rising brand-new day / Get your shit together! Now wake up and find your way»
‘Mesmerized’ es la cuarta estación del viaje introspectivo; una canción que aborda cómo la idealización se convierte en un placebo que altera la percepción de la realidad ―quizás― para hacerla más amigable, más digerible.
―Habla de lo fácil que es quedar atrapado en una ilusión, perdiendo el contacto con la realidad―, añade el proyecto fundado en Turín.
Al igual que en ‘Break the Loop’, ‘Mesmerized’, es la interpretación del poder hipnótico de aquello que nos han vendido como promesas de una vida mejor. Profundizar en la intención que se esconde entre sus líneas, nos lleva a cuestionar si estamos luchando por nuestros sueños o si solo estamos persiguiendo imaginarios de felicidad, impuestos por dinámicas enfermizas en la que todo es instrumentalizado.
«Fake desires in this circular fate / From the cradle… to the grave!»
‘Choice is Yours’, séptima parada, por su parte, dirige sobre nosotros mismos, la responsabilidad de las decisiones que tomamos. Es un llamado de atención, un regaño necesario que nos motiva a girar la vista sobre el poder que tenemos para cambiar el rumbo de nuestras vidas.
El inicio orquestal y melancólico de ‘Choice is Yours’, se interpreta como un estado de conciencia elevado en el que la aceptación conduce a la reflexión. Su sonido, al igual que las demás canciones del disco, es angustiante. El protagonista ―al igual que nosotros mismos cuando despertamos a la realidad―, proyecta el desespero que conlleva la comprensión de una sociedad que somete, controla y rige nuestras decisiones.
«Far too long I held still my soul / Rise and fall! Live your call! / Freedom is core! Choice is yours!»
La riqueza de su lírica, conserva la intención de Isometry por escarbar en diversos autores aquellas interpretaciones y reflexiones necesarias para reinterpretar la sociedad. Es una canción rabiosa que se expresa a través de la sobriedad de su sonido: una combinación del metal con teclados y vientos; una pieza musical que, a lo largo de seis minutos, conecta con la incertidumbre del protagonista ―ese pequeño héroe que necesita emanciparse― para existir, para resignificar su rumbo.
Desde su formación, Isometry, conformada por Andrea Perdichizzi, en la voz; Lorenzo Carrano, en la guitarra; Alberto Ferreri, detrás de la batería y Luca Capurso, en el bajo y la flauta, extiende la huella que han dejado agrupaciones italianas en el rock progresivo como Banco del Mutuo Socorsso, PFM y Le Orme.
En el trabajo de Isometry, el equilibrio y la simetría son elementos indispensables en su creación artística. Música, letras, portadas y narrativa audiovisual, simbolizan la perfección matemática de la geometría, entendida como la premisa que ha dado origen y sostiene la complejidad del universo, la plenitud de toda existencia.
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