A propósito del reciente regreso del América de Cali, a la primera división del fútbol profesional colombiano, como bogotano e hincha furibundo de Millonarios, deseo transmitirles por esta vía, mis felicitaciones y mi mayor energía positiva a toda la afición de ‘La Mechita’, recordando hoy los verdaderos clásicos de antaño, en los que desde la tribuna Oriental en el Estadio El Campín, acostumbrábamos ver en aquellas impresionantes tardes de fútbol en la capital de la República, pero cuando en realidad era fútbol del bueno
A propósito del reciente regreso del América de Cali, a la primera división del fútbol profesional colombiano, como bogotano e hincha furibundo de Millonarios, deseo transmitirles por esta vía, mis felicitaciones y mi mayor energía positiva a toda la afición de ‘La Mechita’, recordando hoy los verdaderos clásicos de antaño, en los que desde la tribuna Oriental en el Estadio El Campín, acostumbrábamos ver en aquellas impresionantes tardes de fútbol en la capital de la República, pero cuando en realidad era fútbol del bueno.
Y cómo no evocar la majestuosidad de un espectáculo, que por ahora, tristemente no se volverá a ver ni repetir, y en el que en los partidos entre Millonarios Vs. América, sobresalían jugadores que marcaron un hito en las historia del fútbol nacional. Por ‘Los Embajadores’, podemos recordar aquellos ídolos argentinos como Alberto Pedro Vivalda, José Daniel Van Tuyne, Carlos Ángel López y Alejandro Esteban Barberón, y qué decir de los colombianos Germán Gutiérrez de Piñeres, Luis Norberto ‘El Huevito’ Gil, Miguel Augusto ‘El Nano’ Prince, Norberto Molina, Alonso ‘El Pocillo’ López, Eduardo Pimentel, Germán Morales, Norberto Peluffo, Arnoldo ‘El Guajiro’ Iguarán, Manuel Acisclo Córdoba y Rubén Darío Hernández, sólo por mencionar a varios de los mejores. Es esa sí era una verdadera ‘banda embajadora’, eso sin contar con la otra legión de gauchos, que llegaría años después, comandados por Marcelo Trobbiani, Juan Gilberto Funes, Mario Vanemerack, Silvano Francisco Espíndola y Mario ‘El Panza’ Videla, algunos de ellos, a los que todavía guardo en mi memoria y en mi corazón.
Pero inevitablemente salen a relucir en mi mente, la imagen de nuestros rivales de siempre: ‘los Diablos Rojos’ de Cali, liderados por el arquero argentino, Julio César Falcioni, quien acostumbraba puñetear hacia Oriental, alguno de los balones que le lanzaban sus compañeros durante la etapa de calentamiento, como estrategia, al mejor estilo del arquero paraguayo José Luis Chilavert, para ‘echarse el equipo al hombro’ y asumir toda la presión de la hinchada encima, como el verdadero líder que era, y de paso, descargar y librar de cualquier responsabilidad a sus compañeros. Claro, Falcioni también lo hacía para molestar a los hinchas azules, que como respuesta, lo chiflaban y le gritaban desde la tribuna: “loca, loca, loca”. Una tribuna que por aquel entonces no pertenecía todavía a ‘Los Saltarines, ni a los ‘Comandos Azules’, ni a los de Blue Rain. En realidad, la tribuna no era de nadie en especial, sólo del buen fútbol. Aún no era propiedad de ninguna de las inexistentes y ahora mal llamadas ‘barras bravas’, las mismas que surgirían años después y que en la actualidad, un sector de ellas, hacen de las suyas entre la gaminada y la delincuencia. Era la gran época del fútbol de los 80, en correspondencia a una afición que perfectamente podía convivir con su hinchada rival, dentro y fuera del estadio, sin importar de qué color era la camiseta, excepto por una que otra burla o insultos propios de esta clase de disputas deportivas, que normalmente no pasaban a mayores. Eran fanáticos que respetaban las preferencias del otro, y en la que el acompañamiento de mujeres y niños, también hacía parte de la fiesta del fútbol, un plan familiar de miércoles o domingo, que quizás, tristemente ya no se volverá a repetir.
Así las cosas, jugadores extranjeros como los de los argentinos Carlos Alfredo Gay, Aurelio José Pascutini, Jorge Ramón Cáceres y Ricardo Gareca, o los paraguayos Juan Manuel Battaglia, Gerardo González Aquino y Roberto Cabañas, quedaron ligados para siempre en la memoria de la hinchada americana y del fútbol colombiano en general, mientras los jugadores criollos, uno a uno saltaban a la cancha: Willington Ortiz, Hernán Darío Herrera, Pedro Sarmiento, Hugo ‘El Pitillo’ Valencia, Luis Eduardo Reyes, Jorge Porras, Juan Caicedo, Gabriel Chaparro, Alex Escobar, Víctor Lugo y Anthony ‘El Pitufo’ De Ávila, por mencionar unas cuantas figuras, que no sólo marcaron una etapa en el balompié colombiano, sino que se dieron a conocer, quizás como el mejor equipo de Suramérica, no obstante, haber perdido la disputa de tres finales consecutivas de la Copa Libertadores (1985, 1986 y 1987). Esperemos que el anhelado regreso de conjunto ‘escarlata’, a un torneo rentado bastante disminuido por la ausencia de destacadas figuras, sea el inicio de una gran renovación, que clama toda la afición deportiva de un país que respira fútbol por cada uno de sus poros. Bienvenida la Liga 2017.
Por, Jorge Armando Piedrahíta Cabrera
Comunicador Social
Periodista Deportivo
Docente
http://armandocomunicacion.blogspot.com.co/
Imagen tomada de internet: www.colombia.com