Ahora ya sabe que solo por respirar ya es participante activo en política
Feliciano Valencia y los muros de la injusticia…
El martes 15 de septiembre de 2015 es detenido por las autoridades colombianas Feliciano Valencia, uno de los líderes indígenas más importantes del país. Se le acusa de haber secuestrado a un cabo del ejército, mientras se realizaba la Minga social, indígena y popular del año 2008.
Por las inconsistencias del proceso, la detención de Feliciano Valencia se puede considerar como un falso positivo judicial, lo que aviva el debate nacional sobre cuestiones tan importantes como el reconocimiento de la legitimidad y legalidad institucional de la justicia indígena frente a la justicia ordinaria, y genera interrogantes sobre la situación actual del movimiento indígena colombiano, sus aportes al movimiento social y las dificultades que enfrenta.
¡LIBERTAD PARA FELICIANO VALENCIA!
En este país que sigue DANDO MATERILE a sus gentes, la historia de Feliciano Valencia y de los Nasa, aquellos que siempre han estado, es otra historia difícil de olvidar…
DANDO MATERILE / TESTIMONIOS
Por, Andrés Felipe Ortiz Gordillo*
andresfortizg@yahoo.es
*Comunicador social, Especialista en pedagogía de la comunicación y Magister en Estudios Sociales. Educador e investigador social. Integrante del Proyecto CEIS – Colectivo de Estudios e Investigación Social y del Observatorio Medios al Derecho – MAD. andresfortizg@yahoo.es
Imagen tomada de Internet: https://www.youtube.com/watch?v=Bn4976bxx8I
La política en escena: melodrama y actuación en la Opinión Pública mediatizada
«Los protagonistas: los pobres, los antagonistas, pueden ser las Farc, las Bacrim, la delincuencia común. El drama: el asesinato de cuatro niños en un pueblo pobre, de los tantos que hay en Colombia. La escena es perfecta para la coartada» – Armando Ramírez
Como una “invitada especial”, la comunicación política ha entrado con sus luces de encantamiento mediatizado a transformar el panorama de la Opinión pública. Su ámbito en tiempos de Modernidad era el de la deliberación y la participación discursiva. Hoy su legitimidad, ya no se encuentra en la persistencia discursiva, por mucho que Habermas se esfuerce en ofrecer modelos de acción comunicativa. Su lugar, naturalizado en tiempos de transmedia es el melodrama, que sirve como coartada perfecta para que el hombre público político gestione su aparición (Thompson, 1998) en roles actanciales que lo visibilizan a él, como héroe, mártir, o mesías, mientras a su oponente como un canalla.
¿Recuerdan ustedes al recién electo presidente Santos uno en casa de Nariño, el cinco de agosto de 2010 declarando al entonces saliente Uribe, como “El segundo gran libertador de Colombia”? ¿Y recuerdan también a ese segundo prócer mediatizado, meses después gritándole “canalla” a su sucesor declarante, cuando ya se sentía traicionado, porque este lo había llamado “rufián de esquina”? http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/juan-manuel-santos-asegura-que-el-presidente-alvaro-uribe-es-el-segundo-libertador/20100805/nota/1337216.aspx
En la opinión pública clásica que se recitaba en los manuales de ciencia política, el disenso tenía pretensión de solidez y durabilidad. Ahora asistimos a una legitimidad política basada en el carácter, fugaz, impactante y moldeable de acuerdo con las circunstancias. Porque más que generar consensos sobre referentes en la diversidad de opiniones, se trata mejor de construir un cierto grado de acuerdo, sobre un hecho puntual.
Sin embargo, el fenómeno no es nuevo, ni propio de la mediásfera televisiva. Vamos a la prensa francesa de finales del siglo XIX y encontramos el caso Dreyfus, que produjo un alinderamiento entre trúhanes y canallas, (dreyfusianos y antidreifusianos), hasta los casos más pintorescos de la política colombiana que dan hasta para lanzar al ciberespacio un twitter como el de la senadora Paloma valencia en el que “Propongo un referendo o una consulta para que el departamento del Cauca se divida en dos. Un departamento indígena y otro para los mestizos”.
A pesar de ello, hay una gran diferencia. La polémica en la Francia de 1989, permitió a escritores como Émile Zola avivar la discusión sobre la crisis política. Esta estuvo alimentada por intelectuales, que en el disenso promovían la opinión entorno a la libertad de expresión, la decencia política, el estado de justicia. El twitter de hoy replica de modo acrítico las barbaridades atrabiliarias de un estado colonial, feudal. La Francia de Dreyfus polemizaba hacia adelante, la Colombia de Paloma Valencia propone un regreso a la feudalización de la sociedad. No es lo mismo ser escritor metido a político, que ganadero uribista, metido a filósofo.
Balandier, en “El poder en escenas” (1994, p. 163) señala a propósito de la mediatización de lo político: “Lo político responde a una escenología […] Siempre ha sido así, sólo que las técnicas de comunicación actuales desatan una progresión continua de la intensidad dramática, una capacidad creciente para calcular y dominar los efectos, y de desviarlos así en función de los intereses en juego”.
En efecto, para el escritor Zola, la discusión del caso de espionaje del que se acusaba al capitán Alfred Dreyfus debía someterse a la fuerza de la razón. Para la senadora Valencia, la dramatización del hecho debe aparecer como actuación en una escena en la que los colonos terratenientes sean las víctimas del despojo de unos indígenas.
Largas discusiones, abundante tinta y mucha prensa alimentaron el debate Dreyfus. Hoy basta con 140 caracteres. La fuerza está en la intensidad del rol que el poder quiera posicionar. Así paloma Valencia, los Chaux, los Mosquera, los Iragorri, pasan al panteón de los mártires por haber sido desplazados por esa “Invasión violenta que fue la de los indígenas”.
Encontramos, que en la Opinión pública mediatizada, el debate se troca por una escena en la que se pueden hacer combinaciones de afinidades electivas entre los distintos modos de tramar la narración. Ella se utilizará para conseguir un efecto determinado. Al igual que en la obra La metahistoria escrita por Hayden White (1992, p. 38), podemos decir que “esas afinidades electivas se basan en las homologías estructurales que pueden discernirse entre los posibles modos de tramar”; y, decimos nosotros también, entre los roles actanciales y la finalidad de clima de opinión pública.
De este modo, los roles actanciales minan la capacidad crítica de los tiempos de la Opinión pública en la ciencia política. Ahora la Comunicación política la convierte en un entramado en el que se equivocan la división de poderes, se perfilan roles, se impacta con frasecitas de spot publicitario, como cuando el presidente Santos ordenó capturar a los asesinos de cuatro niños en el Caquetá, olvidando que el presidente, por muy presidente es el jefe del ejecutivo y que sus funciones no son judiciales, pues quien ordena capturas es un juez, quien investiga es un fiscal, quien ordena el caos en este caso es el poder judicial. Pero el entramado es perfecto, para crear una escena en la que el político aparezca como el héroe, el redentor de las víctimas http://www.noticiascaracol.com/colombia/asesinos-de-4-ninos-en-caqueta-deben-ser-capturados-antes-del-domingo-santos Los protagonistas: los pobres, los antagonistas, pueden ser las Farc, las Bacrim, la delincuencia común. El drama: el asesinato de cuatro niños en un pueblo pobre, de los tantos que hay en Colombia. La escena es perfecta para la coartada. En efecto, por orden del presidente en ese fin de semana se capturaron a los supuestos responsables. Los capítulos del novelón presidencial incluyeron insólitos testimonios de los inculpados y de las víctimas.
Igual sucedió con la entrega de 1.580 tabletas para escolares en el colegio Integrado Juan Atalaya, de Cúcuta. El presidente Santos entrega frente a las cámaras de la televisión los dispositivos electrónicos, pero cuando la televisión se va, los estudiantes deben devolver los equipos, no así el presidente quien queda en la memoria como el mesías lleno de generosidad.
http://noticiasunolaredindependiente.com/2015/03/08/noticias/llegaron-a-cucuta-las-tabletas-del-ministerio/ El mismo melodrama de Opinión en el escenificado rifirrafe entre el gobernador de Bolívar, Juan Carlos Gossain y el presidente Santos, al inaugurar tardíamente un puente en Arjona al norte del departamento. “Hace cincuenta años Rojas Pinilla no necesitaba tener un director de un Fondo de adaptación para tomar decisiones, que generaran desarrollo para la región. Usted tampoco lo necesita” A lo que Santos protagonista, responde al gobernador antagonista “Decía que hace cincuenta años Rojas Pinilla daba una orden y esta se cumplía… pero es que hay una gran diferencia: Él era dictador, yo soy demócrata”. http://www.noticiascaracol.com/colombia/polemica-en-publico-entre-presidente-y-gobernador-de-bolivar
Así la política se convierte como dice Félix Ortega, (2011. P. 51) en la dramaturgia de las declaraciones, que hace el quite a las explicaciones, al accountability. Prima en ella el acontecimiento espectacular, trátese éste de un crimen, unos computadores para educar o un puente para transitar, el show mediático privilegia al actor frente a la memoria histórica.
Referencias
Balandier, G. (1994). El poder en escenas. De la representación del poder al poder de la representación. Barcelona, España: Paidós Ibérica.
Ortega, F. (2011). La política mediatizada. Madrid, España. Alianza editorial.
Thompson, J. (1998). Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación. Barcelona, España: Paidós Ibérica.