022122John_Arango_-_Impersonal_1-2

John Arango en ‘Impersonal’: el cuerpo como trinchera y la identidad como escudo


Por: Olugna


Desde chicos nos enseñaron que ser hombre significaba resistir en silencio, tragar la rabia, apretar los dientes. Que llorar era afeminado, que bailar era sospechoso, que expresar era exponerse demasiado. Desde niños, aprendimos que la masculinidad tenía reglas: no correr «raro», no mirar «raro», no hablar «raro», no querer «raro». Que todo lo que no encajara en el molde era motivo de burla, de corrección o de castigo.

A otros, ni siquiera les ofrecieron el molde. Les tiraron directamente el juicio. Por desear distinto. Por no parecer «suficientemente hombres». Por existir.

A los gordos por lentos, a los flacos por frágiles, a los que lloran por débiles, a los que sienten por raros, a los bajitos por inseguros, a los altos por torpes. Nadie se salva del juicio cuando se sale, aunque sea un centímetro, del personaje que esperan los demás. Lo personal se convierte en lo público; el cuerpo, en campo de opinión. La identidad, en blanco de comentarios.


‘Impersonal’, la nueva canción de John Arango, nace ahí. En ese punto donde la piel no alcanza a proteger del señalamiento. Donde ser como se es se convierte en una lucha diaria. No es una canción de amor ni de protesta. Va más allá: es una manifestación existencial dicha sin solemnidad, sin maquillaje, sin pedido de perdón (tampoco lo necesita).


―Esta canción es distinta. Es la pieza que mejor me retrata, es una catarsis, un estallido sincero de todo lo que durante mucho tiempo llevé dentro―, explica John Arango.

Desde el primer segundo, la guitarra marca el tono. Acompañada de una percusión cadenciosa, construye una atmósfera que se mueve entre el rock alternativo, el rock ‘n’ roll y una sutil raíz bluesera. Es una base que permite hablar sin urgencias, pero con certeza. John recita la mayor parte de la canción, lo hace desde un lugar entre lo íntimo y lo político. Cuando llega el coro, no lo hace solo: varias voces se suman como si fuesen la respuesta solidaria que necesita ser escuchada.

―Habla de mí, de un ser humano fracturado, incómodo, feroz y profundamente honesto―, agrega John.


Esa suma coral amplifica el mensaje desde la colectividad, lo convierte en la vibración de manada que expresa lo que nunca pudieron decir desde la individualidad. Estas voces no piden piedad ―tampoco lo necesitan―, pero sí reconocimiento y respeto. Son muchas formas de un mismo grito: yo también soy, aunque te incomode.

―No busco aprobación, pero tampoco me escondo―, enfatiza el artista.

El estribillo «soy como soy, como me sale» funciona como escudo y frontera. No intenta convencer, pero sí despertar empatía. Se enuncia como quien ha tenido que repetirlo muchas veces para poder creérselo. La repetición, en ‘Impersonal’ no es una cuestión estética, es una necesidad, una respuesta urgente. Es una defensa justa ante la imposición del molde.


La letra de ‘Impersonal’ no disfraza de recursos literarios el mensaje que quiere entregar ―o más bien gritar―: «niño pequeño, cosita inquieta», «una breve perversión homosexual», «unas cuantas putas que hablan de mí». Cada línea carga con una historia que ya fue dicha por otros. John Arango las recoge y las lanza de vuelta, no para que duelan, sino para que dejen de pesarle solo a él. Esas frases fueron cuchillos. Aquí se convierten en piezas de museo: se exponen, se nombran, se vacían.


El videoclip tampoco suaviza. Un grupo de hombres baila, observa, habita. Están ahí, sí, pero no están al servicio de nadie. No representan una idea clara de deseo o amenaza. Son cuerpos. Y eso basta. La imagen de John recostado en la portada, sin expresión, sin intención de agradar, complementa lo que la canción propone: mostrarse sin necesidad de representar nada.

―Es una catarsis visual y sonora que cuestiona las normas sobre identidad, belleza y orientación sexual―, complementa.


Lo impersonal, como título, no es una contradicción. Es la forma que toma el individuo cuando ya no quiere cargar con lo que no le pertenece. Cuando decide borrarse de la narrativa ajena y escribir la propia.

―Lo impersonal no se refiere a la falta de emoción sino a la forma en que a uno lo cosifican―, agrega el artista.


‘Impersonal’ no necesita etiquetas. No celebra, pero tampoco se queja. Simplemente es la voz de alguien que pasó mucho tiempo en silencio y ya no dará explicaciones; alguien que al final entendió que nunca tuvo la necesidad de dar explicaciones. Puede ser una canción incómoda para los más obtusos, pero una pieza de rock alternativo para aquellos que entendieron que nadie opina sobre el cuerpo ajeno, que la individualidad es sagrada.

―Si logra inspirar a alguien a sentirse libre y orgulloso de ser quien es, ya habrá cumplido su propósito―, finaliza.

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *