Parte I
El metal nacional entregó postales vividas de la experiencia que Rock al Parque 2025 ofreció en su primer día
Por: Olugna
Postal 1. ¿la tecnología será la nostalgia de mañana?
La pantalla de su teléfono muestra la letra de la canción. Como él, los pelados que lo rodean intentan leer el código QR que se proyecta en la pantalla de la tarima. Un instante que da un giro al concierto y que define las dinámicas modernas. Los tiempos no son los mismos que treinta años atrás, la forma en la que los chicos conectan con sus artistas no conoce la nostalgia de lo análogo. El rock, a diferencia de aquellos melancólicos que se resisten a aceptar que los sonidos duros ya no necesitan de un casete para ser escuchado y de un esfero para repetir un tema, ahora llega de manera inmediata a sus seguidores.

Están felices. El giro propuesto por Leandro, frontman de Keep The Rage, permite que los asistentes al debut de la agrupación bogotana de groove metal, se concentren en dos objetivos: descargar a la distancia el código QR gigante y seguir en una misma voz, la canción que descubrirán en contados segundos: ‘Faith’.

En 20 años, estos mismos chicos mirarán cómo las futuras generaciones mantienen intacta la huella del metal.
Postal 2. Dead Silence: el metal y el rap comparten tarima e historia
Los separa la forma, pero los une la agresividad, la resistencia, el arraigo que han logrado en la ciudad y la voluntad de caminar hacia el frente, aun cuando las circunstancias pretendan frenarlos. El metal y el rap, aunque porten camisetas diferentes, son parceros que caminan los mismos barrios y, en Rock al Parque 2025, comparten la misma tarima para interpretar una canción del repertorio que preparó Dead Silence para esta, su tercera participación en el festival y con la que celebra 15 años de trayectoria.

‘Gangsta’s Paradise’, sexto track del repertorio, adquiere un aire diferente en la tarima del Escenario Eco. Los sonidos duros, en este instante, se cruzan con el hiphop gracias a la colaboración del Ryan Rolo, rapero caleño radicado en Bogotá. No es la única sorpresa del concierto. La interpretación sinfónica de Andrés Triana, los lienzos exhibidos en tarima, las proyecciones audiovisuales y la rifa de una guitarra entre los seguidores que a las dos y treinta ya estaban al frente del escenario, complementan la experiencia.

Postal 3. Rain of Fire: el paso firme del metal extendiéndose hacia el Pacífico colombiano
En la pantalla sobresale el nombre de la agrupación y la imagen del cráneo que rinde homenaje a Kobra, el dogo argentino que acompañó a Alejandro por más de diez años. Sus integrantes llegaron desde Tuluá, las máscaras y los atuendos que lucen forman parte de la esencia que ha identificado a Rain of Fire desde sus inicios en 2010.

Es una agrupación agresiva. El sonido denso que proyecta la agrupación, la voz rasgada y grave de Alejandro, y la estética de Rain of Fire no pasan desapercibidas. Es un debut que acerca a los asistentes a las expresiones duras de rock que se han arraigado en otros territorios, donde normalmente predominan otras identidades musicales.
Postal 4. Herejía: la experiencia entrega su legado a quienes apenas comienzan
Es una ceremonia en la que se celebra el death metal y la rebelión ante cualquier intento de someter el criterio individual a una creencia. La individualidad, como concepto primario en todo ser humano, encontró en la espesura de los sonidos densos del rock una representación musical y filosófica en la agrupación formada a finales de los 80. El intro, programado para abrir el repertorio del primer concierto en el escenario Plaza, antecede a ‘Black Heart’, canción que aún no ve la luz, pero que anticipa lo que será la próxima placa de Herejía.

Ocho canciones forman parte del setlist de la agrupación fundada por Ricardo Chica, quien ya no está, pero cuya memoria permanece intacta. ‘Demonology’, tema presentado en 2023, cierra la primera presentación de la jornada. El público aun escaso, separado de los artistas por una extensa zona VIP, agradece con sus aplausos la apertura ofrecida por Herejía, primer exponente nacional en presentarse en el imponente escenario. Somberspawn será la última banda colombiana de la jornada: el símbolo de la experiencia haciendo entrega del legado del metal a los más jóvenes.

Postal 5. Tenebrarum: el horror interpretado a través de la metáfora teatral y el sonido inquietante del metal
Una joven cubre su cuerpo semidesnudo con la bandera de Colombia. Las manchas de sangre en su piel atraviesan también la franja que representa la riqueza del suelo del territorio y la luz del sol del país tropical, A su lado, una mujer vestida de negro es testigo de su dolor. Los demás actores encarnan los demonios que han azotado estos suelos desde siempre: una escena simbólica que no requiere mayor explicación.

El violín, arriesgado reemplazo de la guitarra eléctrica en la agrupación formada en Medellín a principios de los 90, es un sello identitario; la densidad de su sonido envuelve el escenario durante el concierto de Tenebrarum, segunda presentación colombiana en la tarima más grande del Festival.

Postal 6. Devasted y la batalla entre Siniestro y Maniático Thrasher
Dos personajes se enfrentan en la tarima: Siniestro, la reencarnación del adefesio político colombiano, mide sus fuerzas con Maniático Thrasher, un antihéroe que desafía a ese villano de corbata que quiere devastarlo todo sin ensuciarse las manos, aunque su conciencia esté cubierta de sangre y corrupción.

Es una pelea difícil. Pero, desde hace más de cuatro décadas, el metal ―entre otras expresiones―, ha dado una batalla simbólica para retratar aquello que en los noticieros es matizado y para el resto de la sociedad solo es una paisaje costumbrista que ya pasa desapercibido. Al final, el arte también tiene un arma, una que no hace uso de la violencia física para sacudir, porque su objetivo se aloja en la consciencia individual y colectiva.

Postal 7. La historia del ultrametal se sostiene sobre los hombros de Reencarnación
Víctor (Piolín) nació en una generación donde la música foránea llegaba después de una larga travesía. Es un frontman veterano. Llegó a los sonidos más extremos del rock en una época donde las dinámicas eran diferentes. Creció en compañía de las influencias que después se tradujeron en Reencarnación, una de las agrupaciones pioneras de lo que algunos han definido como ultrametal. Sin embargo, sus respuestas en rueda de prensa, son el reflejo de su adaptación a las dinámicas de los más jóvenes para vivir y sentir la música.

Juan Camilo, Julián y Mariana acompañan a Piolín en la tarima. Pertenecen a diferentes generaciones y permanecen unidos por la música extrema. Durante el concierto, Reencarnación mantiene intacta la convicción que caracteriza a una gran parte de las agrupaciones nacionales: en toda tarima se rinde tributo al metal.
Postal 8. Somberspawn: los primeros pasos de una historia que se convertirá en legado
Yolanda apunta la cámara de su teléfono hacia la tarima. Es un momento que la joven agrupación que debuta en Rock al Parque en un horario privilegiado recordará por siempre. No quiere perderse un solo instante. Su emoción es evidente: Sebastián, su hijo y guitarrista en Somberspawn, junto a sus compañeros, está escribiendo un párrafo definitivo en esa historia que empezó a escribirse en 2018.

Está feliz. No es para menos. El escenario Plaza goza de una buena asistencia, una gran parte los asistentes son testigos de un performance conceptual que entrega un bocado de la identidad que ha construido Somberspawn bajo las atmósferas densas y sombrías del blackened death metal en Bogotá.
Continuará…
Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.