(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
Es de madrugada. Tambaleándose, un hombre delgado, se aleja del bar al que llegó horas atrás con la intención de apaciguar el dolor en cada sorbo de licor; de borrar los recuerdos de una mujer que ya no está, entre canciones que abrazan a la nostalgia y melodías que bailan con la melancolía. Es fácil suponer que no es su primer intento de distraer a la soledad con el placebo del alcohol; resulta sencillo entender, que mañana regresará por la misma calle buscando en la bohemia, el alivio que no encontró en el amor.
Es la escena final. La cámara a ras de piso, deja ver cómo un hombre se aleja por una de las calles de La Candelaria. Es un instante simple que no pierde la belleza absurda que es capaz de convertir la tristeza en literatura y el desamor en una canción. La pieza audiovisual, nominada a Mejor Videoclip Musical en SWIFF – Student World Impact Film Festival y en el Festival de Cortos Psicoactivos, es el punto de partida para abordar la nueva canción que presentan Iván Casilimas y Nicolás Ayala: ‘El Bolero’.
El videoclip cumple una función narrativa importante, complementa la intención de ‘El Bolero’ y recrea, a través de la imagen, esa sensación de nostalgia que atraviesa a la canción de principio a fin. Sus escenas logran retratar la ausencia, el desamor, el vacío. La bicromía del blanco y negro lo tiñen de pasado, recordando que aún en la modernidad ―algunas veces banal― hay espacio para rendirle tributo a la sensibilidad.
La letra de ‘El Bolero’, por su parte, privilegia el lenguaje directo y espontáneo para expulsar esas frases con las que un hombre busca decirle a esa mujer que ya no está, que la extraña, que la necesita; para reclamarle, de paso, por su ausencia, por su indiferencia con ese sentimiento que lo carcome y lo empuja hacia el refugio del licor.
Cuatro secciones son fundamentales en la lírica de ‘El Bolero’. La primera parte es una declaración sensible, un diálogo cercano con aquella mujer; mientras que el coro es un reclamo en el que el protagonista deja de tutearla y se refiere a ella como “señora”; para regresar, nuevamente a las expresiones más delicadas y dirigirse hacia un final mucho más cercano a la poesía.
Musicalmente, la canción toma el bolero como la base fundamental de su sonido. El ritmo nacido en Santiago de Cuba, es la excusa para aproximarse a otras sonoridades latinas y acercarse sutilmente a elementos contemporáneos. Es una composición que no niega su origen y que se desenvuelve con libertad por diferentes épocas musicales, sin perder el rumbo bajo el cual fue concebida.
Iván Casilimas y Nicolás Ayala en ‘El Bolero’, recogen sus influencias musicales individuales para formar una identidad sonora que define su sonido y abre las puertas de lo que será su primera producción en conjunto: un EP compuesto por tres canciones, ‘Agua’, ‘Maracuyá’ y ´Parchaita’.
‘El Bolero’, en el trabajo que proponen los dos músicos bogotanos, extiende la huella que los ritmos latinos dejaron en el continente y los acercan a la modernidad. No es casualidad, las expresiones musicales de antaño, formaron generaciones enteras a través de la letras profundas y melodías delicadas.
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