Aleq - Máquina del tiempo 10

‘Máquina del Tiempo’ (Aleq): el anhelo de abrazar el pasado a través de los ritmos urbanos


Por: Olugna

La parte posterior de un DeLorean brilla entre neones como si acabara de salir de las viejas cintas que trazaron un hito en la cultura geek. No hay rayos, cronómetros nucleares o científicos desquiciados. Solo el silencio que precede a un deseo: retroceder. Es tan solo la imagen de la portada que rinde homenaje a la trilogía dirigida por Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg, Kathleen Kennedy y Frank Marshall, y ―al mismo tiempo― nos avisa la temática de la canción: encontrar en el pasado, el instante en el que la historia ―en este caso― de amor se fracturó e intentar repararla para avanzar hacia el futuro.


El vehículo que alguna vez nos mostró que el futuro estaba a 88 millas por hora, bajo las guitarras afiladas del rock ‘n’ roll, ahora es un culto a la nostalgia y una muestra de cómo, las nuevas generaciones, de alguna forma, también se han visto influenciadas por símbolos ―casi sagrados― de la década de los 80 y se apropian de ellos, para contar sus vivencias, aunque las mismas se alejen de las estridencias, porque prefieren verse abrigadas por las posibilidades modernas de la música: fusiones de beats, sonidos electrónicos y efectos vocales.

Es obvio, Aleq, el artífice de la canción que se apropia de un elemento emblemático de la cultura pop ochentera, nos propondrá un viaje en el tiempo, pero a su manera, bajo las influencias de los sonidos urbanos contemporáneos. No ha distorsiones. En su lugar, un ritmo más cálido, más callejero, lo envuelve todo. Es un reggaetón que no vino a presumir su movimiento cadencioso y atrevido, sino a lamentarse por lo que dejó a atrás. No somos ajenos al arrepentimiento, todos, sin excepción, tenemos un relato que llegó a su final por nuestro errores y torpezas.


El DeLorean, en ‘Máquina del Tiempo’, la canción que nos presenta el artista colombiano, es una confesión tardía de arrepentimiento y de impotencia. En un género donde la masculinidad muchas veces se mide en conquistas y excesos, Aleq se permite hacer lo contrario: aceptar que le jugo sucio al amor. Lo hace desde sensibilidad que desarma, desde la sencillez de un lenguaje que se aleja de las pretensiones para acercarse a las calles de ahora, las mismas que han visto cualquier el surgimiento de nuevas expresiones musicales.

 ―Es perfecta para el momento en el que se quiera fantasear con volver al pasado y arreglar un error―, menciona Aleq.


El artista, nos cuenta su propia historia y no teme en afirmar que aún está en espera. Al final, Máquina del tiempo’ no ofrece finales felices. No promete que el perdón llegue, ni que el daño se repare. Pero deja una puerta abierta, al menos lo intenta: la de asumir, la de pedir, la de aceptar que amar también significa fallar… y aun así, intentarlo otra vez.

El videoclip refuerza la metáfora: ALEQ camina lento Villavicencio mezclándose con la cotidianidad de una ciudad calurosa que no envidia a la grandes urbes. La conexión del músico con Back to the Future, no es un capricho estético. Es por ello que porta una chamarra que rinde homenaje a unos de los clásicos más representativos del sci-fi. La prenda, seguramente codiciada por los coleccionistas, es un guiño a la nostalgia, en esta ocasión, hacia una época que el artista no conoció ―al menos no como nosotros―, pero que de igual menara lo influyó.


Aleq, a paso lento, recorre el bulevar mientras nos canta su historia acompañado por la energía de los beats propios del reggaetón clásico. No corre, no huye. Va con paso firme hacia su pasado. El ascensor al que llega al final de su recorrido, es un símbolo hacia su descenso interior. Como si al cerrar la puerta y apretar un botón, lo único que realmente quisiera fuera abrir otra vez la posibilidad de perdón.


Hace tres años fue escrita la canción. Pero, solo hasta hoy, Aleq se anima a dejarla en libertad. La compuso en pleno duelo emocional, cuando entendió que algunos errores se entierran, pero otros pueden transformarse en música. La dejó reposar, como quien guarda una carta sin enviar. Y ahora, por fin, la lanza al aire con la esperanza de que alguien —ella, quizá— la escuche.

―Hace parte de los proyectos empolvados que todos los artistas tenemos y que un día merecen ver la luz―, señala.


‘Máquina del tiempo’, vista más allá del desahogo emocional que propone, puede ser vista de cómo el legado que dejaron las piezas de culto, se mantiene vivo y llega a las nuevas generaciones a través de otras posibilidades. Quizás, a los puristas los enoje, pero la rebeldía no necesita que nadie le diga cómo debe vestir, cómo debe sonar ni mucho menos qué debe cantar.

Si miramos este lanzamiento desde otras perspectivas, podemos ver que es una canción rebelde y arriesgada. ―Confieso que me da un poco de temor no recibir la misma aceptación al no ser una letra más atrevida, sin embargo, tengo la fe y la esperanza de cautivar a esas personas que están arrepentidas por haber cometido una infidelidad―. Finaliza


Sobre Olugna

Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mis dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.

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