(Medellín, Antioquia, Colombia)
Por, Andrés Angulo Linares
Miles de colombianos se volcaron a las calles desde el pasado 28 de abril, a lo largo y ancho del territorio nacional. No era una jornada de protesta más de las tantas que se toman las calles para expresar su inconformidad, era el primer día de lucha popular en contra de un gobierno que no escucha, que no interpreta y, lo que es peor, no le interesa el clamor de ese pueblo que se levantó y salió de su hogar, aun a riesgo de no regresar.
Quizás el proyecto de reforma tributaria provocó que el conteo final llegará a cero; sin embargo, detrás de ella, una caja de pandora guardaba las voces silenciadas de líderes sociales asesinados, los acuerdos de paz incumplidos, 6.402 jóvenes asesinados por el ejército, la violencia absurda de la Policía Nacional de los Colombianos en contra de la población, 7.900 millones de pesos gastados en tanquetas blindadas para el Escuadrón Móvil Antidisturbios –ESMAD compradas en plena pandemia, y cientos de razones más para protestar.
Después de nueve días, miles de colombianos siguen en las calles en pie de lucha, gritándole a un gobierno que desprecia a su pueblo y al que le quedó grande Colombia. Una sola voz hace un eco el territorio para exigir, también, la renuncia de Duque y de sus vasallos.
La música, entendida como escenario de reflexión y de discusión, por supuesto, también ha sumado su voz a ese grito herido de la sociedad; el rock, desde su narrativa estridente, ha dejado escapar su rugido; Perros de Reserva, los vampiros de la carretera, en algo más de dos minutos de canción, exige la renuncia de aquellos que han ocultado sus colmillos mientras se visten con piel de cordero.
«El Presidente que renuncie, y el Fiscal que renuncie, y el Ministro que renuncie. ¡Qué renuncien ya!»
Leal a su esencia, Perros de Reserva, lanzó el pasado 27 de abril, un día antes del “28A”, su undécimo video, titulado Que Renuncie, tema que a ritmo acelerado recoge la inconformidad de una gran parte de la sociedad.
Con una letra directa en la que combina frases directas y metáforas, Perros de Reserva, sacude el prontuario de un gobierno incapaz, corrupto y criminal; desnuda, además, la precariedad de las corrientes políticas que se disputan en poder.
«Sin oportunidades, mientras ellos disfrutan, no ofrecen esperanza, ni ofrecen un futuro; izquierdas y derechas de justicia nos hablaron, hablando mierda siempre, mintieron y engañaron».