«Déjame volver a sentir el sol en el corazón solo una vez más»
‘Terca’: las contradicciones del amor retratadas por Isla de Caras
«Terca, no me digas nada, lo que hagas con mi amor no me importa»
La respuesta extraviada de la existencia en ‘Failures’, de Eyes of Vriel
«Waiting for the rain that will never come, waiting for the day to die in vain»
‘With Or Without You’ (Pacífica): la representación de ese lugar que todos queremos alcanzar
«There’s a place I wanna be at with or without you»
‘Bangkok’ (Netch): la nostalgia y la melancolía vistas desde el optimismo
«Voy en el primer avión, ya nos vemos en Bangkok»
‘Thanks to Kafka’ (Aisles): el diálogo oscuro e introspectivo de la angustia
«I would like to say thanks to the poets, talk to the warriors that made it»
‘Perlas’: un diálogo con nuestros abuelos propuesto por María Mar
«A la orilla del camino silenciosa está la casa, se diría que sus puertas se cerraron para siempre»
‘Dinamita en mi Funeral’ (Su Madre): el grito desesperado de la extinción
«Ahora, al fin ante la muerte, todos están asustados, encerrados en sus casas temiendo ser contagiados»
‘Toz’ (Moshiko): una mirada pospandémica del delirio
(Guayaquil, Ecuador)
Por, Olugna
Siempre ha estado, nunca se ha ido; acompañado de la esquizofrenia, en ocasiones ―colectiva en otras individual―, ha permanecido camuflado entre la manipulación y el miedo. Incomprendido y señalado por aquellas que solo aceptan una versión de la realidad, ha sobrevivido y en más de una oportunidad, al final de la tragedia, ha demostrado que tenía razón. Duele aceptarlo, pero el delirio es tan real como la precariedad social.
Han pasado tres años desde el encierro que confinó al ser humano a permanecer atrapado entre cuatros paredes y lo condenó a enfrentarse a sí mismo, sin protección alguna a sus demonios, a sus miedos, a su reflejo. Fueron meses confusos, la incertidumbre, con los meses, se hizo más fuerte; en los noticieros, los titulares de prensa generaron más dudas que certezas.
En Guayaquil, Moshiko, artista ecuatoriano de pop electrónico, encontró en la pandemia una excusa para crear una composición que pudiese retratar, a través de los elementos que forman parte de ella, esos diálogos incomodos que la sociedad no ha sido capaz de resolver: paranoia y miedo; manipulación y tergiversación de la realidad; exclusión, aislamiento y soledad.
La identidad sonora para esta composición sería el pop; la batería, la base de una pulsación cadente y los beats electrónicos, el complemento ideal para crear una pieza musical definida por un concepto y atravesada por los contrastes de un ritmo que invita al movimiento y una lírica que abre las puertas a la reflexión. ‘Toz’, sería el nombre bajo el cual se daría a conocer.
En ‘Toz’, lanzada el 30 de marzo, Moshiko, recoge las diferentes inquietudes que para el artista no han pasado desapercibidas. Musicalmente, la canción transporta a los sonidos que definieron una etapa importante en el camino trazado por la combinación del pop con la música electrónica.
El videoclip de ‘Toz’, retrata el estado de ansiedad que sufrió el protagonista durante la pandemia, cuya historia se desenvuelve en su habitación. La ventana, quizás su única conexión con el mundo exterior, termina por convertirse en la proyección de sus propios delirios. Al igual que la canción, la pieza audiovisual, juega con diversos elementos que refuerza la intención con la que fue concebida.
Durante tres y medio, ‘Toz’, recrea una experiencia sonora que podría acercarse a las sensaciones generadas por el extinto dúo francés ‘Daft Punk’. Es, en definitiva, una canción que se arriesga a cuestionar la realidad, a través de los sonidos ligeros de la música electrónica.
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