(Santiago de Cali, Colombia)
Por, Olugna
La Cali que Andrés Caicedo retrató en ‘Angelitos Empantanados’ es una ciudad sombría, introspectiva, que resuena con los ecos de una época de incertidumbre juvenil. Es una urbe gris atravesada por la soledad, por las angustias de Angelita y Miguel Ángel, personajes que nos transportan a un universo donde la lucha interna por encontrar sentido se enfrenta a la crudeza de una ciudad atrapada entre el pasado y la modernidad.
Leerla es caminar por un lugar que no termina de definirse, un lugar cálido y gris al mismo tiempo, donde la salsa y el rock ‘n’ roll se convierten en los escapes necesarios para lidiar con los delirios de una juventud que se desangra lentamente. Acercarse a esta obra póstuma, publicada en 1995, es respirar el aire denso de una soledad que se resiste a encontrar sosiego entre los colores hipnóticos de los bares o en los parques y calles vacías de los barrios populares.
Esa misma melancolía de Caicedo nos recuerda que poco importa la ciudad en la que nos encontremos: el asfalto siempre será gris y las calles caóticas. Más allá de si se trata de una urbe vanguardista o de una que sigue atrapada en su pasado, la soledad siempre recorrerá sus venas, tomándonos de la mano, ya sea a través de una novela, que nos arrastra hacia sus delirios, o susurrándonos al oído a través de una canción que parece entendernos mejor que nosotros mismos.
Ese mismo ambiente de soledad e introspección que Caicedo supo capturar en sus páginas parece revivir en ‘Centenario Boy’, aunque con una mirada más contemporánea. La Cali, que para el escritor era un laberinto emocional de desesperanza y búsqueda, sigue siendo ese escenario urbano que se convierte en un espejo de los conflictos internos de sus habitantes. Ciudad Plutón, traduce esa sensación y la transforma en un diálogo personal, en la que las luces de la metrópolis apenas logran disipar la oscuridad interna.
Y así, en un rincón del barrio Centenario de Cali, donde las noches parecen quedar atrapadas en el eco de susurros urbanos y la soledad se convierte en una constante, nació ‘Centenario Boy’, nuevo sencillo de Ciudad Plutón. Es una canción que, con sus texturas electrónicas suaves y tranquilas, se desliza con facilidad por las atmósferas eclécticas de los 80.
Las pulsaciones electrónicas se sienten como el latido de una ciudad que nunca duerme, y el solo de guitarra, que irrumpe de manera sorpresiva pasados los dos minutos, rompe la calma de manera visceral. La voz suave de Santiago Martínez Satizábal y las estrofas de la composición, funcionan como un diálogo íntimo con la soledad, que nunca termina de soltarnos.
Para comprender a fondo la inspiración que dio lugar a ‘Centenario Boy’, es necesario conocer la conexión profunda de Santiago, el hombre detrás del proyecto solista Ciudad Plutón, con el barrio que él mismo define como el corazón de Cali. La misma Cali que Caicedo capturó en su literatura, pero desde una perspectiva más personal.
―«Cuando estaba viviendo allí, entre 2023 y 2024, durante ocho meses, tuve muchas experiencias catárticas, tanto dentro de mi casa como en sus alrededores»―, señala Santiago Martínez.
La lírica de ‘Centenario Boy’ también puede interpretarse como un viaje hacia lo más profundo del alma del artista. Frases como «Cerca de mí, ya no soy el mismo» o «Quiero salir, buscar una verdad» revelan un anhelo de escapar de la desesperanza, de no perder la conexión con uno mismo cuando el peso de la incertidumbre parece desbordarnos.
La canción se convierte así en una narrativa poética que, aunque profundamente personal, sabe alcanzar lo universal; un espejo en el que podemos reflejarnos sin máscaras, sin la necesidad de esconder nuestras inseguridades o tristezas.
Musicalmente, el sencillo combina pads etéreos y sintetizadores que evocan esa estética sonora que definió una parte del synth pop ochentero. Es una atmósfera que transmite una sensación de pertenencia a una época, pero también de búsqueda de algo más allá. El espacio que le otorga al guitarrista Nicolás Cobo, aunque breve, tiene una fuerza insospechada. Su solo, lejos de ser solo un adorno, se proyecta como un oasis, un momento de apertura emocional que complementa y refuerza la narrativa de la letra: al final de la oscuridad, siempre hay una luz a la que llegar.
―«Algo que me gusta de mis canciones es incluir elementos sorpresa; en este caso, el solo de guitarra»―, menciona el músico caleño.
Finalmente, el videoclip de ‘Centenario Boy’ ofrece una nueva capa de interpretación. Filmado en Side, Turquía, la pieza audiovisual nos presenta una perspectiva distinta del autorretrato que Ciudad Plutón propone en su sencillo. A través de atardeceres rojizos y paisajes minimalistas, el videoclip aporta un aire universal al mensaje. La urbe que inspiró la canción cede el protagonismo y el espectador se ve obligado a transitar entre dos mundos: el interno, profundo y personal de la letra, y el externo, visual y poético del video.
La sensación es la de estar suspendido en un espacio intermedio, donde las fronteras entre lo personal y lo colectivo se difuminan.
‘Centenario Boy’ nos invita a perdernos en los rincones olvidados de la ciudad, a escuchar sus susurros, a recorrer sus sombras y, sobre todo, a encontrar una verdad propia, esa que solo se puede descubrir cuando nos atrevemos a mirar sin miedo a la soledad.