‘Sweet Liar’, el más reciente lanzamiento de Ollie Bend, emerge con la fuerza del punk rock y nace en un momento de introspección y cambio
Por, Ian Álvarez
Tras un período de intensa exploración sonora y numerosas horas en estudio afinando los matices de su próximo proyecto musical, el artista colombiano de punk rock, Ollie Bend, regresa con nueva música que refleja su evolución y búsqueda artística. En este momento crucial de su carrera, Ollie se deja llevar por nuevas influencias, decidido a romper los moldes de la música moderna con un enfoque fresco y renovado.
‘Sweet Liar’, su más reciente lanzamiento, emerge con la fuerza del punk rock y nace en un momento de introspección y cambio. Tras mudarse a una nueva ciudad en Estados Unidos, Ollie conectó su guitarra en su nuevo hogar y, en ese instante, empezó a dar vida a este tema. La canción, cargada de energía y honestidad, narra la historia de un amor desgastado y la aceptación que surge al dejar atrás lo que ya no suma.
Más que una simple canción, ‘Sweet Liar’ es un desahogo universal, resonando con quienes han experimentado las vicisitudes de relaciones fallidas. Aquí, la voz de Ollie se alza como un grito liberador, explorando el lado oscuro del amor—un alter ego que desafía las expectativas convencionales.
«Desde el primer acorde, sentí que estaba entrando en una nueva etapa de mi vida. El riff inicial es un reflejo de ese aire fresco, potenciado por el sonido inconfundible de las guitarras Les Paul y la brutalidad de los amplificadores Marshall. Esta vez, quise darle a mi voz un tono más agresivo, algo que encapsula la esencia del punk rock,» comenta Ollie Bend.
Inspirado por los tonos de guitarra que marcaron el emblemático álbum ‘American Idiot’ de Green Day—el cual hace más de una década encendió su pasión por el rock—y con una batería influenciada por Travis Barker de Blink-182, ‘Sweet Liar’ representa un regreso a las raíces para Ollie. Es una declaración audaz de que, pese a la evolución constante del mundo, el punk sigue siendo la forma más sincera y enérgica de expresión artística, una prueba de que el rock está más vivo que nunca.