« A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato al que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato»
Pink tomate (Opio en las Nubes)
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
Bogotá, caótica, delirante y –por instantes– entregada a la tragedia, ha sido retratada desde la obsesión de escritores que han dejado escapar entre los dedos sus más íntimas pasiones; narrada desde las rimas enfadadas del rap y atravesada por los punteos de guitarras eléctricas y golpeteos de baterías que buscan interpretarla desde los sonidos desafiantes del rock.
Esa Bogotá que Rafael Chaparro Madiedo se atrevió a escribir con mar y malecón, es la misma que en la noche se difumina entre las luces y en las mañanas se desdibuja entre los titulares de prensa. Sus calles cuentan millones de historias, los forasteros encuentran en ella una urbe cargada de oportunidades. Ciudad de contrastes y de opuestos, de extremos y desigualdades. Ciudad animal, de rock n’ roll y de gatos callejeros.
Esa ciudad que Fernán, Quique, Wilken y Sergio, cuatro ‘gatos’ amantes del rock n’ roll y envueltos –como todos– en esa rutina que la absorbe, decidieron transitar a través de acordes musicales para buscar en los sonidos del rock un escape a realidad y encontrar en Gato Loko la excusa perfecta.
—Nace del espíritu animal de esta ciudad. Hacemos rock para la ciudad, para hacerle frente al estrés, a la rutina, al gris, a la monotonía, al Transmilenio, a los trancones. —Afirma Sergio Romero, bajista de Gato Loko.
Gato Loko inició su camino en 2016. Como el animal que dio origen a su nombre, no se adhiere a convencionalismos, ni busca encasillarse en una categoría musical que defina su sonido. Simplemente hace rock y acogió a esa ciudad –tan ruda a ocasiones– para convertirla, en palabras de Sergio: «en una razón para divertirse y compartir».
—Qué mejor que un gato nocturno, un gato callejero, un gato incomprendido; pero que está ahí para alegrarnos cuando lo vemos en la calle, cuando lo vemos en el bar, cuando lo vemos en tarima. —Agrega el bajista.
Aterrizada en esa realidad de la que pretende escapar a través de sus canciones, Gato Loko es consciente del esfuerzo que trae consigo enfrentarse al transitado camino de los sonidos independientes. Comprende también que detrás de todo proyecto hay una entrega total por parte de cada una de las personas que lo conforman. Fieles a esta premisa, la dedicación de sus integrantes ha permitido que durante sus cinco años de trayectoria haya grabado de forma autogestionada el EP El Vertedero y los sencillos Demonio y Pola o Miedo.
Gato Loko, a diferencia de la mayoría de los felinos, sabe que en manada es más fácil recorrer un camino. Por ello mismo, la colectividad es un principio que la agrupación defiende como mecanismo de perseguir objetivos en conjunto, sin que ello interfiera con la identidad del proyecto.
—Ese esfuerzo, eso que nos representa la ciudad: un caos donde hay que buscar y lograr las oportunidades hay que hacerlos juntos. —Explica y agrega—. Esto es de colectividad y de aunar esfuerzos.
Bajo esta premisa, la agrupación bogotana lanzó el pasado 12 de agosto el sencillo Los Niños Duermen, su primera producción en estudio, la cual fue posible gracias a un esfuerzo colectivo en el que participaron músicos, productores y otros referentes en la industria del rock nacional como Kike Monroy, Leonardo Castiblanco, Diego Rodríguez, Hugo Pinzón y Camilo Silva y Hodson Entretenimiento a través de su programa Emergente Convergente.
Los Niños Duermen responde al deseo de Gato Loko de ofrecer un escape a la monotonía a través de una propuesta sencilla de fácil recordación. La letra de la canción, por su parte, narra la visión del mundo que se tiene en la infancia, en la cual todo resulta un poco más fácil porque en dicha etapa la realidad es más amigable.
«Sueñan despiertos con países secretos, viviendo las vidas de dioses eternos»
—Le pusimos un ritmo pegajoso y relajado, como si fuera la ronda de recreo para el que va en al trabajo o acaba de salir de exámenes de la universidad. —Agrega.
La canción, en un poco de más de dos minutos, busca recrear un escenario de descanso a las problemáticas que se respiran en la ciudad, entendida esta como un reflejo nacional.
—Es jocosa, divertida y con una letra sencillita para disimular su profundo mensaje: Soñar, divertirse, imaginar y creer en un mundo mejor es algo que nunca se nos debe olvidar, ni de jóvenes ni de adultos.
«Recorren paisajes de dulces manjares, jugando gozosos vidas interminables»
Los Niños Duermen traza para Gato Loko un nuevo rumbo en el proceso desarrollado hasta momento, el cual traerá desafíos más exigentes y expectativas mucho más grandes, sin que la ciudad deje ser para sus integrantes esa oportunidad de luchar por alcanzar un sueño y el rock una excusa perfecta para divertirse.
Gato Loko | Integrantes
- Voz y guitarra: Fernán Fortich
- Guitarra: Quique Monroy
- Batería: Wilken Rodríguez
- Bajo: Sergio Romero
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