«Tan fácil es hablar de paz sin tener el agua en el cuello»
‘HEY’ (CAMILO VALENCIA)
Por: Olugna
Inmóvil, con las manos en los bolsillos, pierde su mirada en ese horizonte que la niebla busca ocultar; el acantilado está solo a algunos metros. Sentada sobre la cama busca refugio en la geometría que dibuja su posición fetal; la negación no es suficiente para cambiar el tiempo. Un hombre camina solitario por la ciudad, las luces de los autos rompen el atardecer; su rumbo, a lo mejor, sea incierto. Un vagabundo, con su mochila desgastada al hombro, atraviesa el túnel cojeando; quizás no sea tarde para comenzar de nuevo. Una chica de cortavientos azul se protege de la lluvia bajo su sombrilla; la soledad, en ocasiones, es una buena idea.
Ninguno de ellos se conoce entre sí, como tampoco los otros desconocidos que protagonizan por breves segundos el video de la canción. Sin embargo, permanecen unidos por la sensación de dolor que amenaza con la rendición. Todos comparten el mismo cansancio y son atravesados por la misma inquietud: «¿Cuánto es suficiente antes de desmoronarme?».

‘Hey’, la primera de cinco canciones que escarbaremos para acercarnos al álbum más reciente de Camilo Valencia, es un llamado de atención que nos hacemos a nosotros mismos para aceptar que la vida que caminamos no siempre es la que queremos recorrer, que no vale la pena fingir que estamos bien mientras lo intentamos ―una y otra vez― sin que el resultado sea diferente.
Es una balada que se nutre de la honestidad ―muchas veces funesta― de la realidad, para enfrentarnos a esas sensaciones que solemos disfrazar de resiliencia. Es intencional y directa. Su mensaje es crudo y nos es entregado por la voz limpia de Camilo Valencia en frases que pueden lastimar, pero que resultan necesarias. El optimismo romántico no siempre nos levanta: «Ya medité y manifesté, ya le pedí al universo y nada está ocurriendo».

Perteneciente a ‘555’, quinta placa de Camilo Valencia, se sostiene sobre los sonidos suaves de la balada pop para describir el escenario sombrío que atraviesa toda persona en su lucha interna hasta que toma una decisión: claudicar o levantarse. El artista colombiano nos sugiere continuar a través del cambio de rumbo lírico de ‘Hey’ y de los acordes discretos del rock, que actúan como puente entre la vulnerabilidad y la fuerza que sostiene el segundo segmento de la canción.
Con una letra que no hace de la realidad una metáfora, Camilo Valencia nos presenta ‘La Llave’, segunda canción que destapamos de ‘555’. Inspirada en una historia de amor que fue manoseada por personas ajenas a la relación, el artista deja en libertad reclamos sinceros que retratan la impotencia de no haber tenido la oportunidad de escribir una historia diferente: «Para tu madre y tus amigos no tenía en qué caerme muerto. Tal vez yo no era ese prospecto que te llevaría al paraíso».

En la sinceridad que expresa en sus líricas se percibe una intención: «Hacerle sentir a alguien en medio de un episodio de depresión que no está solo», comenta Camilo. Afirmación que se comprueba a través de la sencillez de sus líneas. Si bien, en sus canciones deja un pequeño espacio para recursos literarios, es la literalidad la que guía el rumbo de sus composiciones. ‘La Llave’ no es la excepción.

En la sinceridad que expresa en sus líricas se percibe una intención: «Hacerle sentir a alguien en medio de un episodio de depresión que no está solo», comenta Camilo. Afirmación que se comprueba a través de la sencillez de sus líneas. Si bien, en sus canciones deja un pequeño espacio para recursos literarios, es la literalidad la que guía el rumbo de sus composiciones. ‘La Llave’ no es la excepción: «Aún no se me cura el desvelo y cuando sueño veo tus mentiras. Así se me lleve esta vida, me voy a curar. Dalo por hecho».
En ‘Yo Soy’ Camilo exhibe una inquietud que ha acompañado su carrera musical: el cuidado de los animales y el respeto por el entorno que nos ha obsequiado la Tierra. En la tercera canción que destapamos canta a dúo con Chuchó Merchán; un contraste de tonos limpios y ásperos que puede interpretarse como una voz al unísono que recoge las necesarias consignas ambientales y se complementa con la inclusión de influencias diversas que el artista incorpora: «Mi hijo el delfín en Taiji es profanado. Y hay mil historias más que aún siguen ocultando. La verdad está ahí y me estás ignorando».
Jack dejó su huella en la vida de Camilo y ha sido una presencia esencial en su carrera artística que no necesita del mundo físico, porque su lugar, desde su partida, ha sido esa dimensión en la que no se requiere de un cuerpo para existir. ‘Hasta los Cielos’, canción publicada en 2022, fue la primera expresión que conocimos del artista; sin embargo, el camino había comenzado mucho tiempo atrás.

Ahora, en ‘555’, dos composiciones reafirman la conexión del artista con su perro Jack: ‘Por Ti’ y ‘No Te Vayas’. En la primera, la metáfora tomó el lugar que la crudeza había ocupado en las canciones anteriores. Su lírica se inspira en la pureza del amor que solo es capaz de entregar un animal. Es sensible en todos sus elementos y reafirma la pasión que impulsa a Camilo: «Tu luz me traspasó de lado a lado hasta los huesos. Por ti movería cielo y tierra cruzaría».
En ‘No Te Vayas’, por su parte, la despedida y el agradecimiento se toman de la mano para honrar el pacto que unió a Camilo y a Jack. Es una canción emocional, catártica y sensible. El cierre de un disco guiado por la realidad, que busca en cada tramo acercarse a aquellos horizontes espirituales ―y para muchos, esquivos― donde podemos ser más honestos, más humanos: «Por las impaciencias en mis días, por honrar la guerra y no el amor, por no proteger todas las vidas, no aceptarme sin medidas te pido perdón».
Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.