(Barranquilla, Atlántico, Colombia)
Por, Jorge del Río (@jorgedelrio_artist)
Recientemente, se ha desatado un incansable debate o más bien, un juicio, en el que destacan el Carnaval de Negros y Blancos en Pasto, pero en el que se pisotea de manera fulminante al también reconocido Carnaval de Barranquilla.
Vamos a ahondar en esta polémica, desde mi experiencia en ambos carnavales, tocaremos el corazón de cada festividad y definiremos de una vez por todas, esta situación.
La ciudad San Juan de Pasto y sus alrededores, han fortalecido su carnaval desde épocas prehispánicas, llegando a convertirse en una fusión de fiesta andina y talento artesanal, evidenciado en sus monumentales carrozas que no carecen de detalles y que deja boquiabierto a cualquiera que sea asaltado como espectador. En trabajos como: los disfraces, las comparsas, los años viejos, entre otros, es notable no solo la participación colectiva y la disciplina por mejorar las técnicas artísticas, sino, que, además es bien sabido que el presupuesto está bien enfocado en la realización de cada pieza que compone a esta sinfónica manifestación visual, heredada por los indígenas Pastos, los Quillacingas, la Amazonía, el pacífico y la corona española.
El decaimiento del segundo carnaval más importante de América, el de Barranquilla, se ha visto nublado, no por la maicena, pues debido a que sus personajes principales, han sido reemplazados por influencers y marcas tradicionales, que invaden la escena, pero que también eclipsan a los artistas, quienes hacen posible que el legado continue. Pero ¿cuál es la raíz de este declive?, bien sabemos que el continuismo político, influye mucho, ya que los intereses de quienes han gobernado en el Atlántico, buscan crear su propio circo de mal gusto, aquel de tipo farandulero. Es así, que la fundación responsable de dirigir y administrar a esta festividad, destina los recursos a escenarios y muestras, para sacar el mayor beneficio monetario, en este carnaval, los grandes eventos no son abiertos al público, creando una exclusión notoria e imperdonable. Las calles que acogen este evento, parte desde la entrada del barrio Las Flores y culmina en Barrio Abajo, ha sido dividida, abandonaron el carnaval de bordillo y han creado unos palcos, que curiosamente están ubicados a la derecha del recorrido, es decir, el pueblo o el que no tenga dinero para estar en primera fila, debe conformarse con las aglomeraciones y con ver la espalda recién afeitada de Aida Merlano y la carencia de talento en La Liendra. Tanto ha sido el inconformismo, que, en el anterior carnaval del 2023, el público rompió las barreras metálicas para poder pasar del otro lado, hacia aquel en el que iban direccionados todos los besos, claveles y dulces de diez pesos; esta acción ocasionó de manera insólita, la intervención del entonces llamado Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional de Colombia.
Pero, ¿merece este ajusticiamiento de burla, el Carnaval de Barranquilla?, ¿Acaso, estamos presenciando el apocalipsis de la mayor festividad del Caribe?
Ante estas preguntas, cabe destacar, de que, en las redes, todos opinan sin ser expertos, algunos ni siquiera han visitado estas dos festividades, pocos quizás conocen alguno, pero es claro, que existe un debate en el que quieren declarar ganador al Sur, encima del Norte. En mi opinión, veo a un país que vive aún de las divisiones, síntomas de una herencia bipartidista. Esto no se trata de derechas ni de izquierdas, de pastusos contra costeños, de carrozas gigantes contra ‘marimondas borrachas’.
Los rostros del Carnaval de Barranquilla
Acá debemos destacar la riqueza de un país a través de sus festividades, pues las divisiones tienen mayor posibilidad de restar, mas no de sumar. Deberíamos solidarizarnos y darles ánimos al pueblo Barranquillero para que se libere de las cadenas políticas que los lleva a la condena de convertirse en un carnaval insulso con delirios de miamenses. Hablemos y celebremos estos tesoros que son parte de nuestra identidad, cada fiesta es auténtica, exquisita, es como si tuviésemos un menú amplio, con ingredientes y técnicas de cocción muy diferentes, pero que poseen la misma sazón de un pueblo que alguna vez, convivió y peleó unido. Gózate el Carnaval del Diablo en Río Sucio, el Bëtsknaté en El Valle de Sibundoy, El festival de la Leyenda del Tigre en Río de Oro, Las Cuadrillas de San Martín en el Meta, el festival del Pirarucù de Oro en Leticia, El Pajarito en Gamarra, el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, la feria de las Flores en Medellín, Festival de Tambores y Expresiones Culturales de Palenque, entre muchos más. Después de disfrutártelo todo, notarás lo importante de cada acontecimiento, la riqueza y el respeto que merece cada encuentro.
Que el burro corcoveòn de Pital de Megua, siga saltando de felicidad, que los Diablos Arlequines de Sabanagrande, sigan escupiendo la luz y el calor del folclor, que la mirada vacía y mística del monocuco, siga seduciendo a sus espectadores.
Los rostros del Carnaval de Blancos y Negros
Los principales desfiles en La Arenosa, se realizan en la famosa Vía 40, una fiesta convertida en negocio, dirigido principalmente para el turista promedio. No todo está perdido para el Carnaval de Barranquilla, pues hay quienes luchan por mantener vivas las tradiciones, por salvaguardar y potenciar la cultura costeña. Existe, además, un desfile llamado El Carnaval de la 44, famoso recientemente porque en este, se vio gozando y bailando a la primera dama de la nación Verónica Alcocer. El actor barranquillero Víctor Hugo Trespalacios, ha liderado de manera valiente, un carnaval del pueblo y para el pueblo, llamado Perrateando el Carnaval, en el que todos son protagonistas y en el que además visitan barrios aislados de la Arenosa, como lo son Rebolo, La Sierra, 7 de abril y Las Nieves. Un colectivo de artistas visuales de diferentes orígenes, han creado la comparsa Neo – tradicional, llamada El Desacato, Espíritus Libres, con el que pretenden darle cabida a las tradiciones y la contemporaneidad, creando un plus que genera mayor inclusión, sobre todo en los artistas que buscan identificarse con el carnaval de manera personal. Si deseas conocer un carnaval fiestero, de bordillo y que dure hasta el amanecer, te invito a que te involucres en el amplio Desfile del Rey Momo, o llamado también El carnaval de la 17, en este podrás sentir la esencia, la realidad y la pasión por esta festividad; prepara tus piernas y tu sonrisa, para que puedas soportar la magnitud y el calibre de la gozadera.
Ante la polémica por cuál carnaval se llevará la corona, quisiera que comprendamos el valor de cada encuentro, esto no debe ser una competencia, sino más bien, un método para confrontar nuestras realidades, hacer catarsis y fortalecer nuestro corazón y poder seguir luchando o soportando, tanta indiferencia, tanto dolor, causado por la ironía y una elevada deuda histórica. Hay una ventaja y es que podemos disfrutar de estos dos carnavales en un mismo año, dado a que sus fechas de celebración, son diferentes. Estas festividades, están unidas por la alegría y la búsqueda de la libertad de expresión a través de sus creaciones artísticas, sus legados son de suma importancia histórica; además, como dato curioso, estos dos acontecimientos, están relacionados por una palabra -“Quilla”, que en Pasto simboliza la Luna, a quien los Pastos y los Quillacingas, rendían tributo en la mismas fechas del carnaval de Negros y Blancos, en la costa caribe colombiana, Quilla, es el diminutivo por el cual es conocida Barranquilla.
Y tú, ¿Qué opinas al respecto?, deja tu mensaje en los comentarios.