(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
Un sonido vertiginoso que desde el principio se deja ir en una distorsión de guitarras y en un golpeteo incesante de una batería rabiosa, que durante dos minutos expresa esa furia que se siente cuando no se encuentra la respuesta a ese diálogo entre un dios ―el Dios de los cristianos, pero también la deidad construida y alimentada desde otras religiones― y un individuo que espera una respuesta, la que sea.
Ese Dios que para muchos «no piensa, no habla, no existe», es retratado en ‘Blackfish’ como un niño, omnipotente, intocable e indolente «que juega a ser tirano»; sin embargo, más allá de la sensibilidad que pueda despertar en aquellos que creen en la existencia de esa criatura que, de acuerdo con el cristianismo, también es el creador de todo lo existente ―lo que se ve y lo que no―, deja abierta una pregunta implícita cuya respuesta, quizás se encuentre en el interior de cada individuo: dónde queda el criterio de cada ser humano en su tránsito por la existencia.
Precisamente, ese diálogo inconcluso entre Dios y el individuo, es un debate que ha permanecido en el tiempo y que se ha abordado desde de diversas perspectivas y distintas corrientes, sin que el mismo haya sido resuelto. Quizás, su conclusión se descifre al interior de cada quien. Desde una perspectiva personal, ninguna creencia, ideología, o preferencia puede estar por encima del “yo”, ese otro concepto que se ha discutido hasta el hastío.
La canción que forma parte de un Split en vivo que la agrupación de Epilepsia DC realizó en compañía de Las Póker, a través de una letra cruda ―que encuentra en la metáfora la manera de hacer más punzante su crítica―, hace un retrato de esa relación conflictiva entre una persona y esa imagen de un ser poderoso que la religión ha sabido construir; pero, que en la realidad caótica que envuelve a la sociedad ha permanecido inerte.
El video de ‘Blackfish’, grabado en los estudios de Casalaiare, a través del juego de luces que saltan del rojo al negro y se confunde con los efectos dados en edición, acompaña el sonido del Hardcore que la agrupación formada en 2007, ha dispuesto para la canción durante el Split en vivo que ha sido titulado ‘Humo al Aire’.
Además de ser uno de los siete temas que han sido incluidos en ‘Humo al Aire´ (tres de Epilepsia DC y cuatro de Las Póker), ‘Blackfish’ también será incluido en el EP que la agrupación bogotana de Metal/Punk dará a conocer en 2023.
Después de la turbulencia que propone ‘Blackfish’ ―como toda tormenta que luego encuentra la calma―, Epilepsia DC presenta ‘Telemetría’, una canción instrumental que se desenvuelve en una atmósfera Post Metal, que ―en sí misma― es el retrato ―sonoro, melódico y simbólico― de la falsa tranquilidad que envuelve a un ser humano después de una crisis. Aun así, es una composición que la agrupación describe como un «trance reflexivo».
El bajo, en esta ocasión, a través de sus primeros acordes, es el preludio de las primeras estridencias. Es una canción tranquila, pero que no permanece ajena a la fuerza propia del Metal; su sonido, atravesado por riffs melódicos y distorsiones permanentes, se desplaza por diferentes atmósferas.
A diferencia, de ‘Blackfish’, ‘Telemetría’ necesita de cuatro minutos para entregar una pieza mucho más compleja. Al fin y cabo, el caos solo necesita de un breve espacio para acabar con todo; mientras que la tranquilidad ―por engañosa que esta pueda ser―, es un proceso mucho más extenso.
‘Blackfish’ y ‘Telemetría’, dos propuestas diferentes ―y quizás distantes entre sí―, que terminan complementándose. Como la vida misma, los dos nuevos sencillos de Epilepsia DC, son el retrato de las guerras internas que libra un individuo en su interior.
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