Por, Andrés Angulo Linares
Sus principios revolucionarios y su trayectoria política implican analizarlo desde distintos matices: rojo, su lucha; blanco, su ideario y el negro que tiñó de oscuro su historia y la vida de los cubanos.
Rojo. El 31 de diciembre de 1958, no sólo significó para Cuba la puerta a un nuevo año, abrió las puertas a una era diferente, una cargada de esperanza y alimentada por un ideario de igualdad, de justicia y de libertad. La Revolución lo había logrado, la dictadura de Fulgencio Batista había llegado a su fin. Blanco. La revolución nacionalista promulgó la Reforma Agraria y las tierras regresaron a sus campesinos, acompañada de esta medida una reducción de impuestos y la nacionalización de las empresas extranjeras. Un nuevo horizonte se vislumbraba desde la isla centroamericana. Negro. El enfrentar a una potencia de las dimensiones de Estados Unidos, aunque valiente, implicó para el nuevo régimen un reto enorme, las dificultades económicas no tardaron en aparecer y el temor de otros países de la región de perder el apoyo de la potencia del norte dificultó las relaciones económicas con Cuba. Este aspecto oscuro se haría notorio cuando el gobierno de Castro empezó a consolidarse como una dictadura radical.
La respuesta estadounidense no tardó mucho en hacerse sentir y en 1962, un grupo de proscritos patrocinados en secreto por Estados Unidos intentó invadir la isla con la certeza de derrocar a Fidel y de poner en manos de Washington el destino de Cuba a través de un gobierno en el exilio. Rojo. La victoria, para la potencia occidental, estaba escrita y Playa Girón en Bahía Cochinos, sería testigo de ello. Sin embargo, las tropas castristas no sólo repelieron el ataque, dejaron cautivos a más 1.000 hombres, que con el tiempo, según fuentes periodísticas, fueron intercambiados con la potencia norteamericana a cambio de una compensación económica, Cuba también logró consolidar un apoyo definitivo con la Unión Soviética. Fidel, y sus hombres, de nuevo lo habían logrado. La isla seguía perteneciendo a los cubanos y él daba otra victoria más a la imagen de leyenda que, desde ese entonces, empezaba a forjarse. Blanco. Cuba es un país hermoso, sus verdes praderas y el color azul de su mar, hacen de la isla un lugar de ensueño, propicio para alejarse de la rutina caótica de otros países. El buen estado de la Autopista Nacional pareciera indicar, en un primer vistazo, una correcta ejecución del erario para proyectos de este tipo. Sus playas, como Varadero, son limpias y permiten respirar un aire de tranquilidad. La Isla, para los turistas es definitivamente un paraíso. Negro. Sin embargo, la situación para los cubanos es bien diferente, la belleza de sus paisajes es contrastada con la falta de desarrollo industrial. En la Habana, la igualdad no descendió del ideario a la realidad; al frente de grandes edificios del gobierno, en su mayoría en muy buen estado, las fachadas bastante gastadas de las edificaciones residenciales muestran una realidad en la que la pobreza es protagonista. Las playas y el mar que para el turista representan un descanso, para los residentes, significan una fuente de trabajo. La oportunidad de conversar con los trabajadores de los hoteles, da a conocer las dificultades por las cuales deben pasar y muchos de ellos dejan ver su sentimiento de frustración por las condiciones económicas que deben soportar. De estas personas aparece el fenómeno social que representan las llamadas “jineteras”, prostitutas que venden sus cuerpos para poder mantener a sus familias. La isla, para una gran parte de los cubanos, es una cárcel.
Rojo. Estados Unidos, continuaría, esta vez de forma directa, su intento por derrocar al nuevo régimen, la Operación Mangosta, dirigida por el ejército de esta nación fue diseñada para invadir a la Isla, que al contar con el apoyo de la Unión Soviética, aprobó la instalación de bases de misiles como medida disuasiva a los propósitos del gobierno de Kennedy, de esta manera y ante el posible daño que podría causar dicho armamento a las costas de potencia de EE.UU. los planes de intervenir a Cuba fueron suspendidos. Blanco. La lucha por preservar la dignidad del pueblo cubano trajo para la Isla la solidaridad del bloque socialista y permitió resistir al embargo económico impuesto, con el fin de debilitar la economía del régimen. Negro. El bloqueo económico, en todo caso, significó para Cuba un estancamiento en el tiempo. Si bien es cierto, el grado de desarrollo de un país no depende necesariamente de una adaptación al mercado, es éste el que le proporciona un acceso a una economía diversificada, permite los avances industriales y ofrece posibilidades bastante amplias para sus habitantes, en la medida que incentiva la investigación, la inversión y la evolución tecnológica. Cuba, se detuvo en el tiempo y es algo que fácilmente se identifica al recorrer las calles de La Habana y observar la cantidad, por ejemplo, de viejos autos rusos que circulan por sus calles.
Blanco. Desde las teorías de izquierda, Cuba ha sido un ejemplo de éxito del socialismo llevado a la práctica. La cobertura de la educación en la isla, parece así demostrarlo, de acuerdo con la UNESCO, la Isla fue el primer país de Latinoamérica en erradicar el analfabetismo y la gratuidad en la educación básica está garantizada en todos los rincones del territorio cubano. Se sabe que una gran parte del presupuesto es asignado a este rubro y la educación superior también goza de buena reputación internacionalmente. Negro. No obstante, de poco sirve que la educación esté garantizada, si una vez los jóvenes terminan sus estudios profesionales, las oportunidades de que su profesión les brinde un salario que les permita alcanzar otro nivel de vida son escasas. En cuba hay miles de jóvenes capacitados que no tienen un trabajo y terminan en el rebusque diarios. Además, los salarios son bastante bajos y gran parte de los egresados se ven obligados a ocuparse en otros oficios muy alejados a su formación profesional. Entre otras actividades, detrás de un volante de un taxi encuentran una fuente de ingresos lucrativa. En el peor de los casos, la prostitución brinda a las “jineteras” –en su mayoría profesionales y algunas con estudios de posgrado- una salida económica a la pobreza sufrida. Rojo. La conquista de la Revolución Cubana sirvió de inspiración en otros países de la región para que la lucha de esa guerrilla que perseguía un ideal se abriera camino y lograra consolidarse. La imagen de Castro, entonces, ya no sólo simbolizaba la lucha armada, significaba, además, la unión de una sociedad oprimida que, organizada en movimientos sociales, alcanzaría logros importantes.
Negro. Los idearios primarios de la revolución con los años se fueron desvaneciendo, como también sucedió con los objetivos buscados con las guerrillas del continente, que pasaron de la lucha armada reivindicatoria a crímenes en contra de la misma población. El imaginario de una sociedad más equitativa se transformó es un afán egoísta por alcanzar el poder de cualquier forma, aunque ello implicara incluir dentro de sus formas de lucha el secuestro, el narcotráfico y la persecución a líderes opositores. Si bien es cierto que discípulos de Fidel como el fallecido Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua alcanzaron el poder por vía electoral, tomaron de su maestro la lección inconcebible y desastrosa de perpetuarse en el poder, a través de dudosos comicios y se convirtieron en los únicos dueños de sus países, contrarrestando a la oposición con el poder constitucional del Estado. Blanco. Al igual que los idearios buscados con la revolución, los efectos positivos de ésta sobre la sociedad cubana, se convirtieron en recuerdos inmortalizados en las páginas de los libros de historia y como teorías en la literatura de izquierda del continente. Aunque la realidad, señalaría un escenario bien diferente, la reputación alcanzada permitió que la nostalgia de la sublevación del más débil ante el más fuerte, fuera más importante y más difundida que la realidad interna de la Isla. Rojo. Al final, en contra de cualquier presagio, Fidel Castro murió en su lecho y no como víctima de un disparo proveniente de la CIA. Murió a sus 90 años y para el pesar de muchos y alivio de otros, fue el hombre que no pudo dar por vencido ese enemigo, que la izquierda ha llamado a lo largo del tiempo: ¡El Imperio!
Negro. Uno de los argumentos más fuertes en contra de Fidel, es el hecho evidente de que privó a su pueblo de una democracia. La libertad y la dignidad que con tanto arrojo las tropas castristas defendieron y devolvieron a los cubanos, fue él mismo Castro, quien con los años, se las arrebató de nuevo. Fidel, astuto y hábil estratega, logró manipular en muchas ocasiones a la opinión pública. Su trayectoria política fue paradójica y sus años posteriores a la Revolución, fueron contradictorios con los idearios que dieron origen a ésta. Rojo. Utilizó la radio disidente como medio difusor de su propaganda política para ganar adeptos.
Negro. Una vez se hizo al poder cerró las posibilidades a la libertad de expresión y blindó a la isla con una barrera infranqueable que hizo, casi que imposible, para la comunidad internacional tener un panorama real de lo que sucede en suelo cubano. Rojo. Castro, perseguido político y condenado por hacer pública su oposición ante las injusticias de Fulgencio Batista, decidió ejercer su propia defensa y abandonó las comodidades que suponía pertenecer a una clase favorecida por perseguir un ideal.
Negro. Con los años, fue él quien condenó a la opinión disidente y castigó la oposición. Quien, en otrora, se enfrentó ante la injusticia de una dictadura, instauró la propia y el héroe de su pueblo, se convirtió en su victimario.
Fidel murió el 25 de noviembre de 2016, los mitos que alrededor de él se crearon permiten presagiar un juicio que no será uniforme, cada quien lo recordará, como considere debe hacerlo. Fidel ganó la inmortalidad, pero la historia y lo que suceda con el futuro de Cuba serán los encargados de condenarlo o absolverlo.
Por, Andrés Angulo
@OlugnaElGato