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Heavy hasta morir: Armenia saldó su deuda con Rata Blanca

Crónica: Sebastián González Z.

El pasado 1 de agosto de 2025, Armenia dejó de ser la ciudad olvidada del rock para convertirse, por una noche, en el epicentro espiritual del hard rock latinoamericano. El Centro de Convenciones del Quindío fue testigo de un acontecimiento histórico: la primera presentación de Rata Blanca en tierras quindianas, en el marco del inicio de su gira XXXV Años de Magos, Espadas y Rosas, una celebración monumental del legado más poderoso de los sonidos duros de la música en español.


La magnitud del evento no se veía desde abril de 2017. Era una deuda pendiente, y la banda argentina la saldó con creces. En años anteriores, habían conquistado Manizales y Pereira, pero faltaba Armenia para completar el pleno del Eje Cafetero. El resultado fue un espectáculo demoledor, cargado de emociones y una puesta en escena impecable. No se vivía una aglomeración de esta magnitud desde hace casi una década, y el impacto fue inmediato: Armenia volvió a estar en el radar del rock duro en Colombia.


El inicio de la velada estuvo a cargo de Maya Heavy Metal, agrupación local formada por Juan Maya (voz), Fabián Vélez (guitarra), Miguel Marín (guitarra), Daniel Mesa (bajo) y Sebastián Quintero (batería). A las 9:00 p. m., tras una introducción eléctrica a cargo del DJ Barbas —quien pinchó clásicos del rock en español y una dosis fuerte de Black Sabbath y el eterno Ozzy Osbourne, recientemente fallecido—, Maya desató su arsenal de riffs con una fuerza arrolladora.


Su presentación fue mucho más que un acto de apertura: fue una proclamación sonora. Abrió con ‘Opresión’, que resonó como un manifiesto. Luego vinieron ‘Todo hombre es una historia’ (en homenaje a Kraken), ‘Entre Sombras’ y la abrasiva ‘Maldito sea tu Nombre’ de Ángeles del Infierno, con la que encendió definitivamente al público. El medley de ‘Una Sonrisa al Atardecer – Salamandra’, original de Akash, fue interpretado con una fuerza nostálgica y reverente que sacudió las fibras de muchos. ‘Heavy Hasta Morir’ fue la declaración de principios. ‘Muere Libre’ y ‘Vientos de Libertad’ sellaron su paso por el escenario con fuego y rebeldía. Maya irrumpió con el rugido de quienes están listos para dejar huella. Actualmente, la banda está culminando la grabación de su primer larga duración de la mano del productor Roberto Munard, vocalista de Akash desde 2016.


A las 10:30 p. m., las luces se apagaron, y el público —ya convertido en un solo cuerpo palpitante— recibió el primer impacto: Rata Blanca abría con ‘Hijos de la Tempestad’. Lo que siguió fue una descarga sublime de melodías incendiarias y solos punzantes que conectaron tres generaciones de fanáticos. La formación actual brilla con fuerza: Walter Giardino como señor absoluto de las seis cuerdas, Adrián Barilari con una voz intacta, precisa y conmovedora, Danilo Moschen como arquitecto de atmósferas en los teclados, el sólido y joven Alan Fritzler en el bajo, y la batería implacable de Juan Pablo Massanisso, alias John Paul Chots, aportando una energía renovada sin perder el pulso clásico de la banda.


El setlist fue una sinfonía del ayer y del ahora. Junto a los himnos eternos como ‘Mujer Amante’, ‘Talismán’, ‘Guerrero del Arco Iris’ y ‘Aún Estás en mis Sueños’, se filtraron con naturalidad las composiciones del reciente EP lanzado en octubre de 2024, una obra que demuestra que Rata Blanca no se agota en sí misma: evoluciona. Canciones como ‘Noches de Fuego’, ‘El Reino del Dolor’ y ‘La Última Alianza’ fueron recibidas con entusiasmo y entrega, integrándose como parte del nuevo evangelio de la banda.


El cierre, pasada la medianoche, con ‘La leyenda del Hada y el Mago’, fue simplemente apoteósico. La comunión entre banda y público alcanzó niveles místicos: lágrimas, abrazos, coros al unísono. Durante casi dos horas, Armenia no solo fue testigo: fue protagonista.

Este fue solo el primer capítulo de una travesía que incendió cada escenario que pisó. Después de Armenia, el vendaval siguió su curso en Bucaramanga el 2 de agosto, pasó por Cali el 6 en la Arena USC, sacudió Bogotá el 7 en el Royal Center y cerró en Ibagué el 8 en La Cantina LA 111. Pero que quede claro: la chispa se encendió en el Quindío, donde el fuego lo avivó una banda local que rugió con furia.

Fotografía: Fabián Vélez

No fue un simple concierto. Fue un acto de redención. Armenia, tantas veces omitida, se convirtió en el corazón que bombeó el primer latido de esta gira monumental. Rata Blanca no vino a saldar una deuda: vino a hacer historia, Y Maya, con la furia de quienes aún creen en el poder transformador del escenario, les abrió la puerta como solo se hace con los inmortales: a gritos, con guitarras en llamas y el alma en carne viva.


Sobre Sebastián González Z

Sebastián es un cuyabro de pura cepa, rockero de corazón y futbolero de pasión. Estudiante de último semestre de derecho en la UGCA de Armenia y director de Tendencia Rocker, combina su amor por la música con una visión crítica del mundo. Siempre entre el ruido de las guitarras y el debate, busca dejar su huella en la cultura y el derecho

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