(Bogotá D.C., Colombia)
Por, Olugna
No son días fáciles, nunca lo han sido. Desde que nos desprendemos de la cápsula materna, empezamos a enfrentarnos a la tragedia que supone la vida. Crecer, es caminar por un campo de batalla incierto en el que ignoramos cuándo pisaremos la próxima mina. Cada explosión desmorona aquello que considerábamos sagrado; cada estallido fragmenta un trozo de nosotros mismos. Desde que salimos del útero, inicia un conteo regresivo que no sabemos cuándo terminará.
Cada día podría ser el último, pero también el primero: una paradoja sin tiempo que se desliza por una espiral interminable hasta que la muerte decida lo contrario. Si la vida fuese una pregunta, la respuesta más acertada, quizás, sería: contradicción. En eso, aunque no nos guste, se reduce la experiencia de vivir.
La vida está lejos de ser ese universo optimista en el que todo brilla; todo lo contrario, es sombría, incierta, amenazante. Si se quiere, es un relato literario de giros inesperados, tramas indescifrables y personajes ―algunas veces― descarnados, incompresibles, bondadosos, pero en todo caso, delirantes. Es mejor así, nadie quiere leer una novela predecible incapaz de retarnos. Los finales suelen ser dolorosos; no obstante, en todo lo que los antecede, pueden encontrarse las razones para continuar respirando.
Entre paradojas y contradicciones, aprendemos ―a veces de la peor manera― a encontrar el aliciente, a buscar el escape, a descifrar la salida. En ocasiones, esa epifanía es la respuesta a esa furia interna que nos consume: el día de la ira.
―Es una canción que explora la lucha interna frente al caos emocional y la contradicción entre la resignación y el deseo de tomar control―. Nos explica Dave Pacheco sobre la nueva canción de Ennui: ‘El Día de la Ira’.
Como si fuese un retrato sonoro de la vida, ‘El Día de la Ira’, es un choque de atmósferas musicales: la balada que busca llamar nuestra atención, a medida que los segundos trascurren, se transforma en una descarga pesada de energía donde confluyen el hard rock, el grunge y el stoner, para llegar a esa calma que queda después de toda explosión, aunque solo queden escombros alrededor.
―La ira no es solo un estallido. Es un fuego lento que consume y transforma―, agrega Dave.
La banda sonora de la contradicción que nos propone Ennui, elabora un retrato que trasciende lo musical, para dejarnos en manos de un monólogo íntimo que perfectamente podría ser narrado por cualquiera de nosotros: «Los días pierden su valor lentamente, Caigo en la desesperación tan frecuente».
La lírica, definida por dos estrofas, dos estribillos y un coro, recorre las sensaciones que nos atraviesan cuando estamos próximos a detonar la próxima mina. Es una letra que juega con recursos literarios que refuerzan la intención que persigue ‘El Día de la Ira’: metáforas, hipérboles, paralelismos y anáforas, recrean la angustia que nos derrumba y resalta el instinto natural que nos motiva a resistir, que nos empuja a seguir insistiendo.
«Tal vez el juego no acabó / Solo es tedio / Puedo entregarme a la pasión / O al desprecio»
Sin embargo, el significado de ‘El Día de la Ira’ también puede ser visto desde la crudeza de la realidad: o nos resignamos a la derrota o nos levantamos.
«Si no lo puedo controlar / Qué remedio / Mejor me pierdo en la ciudad / Ponme un precio»
―La letra captura un momento de quiebre, donde la desesperación se convierte en una fuerza transformadora―. Señala el músico. ―Un grito de catarsis frente al sufrimiento acumulado―. Finaliza.