Slash’s Snakepit (2)

Slash’s Snakepit: el escape creativo de Saul Hudson


Por: Mauricio Durán

1994 fue un año trascendental para el rock. La muerte de Kurt Cobain sacudió a los fans del rock alternativo, desatando una pasión desmedida que desencadenó un efecto dominó en el mainstream. No era para menos: discos emblemáticos como ‘Purple’ de Stone Temple Pilots, ‘Superunknown’ de Soundgarden y ‘The Downward Spiral’ de Nine Inch Nails vieron la luz, consolidando, de esta manera, la escena alternativa.

Sin embargo, no todo el panorama era alentador. El hard rock, especialmente el mundo de Guns N’ Roses, atravesaba una etapa incierta. Con la gira de los ‘Use Your Illusion’ finalizada, un álbum de covers que no generó mayor entusiasmo entre los fans y una banda sonora polémica, el futuro de la agrupación parecía nebuloso. ¿Qué seguía ahora?


En ese contexto, Slash decidió tomar las riendas de su propio destino. Rescató algunas maquetas que habían sido rechazadas por Axl Rose y, con la colaboración de Mike Inez (Alice In Chains), Matt Sorum y Gilby Clarke, se encerró en su estudio, un espacio que compartía con sus inofensivas mascotas. Así nació su primer proyecto fuera de Guns N’ Roses: Slash’s Snakepit.

Para dar voz a esas canciones crudas y llenas de sentimiento, eligió a Eric Dover, un vocalista prácticamente desconocido, pero cuya desgarradora y potente voz llamó su atención. En sus composiciones se escondía un gran salto al existencialismo, una poesía teñida de aflicción y desconsuelo, que encajaba a la perfección con la esencia del proyecto.



El 14 de febrero de 1995, ‘It’s Five O’Clock Somewhere’ vio la luz. El álbum ofrecía un rock ‘n’ roll crudo, callejero y real, con letras que reflejaban el caos de aquellos días. Canciones como ‘Doin’ Fine’ capturaban la esencia fiestera, mientras que ‘Good to Be Alive’, ‘Soma City Ward’ y ‘Monkey Chow’ mostraban la fuerza del hard rock. Por otro lado, la inevitable melancolía se hacía presente en ‘Back and Forth Again’, brindando una placa de culto para los verdaderos Gunners.


El lanzamiento del disco y el videoclip de ‘Beggars & Hangers-On’ fueron un bálsamo para los fans más fieles de Guns N’ Roses. Ver nuevamente en pantalla a tres de sus integrantes, devolvió algo de esperanza a quienes seguían aferrados a la banda más peligrosa del planeta.


A pesar de contar con el respaldo de Geffen Records y la producción de Mike Clink, ‘It’s Five O’Clock Somewhere’ no tuvo la repercusión que merecía. Sin embargo, con el tiempo se consolidó como un álbum de culto, apreciado por aquellos que buscan más allá de lo evidente en la historia del hard rock.


Treinta años después, sigue siendo un testimonio del espíritu rebelde de Slash y de una época en la que el rock aún se atrevía a ser auténtico.


Sobre Mauricio Durán

Mauricio es un coleccionista, melómano y audiófilo con más de 30 años de experiencia. Ha sido ganador de múltiples concursos en medios radiales y redes sociales, además de destacarse como host de eventos musicales, analista y difusor musical en plataformas digitales. Desde 2020, se desempeña como locutor para Tendencia Rocker y es Presidente del GUNS N’ ROSES COLOMBIA FAN CLUB.


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