(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
Caminar por la Bogotá de Opio en las nubes es caminar por una ciudad alucinante y mágica, una ciudad que desborda en cada una de sus páginas amor, dolor y poesía; caminar esa ciudad es un viaje emocionante y delirante, sus personajes logran una conexión con el lector desde sus primeras voces.
La Bogotá de Chaparro, por irreal que parezca, no dista mucho de esa Bogotá cotidiana, nocturna, bohemia, musical y caótica de la realidad; una novela de caminatas eternas por el malecón, de aventuras adolescentes, de historias que se entretejen en medios de sus bares –otros escenarios alucinantes– en los que la violencia sacude a sus personajes y el amor se encarga de hacerlos coincidir; una ciudad que permite caminar por entre sus playas y de frente al mar, da la oportunidad de decir adiós y de recordar, por qué no, a través del vodka y el whisky, esas historias de amores indescifrables.
Rafael Chaparro Madiedo falleció un 18 de abril de 1995, víctima de Lupus; no obstante, su memoria sigue intacta y, de acuerdo con Alejandro González Ochoa[1], sus lectores no han dejado morir.
Chaparro, 25 años después de su muerte, sigue siendo referente para la cultura narrativa de bogotana.
—Me gusta esa Bogotá de Pink Tomate, esa Bogotá rumbera… Opio en las nubes para mi generación es una obra que determinó el rumbo de quienes escogimos el camino de escribir, nos sirvió para repensar la ciudad de otras formas, de no caer en el lugar común […] Hay muchas ‘Bogotás’ escritas que son interesantes; pero Opio en las nubes me parece especial, más porque fue una obra muy querida entre los jóvenes de colegio y universidad; todos lo llevaban en la mano— Afirmó el escritor bogotano Andrés Ospina en conversación con Rugidos Disidentes.
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Recorrer la Bogotá de Opio en las Nubes, a través de su música, también es un viaje delirante; no por nada sus amigos lo llamaban Chaparrock. Al fin y al cabo, como lo señaló en su momento Ana María Escallón, Chaparro escribía como si estuviese componiendo rock.
La Banda Sonora de Opio en las Nubes
«Claro que a veces me desespera cuando llega con la noche entres sus manos, con la desesperación en su boca y entonces se sienta en el sofá, me riega un poco de ceniza de cigarrillo en el pelo, qué cosa tan seria, y empieza a cantar alguna canción triste, algo así como I want a trip trip trip.»
«Se sabía toda la canción Copacabana de Barry Manilow. Comemos en silencio. Amarilla me dice que tiene ganas de hacer una siesta porque siempre que duerme a esa hora sueña con barquitos de papel en la mitad de un cielo azulito. Pienso en sus nalguitas rosaditas trip trip trip».
«Me siento como en esos cuentos de hadas donde la princesa perdida va dispersando cosas para recordar el camino a casa. Entramos a un bar y Amarilla pide una botella de vodka y le regala una camisa de flores al hombre del bar. Una canción triste suena en el fondo. Don’t Leave Me Now…»
«Me llamo Sven y morí ayer o tal vez la semana pasada. Realmente no sé qué sucedió. No sé si fue una inyección de veneno en las venas o si me estallaron una botella de whisky en la cabeza. No sé. No sé. O si me abalearon en la puerta del Bar Anaconda. O tal vez en el Bar Los Moluscos. Lo único que recuerdo son las luces de un bar, el baño lleno de vómito y una canción. With or Without You…»
«La sirena siguió aullando como una perra herida que corría rompiendo el aliento caliente de la noche… Allí estaba la enfermera y me dijo adiós con las manos y deseé no morirme, deseé en ese momento con todas mis ganas ser el conductor de esa ambulancia para verla todos los días, para decirle oye preciosa ¿me quieres?, para cantar junto a ella Spend The Night Together en las mañanas de sol, pero en ese momento morí».
«Al final del malecón había un pequeño bar. Se llamaba El Café del Capitán Nirvana. Eran las doce del día y cuando me acerqué sonaba I Shot the Sheriff. Era lunes y no pude obtener satisfacción».
«Lo único que pidió Gary Gilmour fue que le pusieran I can’t Get No Satisfaction cerca de la silla eléctrica. También pidió que le dejaran leer los diarios y aquella parte de la biblia que decía muchos son mis adversarios y mis perseguidores, pero no me aparté de tus testimonios y por último que lo enterraran cerca de su árbol preferido, cerca de la raíz de Zimbawe».
«Todo bien muñeca cuando me dijiste Sven tranquilo muñeco otro vodka, claro muñeca, todo bien. Todo bien el olor de Amarilla. Todo bien, la noche en el bar, la música, el vodka, light my fire, en fin todo bien muñeca cuando encendiste mi fuego, todo bien muñeca».
«Su voz sonaba como una lata vacía de cerveza y yo le dije muñeca está muy heavy, pero ella estaba feliz y me dijo no me jodas muñeco, no me jodas porque cuando suena Wild Thing you make my heart sing me emociono y no pienso en nada más».
«Es bien rara esta Altagracia. Se toma un café negro sin azúcar, escucha You Shook Me All Night Long una y otra vez you shook me all night long, se fuma un cigarrillo, agarra el teléfono trip trip trip, marca un número, tira el teléfono con rabia, le escupe a las matas y yo le digo al tímido Lerner, que se caga de frío al lado mío, mierda Lerner, qué cosa tan seria de vieja y Lerner me contesta si tú lo dices viejo Pink Tomate es porque es así».
«Una noche estaban en el Bar Triste México. El humo, la gente, los asientos olían a esa canción, take it easy take it easy y las mujeres iban y venían envueltas por un no sé qué, por ese no sé qué que eran sus dientes blancos, por ese no sé qué que era el olor de sus cuerpos, por ese no sé qué que eran sus pies, por ese no sé qué que era chúpame las tetas por favor aquí y ahora, por ese no sé qué que era levántame la falda y méteme las manos, los dedos cerca de mi olor, de mis olores, por ese no sé qué que eran sus manos llenas de cerveza, de lluvia, de silencios.»
«Sentía que era mejor cruzar el mar de los días a bordo de una lata de cerveza o al interior de un vaso de vodka con hielo mientras el ventilador giraba sobre nuestras cabezas incesantemente y en la radio del Osiris sonaba Don’t Bother Me y entonces siempre llegaba algún marino borracho a hablarnos en inglés, qué pesadilla, Little child Little child common with me Little child y entonces yo le decía a Amarilla ¿nos vamos nena? Y ella decía no, nene todavía no».
«Pensaste que estaba loco, que tal vez había bebido demasiado y te fuiste a la pista a sacarte tus ropas, a regar un poco de sudor aquí y allá mientras tocaban boys don’t cry y yo pedí una cerveza y te vi allí desde la barra y me pareció que olías un poco a opio, un poco a cerveza, un poco a paloma, un poco a boys don’t cry».
«Max se sentaba en el balcón mientras Marciana se bañaba con agua caliente y cantaba no me jodan la vida nene nene qué vas a hacer cuando seas grande van a tener que hablar conmigo piel dura fotografías con brandy a las diez de la mañana prende un cigarrillo en la mitad de los dedos abre la puerta vamos al cine chúpame mátame».
«Noé estaba hablando con Alain cuando Marciana estaba cantando en el fondo del bar put on the red line put on the red line y mierda Noé le dijo a Max que esa mujer era la que necesitaba para llenarle la cabeza a Blasfemia de pequeños griticos, de ruiditos, de Marcianitas, de mañanitas con brandy y fotografías a las diez cuando el sol calentaba los árboles, la arena, las nubes».
«El caballo vaciló un instante, dos instantes, tres instantes, cada instante y se devolvió hacia esa corriente caliente, hacia esa voz ronca que desde la arena desarrollaba cielos de mermelada it was twenty years ago today Sgt Pepper taught that band to play they’ve been going in and out of style I don’t really want to stop the show uhhhhhh. Blasfemia llegó hasta donde estaba Marciana y ella le pidió a gritos al público que le tomaran una fotografía urgentemente. Luego se subió al caballo, que había tumbado al jinete y se fue al galope mientras se quitaba toda su ropa».
«… enciendes un cigarrillo pides un vodka te enciendes con la canción de moda miras a través del vidrio y ves la autopista pides de nuevo otro vodka mi pequeño Max alguien te ofrece un cigarrillo tatareas la canción de moda baby I love you te mareas te vuelves mierda con el humo te rascas una oreja miras el reloj y ves que apenas han pasado unos cuantos minutos…”
«Antes de que los demás locos se despertaran Highway 34 llenaba los pulmones con el aire de la mañana mientras silbaba alguna canción for the benefit of Mr. Kite there will be a show tonight on trampoline for the benefit of Mr. Kite. Luego aspiraba profundamente el día, la luz, se metía todo el canto de las aves en su pecho, olía cada hoja seca».
«Whisky es ahogarse en los sudores de la ciudad en una noche violenta y caliente. Ahogarse en las luces de neón, en las vitrinas que exhiben los últimos cucos rosados en promoción con estampados de maripositas perfecticas, en la música que sale de los bares, be happy no worry trip trip trip…»
[1] Autor de Crónicas de Opio. Testimonios sobre el escritor que quería ser gato