(Barranquilla, Atlántico, Colombia)
Por, Jorge del Río (@jorgedelrio_artist)
Un escenario que flota en el Atlántico, adornado con los más brillantes colores. Contrastante territorio que se mueve al ritmo de la flauta de millo y la tambora; este se encuentra rodeado del pálido paisaje donde muere el Magdalena. El Carnaval de Barranquilla es quizás el espacio en el que la mayor parte de la región caribe, expresa ante el mundo, la belleza a través del folclor, del baile, de la mamadera de gallo, como ellos le llaman; es la esencia de ser costeño en la tierra de cantores y políticos corruptos. Aunque algunos lo definen como un desorden, en realidad es la mejor manera de hacer catarsis, de olvidar o quizás dejar a un lado las penas, las tristezas y amarguras que se viven en un lugar con diferencias sociales muy marcadas por el mal direccionamiento de la política.
Este año un panfleto de amenazas se ha leído antes que el famoso bando, la guerra por el domino del microtráfico, ha querido decolorar el espíritu alegre de los atlanticenses, la muerte se quiere tomar el baile de las marimondas, esa muerte tiene planes de desempolvar el oro impregnado en la piel de los guerreros africanos; el terror, desea que el carbón no revista el baile del son de negro. Las coronas pretenden ser desplumadas, los toritos de madera braman por no quedarse en casa, las negritas puloy desean coquetear sin miedo y las comparsas se resisten a renunciar al legado que los ha definido como seres que conllevan en sus venas, la tradición de un pueblo unido por la festividad. Es que aquí se nace bailando, se habla con voz alta para que todos sepan que la alegría no se transmite con susurros. Este año, las balas pretenden callar el picó del barrio, pretende de manera absurda, que todos bailen sobre un charco de dolor y no de Maizena y cerveza.
La seguridad parece estar garantizada mayormente en Barranquilla, esa réplica de Miami que se eleva por encima de la mirada de los sureños, mientras que municipios como Soledad y Malambo, se juegan a la suerte, con cadáveres que aparecen disfrazados de costales, masacres que opacan las celebraciones de fútbol, conductores de buses que son perseguidos a muerte a causa de la extorsión. ¿Cuánto hay que soportar?, ¿cuándo se podrá bailar sin miedo nuevamente?
Recorrido fotográfico Carnaval de Barranquilla 2022
En medio de todo esto, hay un pueblo unido que se resiste a las intimidaciones, que bailan por necesidad, pues es vital congregarse a la celebración anual. La pandemia del COVID 19, quiso apagar el carnaval; pero, esta vez las balas tendrán que callar y escuchar la música, y dar paso al baile, el cual, es un manifiesto a la unidad, al amor, a la recocha, al vacile, a la vida.
¿Qué opinas de esta situación, que los medios de comunicación han querido callar?
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