«Y voy a regarte con todo mi amor, que agua no te falte ni puestas de sol»
‘LA FLOR DE LA VIDA’ (Julián Cardona ft. Tambor Hembra)
Por: Olugna
«Representa la energía femenina, la mujer en la música», mencionó Lina en la crónica Tambor Hembra, Tradición Femenina, escrita por la periodista Stefanny Gutiérrez Duque en Alternativa, medio de comunicación del Eje Cafetero.
La crónica, publicada en 2018, recoge el testimonio de Lina Torres, vocalista de una agrupación que tomó un instrumento elaborado de un tronco hueco y cuero de animal como nombre e identidad. Tambor Hembra, proyecto dirigido por Juan Manuel Ocampo y conformado por 10 mujeres artistas, toma como base las raíces del Caribe para crear piezas musicales en las que la tradición se encuentra con los sonidos contemporáneos.
La percusión, en compañía de vientos y oscilaciones, trazan un punto de conexión espiritual que se proyecta en cada golpe, en cada pulsación, en cada vibrato de las voces de las cantadoras que dan forma a canciones que hablan de flores y amor, de cotidianidad y violencia. ‘Qué Pasó’, interpretada por Tambor Hembra en colaboración con La Perla, es una de ellas. Sobre la cadencia de su sonido, cuenta una historia de tantas, en la que el conflicto armado ha silenciado voces y cancelado sueños.
«Cada golpe representa un momento de la historia, cada instrumento representa un personaje de la historia, las letras cuentan todo: la cotidianidad, la muerte, la alegría», comentó Lina durante la crónica de Stefanny.
Este breve acercamiento sobre la trayectoria de Tambor Hembra no nace de la casualidad ni es fruto del capricho. La agrupación, en compañía del músico colombiano Julián Cardona, entrega un EP conformado por dos canciones que cruzan los caminos de los sonidos folclóricos del norte del país con la sofisticación de la música electrónica. ‘La Flor de la vida’, es el nombre de la producción y nos acercaremos a las dos piezas que lo conforman.

Inspirado por las influencias del house y del techno, Julián ha explorado las posibilidades electrónicas de la música. El también ganador del Premio CDA a Mejor Live Act Nacional, cruzó su experimentación con Tambor Hembra en esta producción musical. Sus únicas dos canciones, ‘Todo se cura’ y la homónima al EP, buscan, en palabras del artista «resaltar ese amor sin interés, que no espera o necesita algo, simplemente da… al tiempo que considera que dicho amor por los demás parte del mundo interior».

‘En Todo se Cura’, los golpes al tambor alegre —nombre con el que también se conoce al tambor hembra— se combinan con las gaitas y las pulsaciones electrónicas. Es una combinación delicada que encuentra el equilibrio entre la herencia y las nuevas dinámicas de la música. Su letra, interpretada por esas voces que transportan a los litorales caribeños, mantienen la esencia ancestral en un mensaje sencillo que agradece a la vida y al poder sanador de la música, al tiempo que recrean una atmósfera en la que la danza comparte con la libertad de movimiento a la que invitan los sonidos de beats, samples y mezclas.
Grabado en el Centro Cultural Rogelio Salmona, el video de ‘La flor de la vida’ contrasta —y une— lo ancestral y lo moderno desde la imagen. La arquitectura contemporánea de la locación abre sus puertas a lo tradicional expresado en los vestidos azules de las mujeres de Tambor Hembra; la tornamesa de Julián Cardona, comparte con los instrumentos tradicionales; la sobriedad de un espacio dedicado a la cultura, respeta la policromía de los ritmos del caribe.
Su letra, al igual que en ‘Todo se Cura’, es un agradecimiento. Es una canción optimista sin ser superficial; una pieza que se ubica, al mismo tiempo, entre la música folclórica y el world music. ‘La Flor de la Vida’, además, cuenta con una versión extendida en Spotify, que nos obsequia un prólogo instrumental protagonizado por la percusión que bien podría ser visto como un guiño simbólico en el que la tradición da la bienvenida a la modernidad, tal como las generaciones anteriores lo hicieron con nosotros, tal cual como nosotros deberíamos hacerlo con los más jóvenes.
De poco sirve un legado, sino tiene la intención de extenderse a través del tiempo.
Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.

