«Nadie quiere morir y la muerte se necesita»:
(FRANCISCO CÁÑATE CACERES ‘SIKITO’)
(Medellín, Antioquia, Colombia)
Por, Olugna
Acumuló tanto conocimiento, como años pudieron soportar su cuerpo. Su sabiduría, alejada de los títulos prominentes de la academia, provenía de la herencia ancestral que sabe tomar de la naturaleza aquellas medicinas capaces de curarlo todo, incluso los dolores que se instalan más allá de los huesos cuando el amor se acaba. También, fue consejero y guía espiritual, profeta y cantador de su pueblo. Su vida, para los pobladores de San Basilio de Palenque, no pasó desapercibida; su memoria, es un legado que mantiene viva la memoria ancestral del territorio.
Su nombre, a diferencia de aquellos que han sido inmortalizados en incontables documentos históricos, es difícil de rastrear en Internet; sin embargo, al repasar los pocos vestigios de su existencia que han sido recopilados en algunos notas de prensa, investigaciones y reseñas de turistas extranjeros, se evidencia la importancia que tuvo en el pueblo donde habitó por casi un siglo.
Francisco Cañate Cáceres no necesitó de una fría ―y desacertada― reseña de Wikipedia, para dejar constancia de su legado, porque su huella se quedaría en sus coterráneos, tan nítida como sus consejos, curaciones, versos o cantos. ‘Sikito’, como solían llamarlo, fue despedido en febrero de 2015 a través del sonido de tambores y cantos tradicionales que dan forma a Lumbalú, ritual mortuorio propio de San Basilio de Palenque, municipio declarado como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad por la Unesco.

«Él era un hombre sabio en sus conocimientos de medicina tradicional, grande en la construcción de versos, por sus melodías compuestas y cantadas con alegría y energía», señaló la investigadora Cristina Lombana para El Heraldo, para definir a ‘Sikito’, hijo ilustre de una región olvidada por el establecimiento, pero que ha sido reivindicada por su folclor y por diferentes artistas que le han rendido homenaje a través de sus distintas expresiones; entre ellas la música ―tanto la tradicional como la contemporánea―, que insiste en evitar que la memoria ancestral se extinga.
Así lo ha hecho, también, Ocupante, dúo de indie electrónico, que ha rendido homenaje a ‘Sikito’ en ‘Malamores’, una de las tres canciones que forman parte de su EP más reciente, ‘Raizal’.
Inspirada en ‘Sikito: natural de Palenque’, documental dirigido por Julio Azar, ‘Malamores’, toma palabras del viejo curandero para crear el preludio de la canción; su voz cansada, encierra la sabiduría que adquirió a lo largo de su existencia. Los primeros acordes, abren un camino rodeado de beats electrónicos, sintetizadores y cadencias percusivas.
La composición narra una historia de amor que se desenvuelve entre los reclamos de una mujer hacia su hombre y las excusas con que este busca defenderse. ‘Malamores’, es un pequeño retrato de la cotidianidad palenquera; una narración juglar que nos acerca a los cánticos tradicionales.
―Queremos enaltecer los sonidos locales por medio de exploraciones que parten desde nuestra esencia sonora con historias cotidianas del ser humano de su trasegar como seres individuales y también en sus relaciones diarias―. Explica Ocupante.
‘Malamores’, hace uso del lenguaje tradicional palenquero ―una combinación de español, portugués y dialectos africanos―, para dar vida al diálogo que nutre su letra. Pregones, coros y estribillos, se aferran a la melancolía como esa canoa ―símbolo de las ciénagas del Bolívar― para transitar el tiempo y recordarnos que ―aunque no seamos conscientes de ello―, somos hijos de los pueblos originarios.
«Ay, no me dejes solo (¡ay! ¡ay!). Negra, por qué me dejas. Tá kombilesa miriendo chupando caña»
«Negro, yo a ti te dejo. No más cuentos ni engañifa. Kumo kusa tá contigo, seguro no son motetes»
El video de ‘Malamores’ abre las posibilidades a la libre interpretación. En su narrativa, lo simbólico converge con los paisajes que colorean la parte de norte del país. Grabado en la Laguna de Ayapel, ubicada en el departamento de Córdoba, la pieza audiovisual resalta la relación ancestral de los pescadores con el río, al tiempo que retrata la estética de las sabanas cienagueras.
Acompañada de ‘Ocelote’ y ‘Dualidad’, la canción, forma parte de ‘Raizal’, EP que explora las raíces africanas que dejaron huella en el Caribe y dieron lugar a una riqueza cultural que fusiona canticos, ritmos y danzas, para reivindicar a un territorio que ha permanecido firme a sus tradiciones y que ha sabido reconocerse, a través de sus distintas expresiones artísticas y narrar su propia historia, su cotidianidad, sus sentires.
En once minutos de duración, ‘Raizal’, permite acercarse a la diversidad sonora y psicodélica de ocupante. Cada una de sus canciones adquiere una personalidad individual sin perder la esencia que ha identificado al proyecto conformado por Andrés Morales y Andrés Suárez.

Ocupante, bajo una identidad que escapa a una categoría definida, encuentra la manera de cruzar géneros musicales, atravesar el tiempo, encontrarse con las raíces y entregarnos canciones que, como en el caso de ‘Malamores’, rinden culto a la oralidad y sabiduría popular.
―Queremos expresar con sonidos nuevos que nuestra cultura está más viva que nunca, que las raíces son nuestra mayor fortaleza y que puede ser escuchada en otros géneros musicales no tradicionales―. Finaliza el dúo de indie electrónico.
Ocupante | Redes Sociales
- Facebook: https://www.facebook.com/ocupantemusica/
- Instagram: https://www.instagram.com/ocupantemusica
- TikTok: https://www.tiktok.com/@ocupantemusica