Crónica I
(Bogotá D.C., Colombia)
Fotografía: Angie Gómez
Crónica: Olugna
Dos actores ejecutan una danza sobre la tarima. Su coreografía, desarrollada a través de movimientos sincrónicos, simboliza la relación de lo femenino y lo masculino, que da vida a una deidad andrógina que necesita de la dualidad para existir. Es una acción que se desarrolla en un escenario futurista recreado bajo una atmósfera de luces violetas y colores fríos. La breve puesta en escena, se desenvuelve en medio de un juego inquietante y sugestivo, en el que la corporeidad es pieza fundamental en un concepto artístico que involucra el teatro, la estética y los sonidos duros del rock.
Son las siete de la noche. La representación teatral, llevada a cabo por Lizeth Forero y Cristian Arciniegas, es el acto inicial de una velada atravesada por las influencias del hard rock y el power metal. Al tiempo que los dos jóvenes actores bajan de la tarima, aparecen en escena los músicos que acompañarán a Yimark en el primer concierto de su gira conceptual ‘Dama Oscura’. Sus rostros están cubiertos por mallas, mientras que la artista, ha sido maquillada con colores metalizados.
El concepto que desarrollará Yimark el día de hoy en la bahía del Planetario Distrital, bajo el nombre de ‘Reencarnación’, es una representación simbólica de la interacción de dos energías esenciales en todo aquello que contiene vida: lo femenino y lo masculino, definidas por la artista bogotana, como una deidad demoniaca que es más fuerte que la existencia.
Yimark, refleja el cansancio y el desgaste del accidente que sufriría horas antes y puso en riesgo el desarrollo de la gira; no obstante, es una mujer de hierro que no se ablanda por un pie inmovilizado; una dama oscura antecedida por dos décadas de trayectoria, en las que ha reivindicado y resignificado la acción femenina en una escena musical ―compleja y contradictoria―, en la que aún hay demasiados diálogos sin resolver; entre otros, el radicalismo, el prejuicio y el machismo.
‘Mortal Figura’ es la primera canción de la noche. Precedido por la representación teatral y dancística, junto a un preludio instrumental ejecutado por los músicos que la acompañan, es el sencillo dispuesto por la artista bogotana para abrir el concierto. La voz contralto de Yimark, se proyecta en la bahía del Planetario Distrital y se desplaza por entre el público que observa su presentación.
La plataforma de poca altura ―a diferencia de otras tarimas de la ciudad―, acorta la distancia de la artista con los asistentes. La elección del Planetario como escenario para el desarrollo de ‘Reencarnación’, genera una atmósfera que sabe adaptarse al paisaje futurista que ha sido retratado en el concepto de la presentación.
‘Viejo Jardín’ y ‘Katarsis de Luna’, dan continuidad al repertorio musical y abren paso al segundo acto teatral de la noche. El escenario, de nuevo, es tomado por los actores de la compañía teatral Badabú. Algo ha cambiado en sus personajes, el juego sincrónico del comienzo, ahora, es una batalla interna en la que un individuo se ve expuesto a su fragilidad, a sus contradicciones; una dualidad representada por la pureza ―careta que oculta sus perversiones― y por los instintos primitivos inherentes a su ser. Es una lucha interior que consume; pero, al mismo tiempo, reivindica su herencia animal; misma que la evolución no ha podido explicar, ni la religión ha sido capaz de domar.
Han pasado 20 minutos. La música, gracias a ‘Errante en el Tiempo’, ‘Criaturas en Tinieblas’ y ‘Viejas Sombras’, recupera el escenario. Al igual que los dos personajes representados por Lizeth y Cristian, el rock compite ―y se complementa― con la teatralidad, para dar forma a una sola identidad, a un concepto que trasciende más allá de lo estético y busca descifrar en la complejidad de la existencia, la relación ―quizás incestuosa― entre la muerte y la vida.
En el tercer acto, la danza regresa a la tarima. No ha llegado sola, trajo consigo, la expresividad de la gimnasia. Como toda obra literaria, la vida necesita del drama para renacer, encontrarse a sí misma y reencarnar ―quizás― en otras formas desconocidas por el ser humano. Para el cierre musical, Yimark, dispuso que cuatro canciones fueran las encargadas de ser la banda sonora del desenlace: ‘Sueño Ancestral’, ‘Phandemia’, ‘Thamara’ y ‘Donde estés’.
Son un poco más de las ocho de la noche. La próxima cita será en otro escenario emblemático de Bogotá y representativo en la historia que el metal ha escrito en la ciudad: La Media Torta.
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