Tristeza

Un llamado a la puerta, allí ella está, temblando y con sus ojos nublados y esquivos. Empapada de pies a cabeza y con bastantes kilos de menos. Le invité a seguir, no sé por qué lo hice, tal vez fue más por un acto de compasión que por gusto, pues ya había prometido no verle más.

Un llamado a la puerta, allí ella está, temblando y con sus ojos nublados y esquivos. Empapada de pies a cabeza y con bastantes kilos de menos. Le invité a seguir, no sé por qué lo hice, tal vez fue más por un acto de compasión que por gusto, pues ya había prometido no verle más. 

Ella, sin aliento, entró a la habitación pero no caminando, sino como arrastrándose con extrema dificultad, tomándose de las paredes y se retumbaba de aquí para allá. Superado el odiseico recorrido de dos metros, se sentó sobre la cama. Erguida, con sus manos entrelazadas y la mirada al suelo. Con voz trémula preguntó:

 -“¿Por qué?”-

Ella sabe muy bien el por qué.

-¡¿POR QUÉ?! Le grité.

-SÍ, ¿POR QUÉ?

Me invadió un sentimiento de odio y contesté:

– Por todas las noches en vela con la mirada perdida, mirando las estrellas o qué se yo. Con la hierba en una mano y la cocaína en la otra, esperando… a la nada. Por todo el tiempo que traté de seguirte el paso y verme en un roto de vida donde  yo a nadie le importaba un carajo. Me cerré al mundo y me dediqué a ti. ¡Dejé a mis amigos y a mi familia y te demostré la más absurda de las devociones y lo perdí todo! Y cuando intenté alejarme, cosa que hice en repetidas veces y  por  tiempos muy cortos, volvías con más promesas y encantos y como idiota sucumbí a tus telarañas y fuer peor que la primera vez. Las agresiones fueron más severas, el odio, la violencia, recorrer las calles, el frio y la sangre. ¡Estar contigo es como estar  atado a una bomba de tiempo! El miedo se volvió oración de cada día y la paranoia su consejera-.

Sus ojos no cambiaban, seguía erguida, allí… inmutable. Y seguí:

-Y ¿qué me dices de todo el estrago que me dejaste? ¿La rehabilitación, los ataques de pánico, las incontables horas de terapias y las miles de pepas de Prozac que debía tomar diariamente? ¿Qué tal las cicatrices que me dejaste y que trato a toda costa de cubrir? ¿Qué opinas de la soledad tan infinita… los constantes abandonos de quienes decían me amaban, pues como iban a amar a este vejamen? ¿Acaso todo eso no explica el por qué?-

Terminé en sollozos, no podía respirar bien, y aquí venía  ¡Oh sí! La presión en el pecho, la exudación fría, el temblor de las manos. ¡Oh sí! Otra vez un ataque de ansiedad. Habían pasado meses desde la última vez. ¡Maldita perra! Pensé ¡Maldita!

A pesar de lo dicho y acontecido ella seguía intacta, ella era la de siempre: fría e inmóvil. Me sobrepuse al ataque y el agotamiento me hizo tumbarme sobre sus piernas. Le abracé con fuerza y como un crio me eché a llorar. Sentí sus mortecinas  manos sobre mi rostro, los cayos y su piel seca acariciaban mis mejillas y jugaban con mis cabellos. Dijo susurrando a mi oído:

-“¡Nunca te dejaré!” – sonrió.

Volví a verle el rostro que tanto odié. Sus ojos verdes oliva, las pequeñas cicatrices en su rostro, aún recuerdo como las conseguí cada una de ellas. Sus cabellos negros y alborotados. Su aliento a tabaco y café. En un instante, ya no le podía ver. Tomé un paño y limpié el espejo empañado. Ahí estaba- “¡No se irá!”- susurré. Terminé de maquillarme, agarré las llaves y salí. 

 

Por, María del Pilar Núñez
www.facebook.com/BarbieNekrodoll

 

Sobre el autor

 

Acerca de mí, María del Pilar Núñez, nacida en Bogotá en 1983, desde muy temprana edad se interesa por los idiomas y la literatura. Razón por la cual ingresa a la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y se recibe como Licenciada en inglés como segunda lengua en el año 2006. Dentro de sus autores favoritos están Emile Michel Cioran, Milán Kundera, León de Greiff,  entre muchos otros. Aunque se ha dedicado principalmente a la enseñanza de un segundo idioma y se ha dedicado de manera empírica a la escritura de poesía y aforismo en inglés, esta educadora empieza a ahondar en su lengua materna con poesía y cuentos  que han sido publicados en su página personal de Facebook. (www.facebook.com/BarbieNekrodoll)

 

«¡Sorprende!, un excelente manejo del artículo indeterminado. Ocultó muy bien al personaje hasta el final.»Iván René León (Editor Narraciones Transeúntes)

 

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