«Serpenteante y divina, macabra y sensual, imprevisible y mezquina, te alzas sobre las aguas blancas de mi mar»
(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Un Poeta Ebrio
Te amo más allá de lo que me pueden dictar los huesos.
Las noches se abalanzan sobre mí,
y gritan sobre los techos tu nombre.
Serpenteante y divina,
macabra y sensual,
imprevisible y mezquina,
te alzas sobre las aguas blancas de mi mar.
El falo del universo se proyecta en tu silueta.
El deseo, en las letras perdidas de un papel,
con un trazo te definen, mujer.
Y yo, yo solo sangro.
Al frente de mí una soga, una jeringa y un cuchillo.
¿Amor, con qué artefacto te he de borrar de mis sentidos?
Se proyecta tu rostro en la pared, mujer;
en los rincones de una habitación
dejo de respirar en silencio
y mi sangre te grita, mujer.
Mi lento palpitar te borra,
ya sin ganas, de mi memoria.
Una daga, una carta, un cigarrillo.
Un recuerdo, un suicidio, un olvido.