«Baby no eres tú, es que soy difícil de complacer»
‘ENTRE LOS DOS’ (ZOFI CONSTA)
Por: Olugna
La puerta permanece abierta, la luz exterior parece tentadora; sin embargo, se niega a cruzarla. Quizás se siente más segura en la certeza de su dualidad emocional, que ser presa de la incertidumbre de enfrentar la realidad y escarbar en sus sentimientos la versión más honesta de sí misma.
Es una mujer joven. Su rostro es delicado y la sensualidad que la envuelve le otorga cualidades que podrían convertirla en la protagonista de una novela de algún escritor delirante. No necesitamos saber su nombre para entender que, en su interior, una batalla entre el deseo y la conexión emocional no da tregua: la lucha eterna entre la pasión prohibida y el amor socialmente aceptado.
―Explora la complejidad de las emociones humanas tocando temas como la duda, la vulnerabilidad y las elecciones difíciles que enfrentamos en algún momento―, ha dicho Zofi Consta al hablar de ‘Entre los dos’, su nueva canción.
Es en esa exploración emocional donde su interpretación cobra sentido: una historia sin un final resuelto, pero que deja claro un vaivén de emociones sin resolver que aturden a la protagonista de la lírica, como una conversación que se repite en la mente en un bucle inquietante que no cesa.
Musicalmente, ‘Entre los dos’ transita con una delicadeza engañosa. La producción, cuidada hasta el último detalle, fusiona elementos del pop alternativo con matices electrónicos sutiles y aires urbanos contemporáneos. Hay una cadencia hipnótica en los sintetizadores, un peso emocional en la voz y una instrumentación que crece y se repliega en los momentos precisos.
―Mi sueño es que ‘Entre los dos’ inspire, emocione y se convierta en un himno para quienes navegan las complejidades del amor y las decisiones―, explica la artista panameña radicada en Estados Unidos.
La estructura de la canción refuerza la indecisión de la protagonista. No hay una progresión convencional de verso-estribillo-verso con resolución clara; en cambio, cada parte se siente como un eco de la anterior, un ciclo que se niega a cerrarse del todo. La letra sigue el mismo principio: palabras que insinúan más de lo que afirman, versos que parecen preguntas sin respuesta.
El videoclip acentúa la tensión emocional. La artista no solo es la voz detrás de la canción, sino también la protagonista del universo visual grabado en Casa Providencia, en Medellín. En una serie de imágenes en blanco y negro, la luz y la sombra juegan con su silueta, atrapándola en un espacio donde el deseo y la introspección se entrelazan. La elección estética no es casual: la fotografía cruda y contrastada amplifica la sensación de aislamiento y vulnerabilidad.
El aire de la cabaña se mueve apenas, desplazado por una respiración que imaginamos pausada. La luz de la tarde se cuela entre las ramas, proyectando sombras en el suelo de madera. Ella se levanta, se acerca a la puerta. Un paso, quizá otro. Pero no hay un gesto que delate una decisión. Solo permanece de pie, observando lo que hay más allá.
Al final, la mujer sigue allí. La puerta continúa abierta. La posibilidad de acercarse a la salida sigue latente. No obstante será su decisión.
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Sobre Olugna
Cada crónica es un ritual. Quizás suene demasiado romántico, pero así es. Así soy yo, complejo y trascendental; sensitivo y melancólico, pero entregado a una labor que, después de algunos años, me ha abierto la posibilidad de vivir de mi dos grandes pasiones: la escritura y la música. A la primera me acerqué como creador, a la segunda –con un talento negado para ejecutarla– como espectador.
