(San Juan de Pasto, Nariño, Colombia)
Por, Olugna
Millones de transeúntes anónimos rompen el silencio de las calles con pasos apresurados, caminan de un lado al otro, muchos sin un rumbo definido. Allí, en medio del asfalto, inmersos en sus confusos pensamientos, buscan ―sin que muchas veces sean conscientes de ello― una sola cosa: existir. Sin embargo, sus ojos delatan que esconden historias inimaginables de tragedias internas, inquietudes sin resolver, sueños inconclusos o deseos perversos. Millones de vidas tratando de descifrar el propósito de su existencia.
Desde su nacimiento, un individuo comienza una travesía de la cual sabe cuándo comienza, pero de la que ignora hasta los detalles más insignificantes de su itinerario; que desconoce, también, las circunstancias y los tiempos que determinarán su final. Por supuesto, ese pequeño ser humano que acaba de nacer, carece de la información que le permitirán prepararse para ese viaje que apenas inicia. Dependerá de él, en gran medida, el camino que logre recorrer.
Allí, en medio de la complejidad que encierra la existencia, se esconden millones de historias que morirán en el silencio, pero que guardan episodios atravesados por la tragedia, la ausencia o el delirio. Desde que nace, un ser humano es educado para comportarse en sociedad, pero qué poco se le enseña sobre sí mismo. Quizás, la vida sea simplemente una expedición a través de un hombre tratando de buscar la luz.
Al igual que la existencia, ‘Anthropos: La sombra implícita del sol’, viaje conceptual propuesto por la agrupación colombiana Epiphany, es una expedición ambientada por diferentes atmósferas musicales en la que la experimentación de sonidos ―muchos de ellos distantes entre sí― interpretan la intención con la cual fue concebida la placa discográfica: retratar la travesía de un hombre por los pasajes más oscuros de su propia existencia hasta encontrar un instante de plenitud.
Un recorrido que parte de la premisa básica de que es el individuo, quien debería tener control de sí mismo y de todo aquello que lo rodea. Bajo un título directo, ‘Ser’, es la primera estación de un viaje que a medida que se desplaza por otras siete canciones ―estaciones emocionales recreadas a través del rock progresivo―, crece en intensidad, en fuerza y ―por qué no― en desesperación. Interpretado desde las posibilidades de la semiótica, ‘Anthropos: La sombra implícita del sol’, más que una producción discográfica, es la vida misma desplazándose a través de su propia complejidad.
Construida sobre una base acústica, ‘Ser’ es una canción que explora el interior del individuo; sus pasajes instrumentales extensos, interrumpidos por una lírica simbólica, pueden percibirse como esa paz interna ―urgente y necesaria― que le permitirán a una persona mantener el control de sí misma.
Epiphany, agrupación fundada en San Juan de Pasto, capital del departamento de Nariño y cuna de exponentes destacados en la escena del rock nacional, establece un itinerario que bien podría escucharse como si fuese una sola pieza de 53 minutos de duración, conformada por 8 estaciones que ―aunque puedan apreciarse de manera individual― forman parte de un solo concepto.
Sin ahogarse definitivamente, el ritmo de ‘Ser’ se desplaza in crescendo hacía los riffs melódicos y agresivos del metal en la segunda estación: ‘Otro’, pieza musical que además involucra teclados, distorsiones y voces limpias que alternan con guturales. Se entiende por qué es la parada contigua: el ser humano requiere primero descubrirse a sí mismo, para empezar a reconocer la existencia ―tangible e intangible― de todo aquello que lo rodea.
Ha sido un viaje intenso y solo han pasado 10 minutos del recorrido propuesto por Epiphany, agrupación conformada en 2018 por Daniel Cortés y Cristian Enríquez. Las tres estaciones siguientes gana en intensidad y en carga emocional, no es para menos, fieles a sus títulos ‘El Todo: Ascenso / Descenso’, ‘La Nada: Desolación / Falsa Calma’, ‘La Muerte: Terror / Delirio’, se sumergen en la complejidad de las preguntas que han tratado de ser respondidas sin éxito por la filosofía, la ciencia o la religión. Al recorrido, se ha sumado la melodía de los vientos, ecos en las voces guturales y coros que recrean una ópera moderna.
‘La Vida’, sexta estación, involucra elementos propios del folclor ancestral del continente. El túnel atravesado por las tres canciones anteriores, ahora se ha transformado en un recorrido más tranquilo. Como lo afirma Epiphany, «representa la luz al final del túnel, la reconciliación y aceptación al finalizar la tormenta».
Después de ‘La Vida’, queda el legado, esa huella que deja un individuo en el trozo de mundo que le fue asignado. Este concepto es interpretado y retratado en ‘La Herencia’, penúltima estación. El viaje está cerca de su final, de nuevo el metal es el encargado de entregar fuerza y contundencia al sonido propuesto en ‘Anthropos: La sombra implícita del sol’, proyecto concebido por Epiphany en 2020, en el que música, pintura y producción audiovisual, forman parte de la identidad que la agrupación desea proyectar en este trabajo.
Un gutural desgarrador, un interludio intenso en teclados, percusiones, distorsiones y voces limpias, preparan el final de ‘La Herencia’, canción en la que es posible identificar una influencia directa de Pink Floyd. El pequeño ‘Ser’ del comienzo, ahora es un individuo próximo a encontrarse con ´La Iluminación’.
Riffs extensos y melódicos se sumergen en los acordes de ‘El Bolero de Ravel’, pieza compuesta por Joseph Maurice Ravel en 1928. Es el tributo del metal a la ópera, el obsequio que la vida le da individuo antes de morir: apreciar un instante de luz para nacer de nuevo.