(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Ingrid Reyes
Entré al recinto, esperé mi espacio para hablar. En el público veo gente joven y con joven me refiero a que en verdad eran más jóvenes que yo (risas). Me dicen: «Dale, Ingrid, arranca».
Saludo, pido el favor de desconectarse de sus celulares por unos 15 minutos e inicio: «Buenos días a todos, mi nombre es Ingrid Reyes, escritora de poesía con contenido social. Les pregunto, ¿qué saben ustedes de los ‘Falsos Positivos’?». El silencio que llenó el recinto me hizo comprender que estos jóvenes no sabían nada. En verdad me dio tristeza que no supieran lo que les pasó a otros jóvenes colombianos que tenían los mismos sueños que usted y yo: salir adelante de manera honrada aceptando una oferta de trabajo lícita para ayudar y aportar en sus casas.
Les confieso que me puso más triste o brava la actitud del maestro, mientras yo les pedía a los jóvenes apagar o desconectarse de sus celulares. El maestro estaba pegado a este.
En el 2008 en las noticias de los canales de comunicación más comerciales de mi país empieza a aparecer lo siguiente:
Fosas con NN en donde se identificaron los jóvenes que las madres de Soacha habían manifestado como desaparecidos desde principios del 2008. Sin embargo, en las noticias los tildaban como miembros de grupos militares ilegales abatidos en combate contra el Ejército Nacional.
La mamá del joven Fair, la Sra. Luz Stella, sabiendo la verdad de su hijo. Sabiendo que las noticias mancharon su buen nombre, sabiendo que él no pertenecía a ningún grupo militar ilegal con dolor en su corazón por las calumnias y los falsos prejuicios que toda la sociedad colombiana recibía de las noticias avaladas por el Gobierno; con valentía, amor y verdad, toma fuerzas para recoger el cuerpo de su hijo en el Batallón de Ocaña. La agonía no terminaría, los mismos miembros del Dios & Patria comienzan a burlarse de Fair y de ella con comentarios similares a «Usted es la mamá del líder de la Bacrim?», mientras ella, en silencio, sostenía en sus manos la historia clínica de su hijo.
Ella aporta su valor, su valentía, para destapar esta podrida olla de los ‘Falsos Positivos’ en Colombia. La historia clínica de su hijo señalaba que él había nacido con meningitis y tenía una discapacidad leve que no le permitía mover la mano que el Ejercito en su bitácora manifestaba había manipulado el arma en contra de ellos. La Meningitis, indicaba que tenía poca o casi nula movilidad en su lado derecho.
Cuando ella puso esta evidencia pública se dejó de escuchar que aquellos jóvenes no iban a recoger café. Se dejo de escuchar las mentiras que los medios orquestados por el Gobierno de la época divulgaban. Y salió una de las verdades a la luz: ¡Los jóvenes de Soacha NO ERAN MIEMBROS DE GRUPOS ARMADOS ILEGALES!
Los jóvenes de Soacha querían sacar adelante a sus familias. En donde el Gobierno de la época solicitó dar resultados de bajas en el Ejercito Nacional. Al ver que no se generaban resultados, porque ubicar a grupos ilegales requiere de tiempo y estrategia, disfrazando de Seguridad Democrática ―de la que nos habla Noam Chomshy en su libro ‘¿Cómo nos venden la moto?’―, deciden asesinar a jóvenes, a campesinos, a civiles inocentes que nunca habían manipulado un arma, porque, como lo menciona el cabo primero Néstor Guillermo Gutiérrez en la audiencia de la JEP: «Había que buscar los resultados como fuera. Los grupos de guerrilla no los encontrábamos, pero había que dar el resultado». Fuente: “Hicimos un teatro y asesinamos campesinos”: militar ante audiencia de la JEP | EL ESPECTADOR
Sin medir consecuencias, la idea de matar civiles inocentes y disfrazarlos con prendas militares para hacerlos pasar por miembros de las Bacrim o el ELN, les pareció brillante.
Mientras ellos se llenaban de dádivas, reconocimientos, premios o nombramientos, la luz de estos civiles inocentes y sus familias se extinguía. El temor de las noticias, el temor de quienes las sostenían se apoderó de algunas familias. El circo estaba montado, todo lo tenían: el civil que engañó a los jóvenes, el que los desplazó a Ocaña, el que lo vendió a miembros de rangos más altos dentro del Ejército, quien los torturó y asesinó sabiendo que eran inocentes, quien levantó la bitácora mintiendo que fue en combate, el que envió el informe al superior y este a su superior y al medio de comunicación como primicia. Así como el medio de comunicación que no investigó nada al respecto y solo quiso llenarse de plata con una primicia.
Esta realidad es larga… tan larga que, como lo digo en mi siguiente poema, el presidente de aquella época en Colombia indicaba que estos jóvenes no se habían ido a recoger café, que sí eran miembros de grupos militares ilegales. La historia es tan horrenda que hay una madre de Soacha que perdió a su hijo en los ‘Falsos Positivos’ y luego su segundo hijo fue asesinado por querer encontrar la verdad del asesinato de su hermano.
«”Nosotras las madres de Soacha queremos justicia, no venganza para nuestros hijos, una justicia digna que ellos y nosotras las madres nos merecemos”, explica Carmenza Gómez Romero, a quien la fuerza pública le entregó muerto a su hijo Víctor Fernando Gómez bajo el argumento de ser “dado de baja como guerrillero en combate”, y otro de sus hijos, John Nilson Gómez, fue asesinado por sicarios después de varias amenazas». Fuente: Madres de Soacha – Centro Nacional de Memoria Histórica (centrodememoriahistorica.gov.co)
Tres doritos más tarde vemos a estos cabos y altos mandos militares en la JEP diciendo la verdad de sus actos. Aceptando sus crímenes, reconociendo ante sus familias que no eran miembros del ELN o las BACRIM. Reconociendo que estos jóvenes de Soacha que se levantaban temprano a buscar trabajo, a estudiar, que le daban besos y rosas a sus mamás, que soñaban con mejores oportunidades laborales y económicas que les permitieran un camino de igualdad eran INOCENTES.
Esta parte real de la historia de mi Colombia no la podrán callar. Estas madres gritarán porque ahora buscan más verdad para saber quién dio la orden para silenciar a tantos civiles colombianos que, como usted y como yo, su único delito fue SOÑAR CON HONESTIDAD EN UN BIENESTAR REAL.
Este poema lo hice como homenaje a la lucha por la verdad que hay vivido las Madres de Soacha. Este se encuentra publicado en mi libro de poesía EHORATUCOS Ecos de las Luciérnagas.
Cordón umbilical
De enero a septiembre
más de diez seres
desaparecieron entre la muerte.
Luego como N.Ns
regresaron de entre esa misma muerte.
En noticias y la prensa
en el radio uno se entera
que de aquellos diez,
hoy ya van más de treinta.
A recoger café no se fueron.
Sembrando sueños les mintieron.
Del ELN o las BACRIM eran miembros
que dizque contra el Ejercito fueron muertos.
Más mentiras nos dijeron
Para silenciar más a aquellos cuerpos.
De Soacha a Ocaña
soledad me acompaña.
Tu sonrisa he encontrado
entre las burlas del Estado.
Aquí estoy madre
aquí está mi Estado
que disfrazado hoy me ha asesinado.
Nota editorial
Con este texto, damos la bienvenida a Ingrid Reyes, escritora colombiana que ha encontrado en la poesía el social, un camino de reflexión y resistencia ante esa realidad violenta y mezquina que, desde hace mucho, ha desbordado a nuestra sociedad.