El Rock and Roll en sí mismo, fue el rugido que despertó a una generación expectante y poco conforme que nació, creció y se empoderó de lo que una sociedad en transición, en decadencia y ataviada por un ambiente constante de guerra, invasiones y revoluciones les ofreció para aquel entonces, en plena mitad del Siglo XX. Adolescentes inconformes, cuya característica fundamental fue la rebeldía y su ánimo de hacerse notar les permitió adoptar nuevas costumbres y buscar de manera incesante una identidad cultural, una nueva, una no heredada por sus conservadores padres.
Ávidos de explorar nuevos territorios y sensaciones, hallaron en los sonidos primitivos del Jazz y del naciente Rhythm and Blues la fuente básica para un ritmo irreverente que no solo les permitió un acercamiento a un nirvana emocional, sino que además fue capaz de interpretar y transmitir lo que sentían, como también, manifestar su oposición a la opresión existente que beligerante buscaba instaurar formas de control más efectivas. En últimas, fue el Rock and Roll¸ el movimiento cultural que les ofreció una puerta hacia la indescifrable libertad.
Una experiencia que encontró en la radio su primera y más efectiva forma de difusión, más no fue la radio políticamente correcta de las grandes cadenas la que procuró dicho cambio, por el contrario, la ideología de las mismas intentó de manera constante que estos nuevos sonidos no contaminarán a la juventud de Occidente. La radio oficial era regulada por el Estado y otorgaba mediante licencias, el control de la misma a monopolios que se encargaron del manejo de estas estaciones, como también de su programación que se destacó por orientar moderadamente la opinión pública, a fines de evitar conatos que pudiesen alterar el orden social establecido, modelo que fue muy común en varios países europeos.
Fue la radio pirata, que siguiendo los pasos de su predecesora en la Segunda Guerra Mundial, les mostró esta vez el camino del Rock and Roll a los jóvenes y llevó, inicialmente con mucha dificultad, el mensaje con el que este género musical intentó entrometerse en la consciencia de aquellos hombres y mujeres que sin saberlo, fueron los pioneros y privilegiados que se dejaron conquistar por esta revolución cultural y los culpables de sus primeros pasos hacia la inmortalidad. De esta manera la radiodifusión alternativa trazó un nuevo capítulo en su historia: lucrativo, mucho más romántico y menos violento que en los primeros años de radiodifusión disidente, pero no menos ajeno a la persecución, ni menos obligado a la supervivencia.
The Troggs – With a girl like you (Banda sonora de Pirate Radio)
De acuerdo con la revista Life International fue una mujer sueca quién instaló la primera estación de radio que transmitió desde un barco, Britt Waduer, qué logró ese 1958 convertirse en una competencia para el monopolio de la radiodifusión en Suecia. Experiencias similares fueron copiadas en varias costas europeas, pues las leyes promulgadas por los Estados no contemplaron un escenario en el que, desde una embarcación, lejos de los límites marítimos se disparara una señal de radio hacia el interior de los países y mucho menos que se obtuvieran ganancias económicas millonarias con esta práctica, pues el sostenimiento de la radio oficial se daba a partir de la tasa cobrada al usuario por cada aparato receptor que tuviese en su casa.
En Reino Unido la radiodifusión también era contralada exclusivamente por el Estado y la British Broadcasting Corporation – BBC disfrutaba de las ventajas de ser el monopolio de la radio que para estos años y como ocurría en Dinamarca, Alemania Federal, Holanda, Bélgica, Francia y países costeros no era un servicio público gratuito, cada familia pagaba según la cantidad de aparatos que tuviera y pagaba además impuestos. En Inglaterra La BBC, conservadora y respetuosa de las costumbres y tradiciones, evitó durante mucho tiempo herir susceptibilidades a partir de sus contenidos. Sus cadenas transmitían y difundían manifestaciones culturales inofensivas para la moral de la sociedad.
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No obstante, de acuerdo con el maestro Manolo Bellon en entrevista con Rugidos Disidentes, la fuerza del Rock and Roll, representado en sus inicios por Elvis Presley y agrupaciones similares permeó la sociedad europea en general con algunas excepciones, entre ellas España, cuya dictadura no se mostró complaciente con el nuevo ritmo. Numerosos artistas ingleses surgieron a finales de los años 50´s inspirados en la figura de los artistas norteamericanos, pero su difusión, si es que la hubo, fue bastante escasa en la BBC.
Sin embargo, para 1964 las aguas internacionales, a 12 millas de las costas inglesas y desde un viejo buque pesquero fueron la cuna que vio nacer el fenómeno más conocido de la radio pirata: Radio Caroline, gracias al irlandés Ronan O’Rahilly, hombre de negocios que ya había trabajado para algunas emisoras ilegales. Si bien es cierto esta no fue la primera en transmitir desde el mar, sí fue la pionera en dedicar sus esfuerzos a la divulgación del Rock and Roll. Atrevida esta naciente experiencia de radiodifusión, dedicó su programación completamente a la música con unas interrupciones muy pequeñas para las noticias. La radio inglesa, entonces, sufrió un viraje definitivo, se dio la oportunidad de llegar a más gente, a la más joven, a los adolescentes deseosos de libertad, de forma gratuita. De alguna manera democratizó el servicio de difusión de radio y ganó en muy poco tiempo millones de adeptos.
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Grandes movimientos de personas, en su mayoría mujeres adolescentes, se trasladaban de las costas a Radio Caroline. La interacción con los disc jockey fue continua y atraía más audiencia, estos personajes detrás de los micrófonos, cobraron tanta importancia para la sociedad que muy pronto se convirtieron en otros líderes de la comunidad, robaron una porción de la atención que captaban los barberos, los pastores religiosos e inclusos los mismos concejales. Ellos fueron los grandes cómplices de aquellos adolescentes; decían exactamente lo que querían escuchar, se identificaban con sus sentimientos, les hablaban en su propio lenguaje; sin reservas, sin censura y, por qué no, se convirtieron en sus amigos, unos mayores, intrépidos, que abusivos contaminaron la mente de aquellos jóvenes con un rugido que con el tiempo se hizo eterno.
The Kinks- All Day and All of the Night (Banda sonora de Pirate Radio)
Radio Caroline y modelos similares anteriores como Radio Mercury de Dinamarca y otros procesos contemporáneos dados en Gran Bretaña como Radio England, Britain Radio, Radio London y R. 390 no solo marcaron una revolución en el uso del espacio electromagnético, también propusieron un modelo irreverente de sostenimiento que atacó y afectó de manera directa a los monopolios de radiodifusión en dichos países, utilizando las ondas no solo para propagar en la sociedad el cadencioso ritmo, sino para la divulgación de cuñas publicitarias de grandes multinacionales que gracias al éxito de los barcos radiodifusores pudieron llegar a millones de personas a lo largo y ancho del continente europeo.
Las emisiones comerciales independientes comerciales como preferían auto denominarse las radios piratas, trasgredieron no solo principios económicos para su funcionamiento y sostenimiento, su práctica puso a prueba el sistema legal de radiodifusión y uso del espectro en los países que vivieron el fenómeno de la radio independiente transmitida fuera del alcance de la ley. Por un lado se ampararon en la Conferencia sobre la Libertad de Prensa de las Naciones Unidas celebrada en 1948 en Ginebra que ignoraba las fronteras para la difusión de las ondas radiales, mientras que por otra parte, retaron a los gobiernos, en este caso, el inglés, a revisar sus propias regulaciones para encontrar las forma de “hundir” las estaciones piratas.
Mientras la radio oficial se negaba a entender a su competencia ilegal, esta logró extenderse por más regiones costeras de Europa, a través de pequeños barcos anclados fuera del alcance de la regulación de los Estados, el fenómeno pirata se hizo más fuerte y su mensaje, en su mayoría cultural, llegó a más oídos y su programación innovó en diversidad y creatividad.
Según con la publicación de la docente Magalí Daniela Pérez, después de una larga puja legal, el gobierno inglés, por fin encontró en la Cámara de los Lores el respaldo unánime para que la Ley contra los Delitos marítimos en Inglaterra fuera aprobada en 1967, esta extendió el alcance que tenía la antigua regulación, la Ley de Telegrafía Inalámbrica de 1949, que por falta de herramientas, dado que solo contemplaba limites territoriales a la radiodifusión sonora, había sido incapaz de sacar del aire las estaciones piratas. Las radios independientes comerciales adquirieron entonces una categoría criminal, y su funcionamiento tuvo cada vez más contratiempos, su fuente de ingresos fue bloqueada a la vez que la BBC extendió su programación y abrió nuevas frecuencias: Radio 1,Radio 2, Radio 3 y Radio 4 que abrieron la oferta cultural de la cadena y permitió que nuevos ritmos, el Pop y el Rock and Roll, ingresaran a su programación y hasta reclutó los disc jockey de las estaciones piratas que poco a poco dejaron a la deriva su emotiva historia.
Cat Stevens – Father and Son (Banda sonora de Pirate Radio)
Radio Caroline, la experiencia más exitosa y recordada de aquel entonces, naufragó pero no se hundió y escondida en la clandestinidad logró extender su existencia y prolongar así su sueño hasta 1988, solo que la respuesta que encontró dos décadas atrás en los jóvenes no fue la misma en los adolescentes de finales de la década de los 80´s. Sin lugar a dudas no era misma generación necesitada de libertad de los sesenta, la radio contemporánea ya había ocupado el lugar del viejo barco pesquero.