Con la mirada fija,
puesta sobre la superficie de las aguas estancadas,
que te rodean y presionan,
separándonos Rebeca.
Sintiendo el miedo de encubrir el reflejo de mi rostro,
verme a mí mismo, cansado, sucio.
Como el único producto,
que me deja la guerra que yo libro
para destruir el hechizo que atomizó mi yo,
robó mi identidad.